“Judá e Israel vivieron en seguridad, cada uno bajo su parra y bajo su higuera, desde Dan hasta Berseba, todos los días de Salomón” (1Re 5, 5).
La parra es una variante de la vid, según se hayan podado los sarmientos, y en la Biblia representa la estancia serena y pacífica, donde cabe permanecer a la puerta de la casa bajo la pérgola que forma el emparrado, señal de paz, de convivencia y de bienestar. “Se sentaba cada cual bajo su parra y su higuera y no había nadie que les inquietara” (1Mac 14, 12). Si aplicamos esta imagen al tiempo de Adviento, cabe relacionar la estancia serena bajo la parra con la expectación confiada de la venida del Señor, Príncipe de la paz.
Los profetas anuncian la venida del Señor, o sea los tiempos mesiánicos, con imágenes que dan esperanza, alegran el corazón, ponen ilusión en quienes dan fe a la promesa del Señor de que el páramo y el desierto se convertirán en vergel. “Pondré agua en el desierto (y ríos en la soledad) para dar de beber a mi pueblo elegido” (Isa 43, 20). La imagen del emparrado, reunida la familia en armonía, disfrutando del descanso a la caída de la tarde, refleja los tiempos mesiánicos, y la alegría de los que confían y esperan las promesas del Señor.
¿Convives con los tuyos de manera serena y afable?