Un 'pancito' que alegra, un trabajo digno y un corazón lleno Una parroquia de Chile monta una Panadería Solidaria para combatir el hambre
Fieles de la comunidad de San Alberto de Sicilia, en el norte de la ciudad de Santiago, responden al desafío solidario aportando a decenas de hogares el alimento más consumido en el país: el pan
Elaboran una media de 400 panes amasados o “hallullas”, de acuerdo con el lenguaje local. Tres laicas realizan esta tarea, en coordinación con el padre Ignacio Gramsch Labra, párroco y vicario zonal
Este emprendimiento se suma al conjunto de acciones sociales que desarrolla la Iglesia católica en el país en favor de la población más vulnerable durante este tiempo de pandemia
Este emprendimiento se suma al conjunto de acciones sociales que desarrolla la Iglesia católica en el país en favor de la población más vulnerable durante este tiempo de pandemia
| Sebastián Sansón Ferrari
(Vatican News).- Se prepara la mesa con todos los utensilios: delantal, mascarillas, alcohol en gel antes de manipular los ingredientes... ¡y manos a la obra! Es la una de la tarde y comienzan a amasar el pan, a colocarlo en el horno y, con paciencia, esperan su cocción. Al hacerse las 18:00 horas, termina el proceso, cuando ponen los panes en bolsas y salen a distribuirlos entre los vecinos más necesitados.
Esta secuencia se repite dos veces a la semana, los miércoles y sábados desde el pasado 6 de junio en la parroquia San Alberto de Sicilia en la comuna de Recoleta, en el sector norte de la ciudad de Santiago de Chile, uno de los países más golpeados por la pandemia.
Tres laicas realizan esta tarea, en coordinación con el padre Ignacio Gramsch Labra, párroco y vicario zonal, “quien es un pilar fundamental en nuestra panadería”, según cuenta Mónica Meza, una voluntaria. Gracias al sacerdote, consiguieron los insumos y el pago para las cocineras. Ellas, que estaban sin trabajo, ahora perciben un ingreso que “no es una gran cantidad, pero nos ayuda en algo para nuestras casas”, explica Meza.
El párroco quería organizar una iniciativa para ayudar a la comunidad más necesitada. Consultó a las laicas que viven en la zona, escribieron el proyecto y lo presentaron a una fundación que ahora lo financia con un pequeño aporte. “Además, hay dos varones que nos colaboran gratuitamente a cocer y repartir nuestro pan”, dice el padre Gramsch. Como una de las líderes del proyecto, Meza se siente feliz por hacer algo por los demás: “A lo largo de mi vida he tratado de ayudar al prójimo gota a gota, pero lo que hoy hacemos me llena el corazón, al saber que gracias a nuestra panadería hay personas que tienen algo para comer”, cuenta con orgullo.
"Esto te lo manda Jesús"
Desde el primer día de funcionamiento elaboran en media 400 panes amasados o “hallullas”, de acuerdo con el lenguaje local. Son contundentes, a diferencia de los fabricados en las panaderías tradicionales. Empleando un quintal de harina (equivalente a veinticinco kilos) producen bolsas con ocho unidades que son entregadas a los agentes pastorales que viven en el área parroquial, quienes conocen a las familias con niños y a las que están pasando más hambre. El “jefe de operaciones” –así llaman al padre Ignacio- subraya el carácter inteligente de esta modalidad, respetando las normas sanitarias vigentes.
“He visto tantas sonrisas en la gente que recibe el pan. Me dicen: ‘Padre, ¡qué bonito, qué sorpresa!’ Con esto no vamos a resolver el hambre de aquí, pero es un granito de arena, es un pancito que alegra y siempre les decimos: ‘Esto te lo manda Jesús’ y la gente se pone contenta. El pan es regalado. Nosotros no cobramos nada”, comenta el presbítero. Este emprendimiento se suma al conjunto de acciones sociales que desarrolla la Iglesia católica en el país en favor de la población más vulnerable durante este tiempo de pandemia.
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