Jesús es digno de crédito, con el apóstol confieso: “Señor mío y Dios mío”. 20 Abril: Domingo de Pascua

Mensaje de Pascua,20 de abril 2025
Querido amigo: Hace 1700 años que la Iglesia profesó su fe en Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre. En Pascua, es momento propicio de confesar la fe en Jesucristo: “Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero. Por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras” (Creado de Nicea, Año 325)
El papa Benedicto XVI formuló de una manera luminosa la identidad del cristiano: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Benedicto XVI, DCe 1). Creer no es una ideología, ni una ascesis o un código de moral. Se cree en una persona, a una persona, a Jesucristo.
Las mujeres, los apóstoles, los discípulos ofrecieron el testimonio de lo que habían visto, oído, gustado y palpado. San Pablo VI nos dejó la síntesis evangelizadora: "El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio" (EN 41).
Creer es abrirse a la relación más sorprendente, al poder amar a Dios por saberse amado por Él, por lo que siempre se siente esperanza. Tener fe es el don de percibir la manifestación de la bondad y de la belleza en todo lo creado.
Jesucristo es verdad, aunque no lo veo. Él está, presencia viva, sin protagonismo narcisista. Puedo hablarle, Él me escucha, siente mi presencia gratuita. No importa el sentimiento, ni el vacío oscuro. Por Él caigo de rodillas, derramo el tiempo y permanezco silencioso. Solo por Él recobro coherencia. No importa el valor de la ofrenda, es ganancia perderlo todo, ser libre, siendo esclavo, servidor con los dones recibidos.
Hoy es posible la invisible tangibilidad del abrazo. Todo se remece de amor, sin que nadie perciba su figura. Es brisa, templanza, paz, ancla del alma, sosiego, sin merma de luz interior, estabilidad del ánimo, anhelo, halo, a la vez que presencia, relación de amor.
El Tú del Resucitado colma la estancia, sumerge la mirada en un destello íntimo. Se ausenta el deseo; sin palabras se oye; sin tocar se palpa, y se expande el perfume de la Pascua Florida. Es cierta la vida en esperanza, porque Cristo ha resucitado.
Propuesta
Jesús es digno de crédito, con el apóstol confieso: “Señor mío y Dios mío”.