Como editor crítico de "El quijote para citarlo" siempre he preferido regalardo y nunca venderlo.

La idea de mi edición, tan precisa en su citas como las bíblicas, me vino cuando fui invitado como semántico a colaborar con el seminario del Nuevo Testamento de l'UCL, dirigido por  Mons. Decamps et  Jean Giblet.

Desgraciadamente mi obstinación por la gratuidad ha sido vulnerada por el programador del grupo Facebook consagrado a los "Amigos de El quijote para citarlo". Sin contar con mi permiso ha decidido transformar mi página de regalos pedagógicos en un artefacto comercial que no acepto.

El resultado de esta lucha ha sido un problema informático que ha afectado a la gobernalidad editorial por Facebook de unas diez mil personas que siguen los tres grupos que dirijo y codirijo: Muro Facebook, Constitucionalistas-internacionalistas y "Amigos de El quijote para citarlo" 

El remedio que emplea para remediar su entuerto es fatal, puesto que produce un círculo vicioso que en vez de reabrirme el acceso al puesto de mando rechaza mi llave de entrada como editor.

El Quijote para citarlo
Salvador García Bardón, profesor emérito de la UCL,
27.01.2007

Citar el Quijote con un sistema simple, preciso y rápido de referencias textuales.

 Durante toda mi vida me he dicho que la manera habitual de citar los textos del Quijote no era nada práctica.
Dispuesto a resolver este problema, decidí y prometí, cuando publiqué una Gramática intencional del Español (Lovaina, 1989) y una Semántica lexicológicadel Español (Lovaina, 1990), que iba a proponer una nueva lectura crítica de los textos cervantinos, dotando mi edición de un sistema simple, preciso y rápido de referencias textuales.
Las referencias a los textos del Quijote no se harían en adelante ni a la inmensidad de los capítulos, en los que es fácil perderse, ni a la extrema diversidad de las páginas, consecuencia de las diferentes ediciones empleadas, sino a las réplicas dialogísticas y a los párrafos, ambos editorialmente establecidos y numerados.
Como es sabido, tanto las ediciones príncipes de 1605 y de 1615 de los textos cervantinos como todas las ediciones posteriores, hasta mediados del siglo diecinueve, carecían de divisiones en párrafos y en réplicas dialogales, con la excepción de las poesías.
Juan Eugenio Hartzenbusch fue el primero en establecer este tipo de divisiones, en su edición del Quijote de mediados del siglo diecinueve. Una vez iniciado este proceso de clarificación editorial moderna de los textos cervantinos, cupo el honor de continuarlo al insigne cervantista osunense don Francisco Rodríguez Marín. La división en párrafos y réplicas, adoptada en su edición del Quijote de 1911, para la colección de los «Clásicos castellanos», es la que mayor influencia ha ejercido sobre ediciones posteriores, al ser empleada por otros editores como texto original para la imprenta.
El mismo deseo de clarificación editorial presidió los trabajos del inolvidable investigador valenciano Vicente Gaos y de los dos grandes maestros catalanes del cervantismo crítico actual Martín de Riquer y Francisco Rico Manrique, fieles continuadores de la ingente obra hispanista de la escuela filológica de Barcelona. Aceptando básicamente las divisiones de Hartzenbusch y de Rodríguez Marín, las han aumentado en cantidad y en calidad.
Mi trabajo ha consistido en dar un paso más en esta misma dirección, intentando mejorar la eficacia del sistema adoptado, no sólo como ayuda para la lectura, sino como instrumento para citar con precisión cualquier lugar del Quijote.
Para ello, he añadido algunas divisiones, he hecho desaparecer los saltos de línea de las poesías, para citarlas fácilmente en mi diccionario enciclopédico, sin ocupar demasiado espacio, reemplazando los saltos con un signo convencional de pausa, y he dotado a cada una de las divisiones establecidas de un número compuesto de identificación, que nos permitirá a todos, de aquí en adelante, el citar los textos del Quijote con precisión, claridad y facilidad.
Estos números se componen de tres partes separadas por puntos, por ejemplo: II.25.20. La primera parte, en cifras romanas, se refiere al volumen del Quijote; la segunda y la tercera, en cifras árabes, se refieren respectivamente al capítulo y al párrafo o réplica citados. En nuestro ejemplo tenemos el número compuesto que nos conduce directamente a la réplica de maese Pedro, respondiendo a don Quijote a propósito del mono adivino: «—Señor, este animal no responde ni da noticia de las cosas que están por venir; de las pasadas sabe algo, y de las presentes, algún tanto.», II.25.20.
Se añade a esta tríada un cuarto miembro, cuando nos ha parecido oportuno introducir subdivisiones dentro de un párrafo excesivamente largo.

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© Salvador García Bardón, Taller cervantino del“Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, 2005.
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