“Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que sois en todo extremadamente religiosos. Porque, paseando y contemplando vuestros monumentos sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: “Al Dios desconocido”. Pues eso que veneráis sin conocerlo os lo anuncio yo” (Act 17, 22-23).
Ante la sed de trascendencia, las ofertas de espiritualidad, la búsqueda consciente de sentido y el deseo de reconciliación personal, la predicación de Pablo en el areópago de Atenas revela que el argumento evangelizador no se funda en estrategias discursivas ni en filosofías ideológicas, sino en el testimonio vivo de los creyentes en Jesús.
Pablo quedó decepcionado al esgrimir un argumento fundado en la religiosidad del pueblo y en las fuentes literarias para presentar a Jesucristo muerto y resucitado, al ver que la mayoría de los oyentes se marcharon sin acoger la verdad del Misterio Pascual. 'Al oír "resurrección de entre los muertos", unos lo tomaron a broma, otros dijeron: "De esto te oiremos hablar en otra ocasión".
Ante el fracaso sufrido, el apóstol comprendió que el argumento que debía exponer no era otro que la vida y muerte del Señor: 'En cuanto a mí, Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.' (Gal 6, 14)"
¿En qué fundas tu fe en Jesús?