Lección final de Juan Masiá, SJ
Hay formas de darnos noticias que nos hieren en las entrañas como puñales. Así han sido las formas que han adoptado numerosos plumíferos de la prensa española, para tratar el cese de mi colega Juan Masiá como director de la cátedra de bioética de la Universidad Pontificia Comillas.
Parece como si una jauría de carroñeros se hubiera lanzado sobre un cadáver, que sería, no el suyo, sino el de la Compañía de Jesús y el de la Iglesia, para regalarse con sus vísceras.
Estoy convencido de que esta manera de proceder hiere más que consuela no solamente al propio Juan Masiá y a mí, que esto escribo sufriendo con él como representante de sus innumerables admiradores y colegas europeos, sino al conjunto de nuestros compañeros jesuitas y al conjunto de los fieles católicos.
Para que los lectores de buena voluntad, tanto creyentes como no creyentes, comprendan la manera de vivir esta situación el propio Juan Masiá, edito aquí su Lección final, antes de la jubilación, dada en la Cátedra de bioética de la Universidad Pontificia Comillas el 18 de enero del 2006.
‘CAMINAR, TENDER PUENTES Y VIVIR EN LA FRONTERA’
Lección final, antes de la jubilación
JUAN MASIÁ CLAVEL, jesuita; profesor propio ordinario de Antropología filosófica en la Facultad de Ciencias humanas y sociales, y de Teología Moral en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas; Director de la Cátedra de Bioética de la misma Universidad.
MADRID.
Con la brevedad aconsejable para estas ocasiones, elijo los tres textos bíblicos siguientes:
- Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan (Lc 24, 35).
- Según el Camino, que ellos llaman secta, doy culto al Dios de mis padres (Hechos 24, 14).
- Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28, 20).
El primer texto está tomado del camino de Emaús. Invita a encontrar a Jesús en el camino, en el pan y en la palabra; es decir, en la vida cotidiana, el compartir fraternal y el repartir justo, y en la comunicación alegre y esperanzadora de su Buena Noticia.
En el segundo texto, Pablo opta por el Camino y rechaza las estrecheces del grupo exclusivista (“secta”) y de la institución inmovilista (“ellos”).
En el tercer texto convergen los diversos lenguajes sobre la presencia del Crucificado Vivo para siempre. A la pregunta “¿Dónde está?” se responde de cinco maneras:
A) Está arriba: es el lenguaje de la Ascensión en clave apocalíptica de victoria. (Lc 24, 51)
B) Está a la derecha del Dios Padre/Madre: es el lenguaje escatológico recapitulación definitiva. (cgf. Heb 10, 12-13).
C) Está delante: es el lenguaje de la praxis y la cotidianidad. (Mc 16, 15).
D) Está en todo: es el lenguaje místico-cósmico. (Ef 4, 10; Jn 20, 17).
E) Está al lado: es el lenguaje de la comunidad en misión ad extra para tender puentes y vivir en la frontera. En este lenguaje se concentran los otros cuatro, es paradigma para pensar la iglesia, la comunidad y la misión. (Mt 28, 20).
La comunidad que camina, practicando el mensaje de Emaús, confronta tres tentaciones:
A) Reducirse a ser una institución y vivir para mantener la institución.
B) Convertirse, en el extremo opuesto, en secta, rechazando lo de fuera con exclusivismo e idolatrando a fundadores con culto a la personalidad.
C) Mantener un equilibrio diplomático entre ambos extremos, mediante el recurso a dobles estándares o dobles vidas, callar lo que se piensa y silenciar a quien se atreva a destapar el fraude.
Estas tres tentaciones se superan mediante la “cuarta vía”, mostrada en el citado texto de los Hechos: el Camino, la conversión, cambio y reforma continuos, la renuncia a instalarse en instituciones o encerrarse en sectas y el ánimo para conjugar mística y política, reconciliación y profecía.
Ignacio de Loyola captó esto muy bien. Quienes hemos heredado su pedagogía espiritual a través de los Ejercicios espirituales sentimos la vocación para vivir caminando, tendiendo puentes y haciendo equilibrios en la frontera. A veces habrá que hacer equilibrios de cuerda floja para estar en la frontera: entre la investigación y la divulgación, entre la investigación y la educación, entre estar presente en los medios y no dejarse manipular por ellos, entre la pastoral y la labor en tierras de marginación, entre la espiritualidad y la moral, entre Oriente y Occidente, entre Roma y Jerusalén, entre ciencias y creencias, entre la fidelidad y la creatividad, entre la pastoral ad intra, y la misión ad extra.
Para vivir con optimismo y alegría bailando en la cuerda floja nos anima la esperanza, “segura y sólida ancla del alma” (Heb. 6, 19). (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
En Madrid, en la Cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia Comillas, a 18 de enero, del 2006.