Se estrena el film Apaiz kartzela, presentado en el ‘Festival de Cine y Derechos Humanos’ de Donosti Apaiz kartzela / Cárcel de curas: Memoria de una lucha liberadora

Apaiz kartzela / Cárcel de curas
Apaiz kartzela / Cárcel de curas

"Estos sacerdotes tomaron la decisión de su compromiso por la defensa de los derechos de Euskal Herria y otros pueblos del Estado y por una Iglesia libre y fiel al evangelio"

"Expresa la contundente ruptura con una situación insostenible de sometimiento político y eclesiástico. Querían una Iglesia no resignada ante la injusticia, sino comprometida con su pueblo y liberadora según el evangelio"

"La cárcel de Zamora constituyó la dramática reacción, agudizada y contundente de un sector de la Iglesia opuesto frontalmente a la connivencia Iglesia-Estado en el ‘nacionalcatolicismo’"

"Zamora fue, en una Iglesia cómplice, silenciada y silenciosa, un clamor de libertad ante una sociedad maniatada y sufriente"

Se estrena estos días el film Apaiz kartzela, presentado en el ‘Festival de Cine y Derechos Humanos’ de Donosti, el pasado mes de abril. Se proyecta en salas de País Vasco y en otras del Estado como Madrid, Catalunya, Galiza. Se encuadra dentro de la memora histórica evocando las luchas que, a lo largo de los años del tardofranquismo, tuvieron como protagonistas a un grupo de sacerdotes de Bizkaia, llamado ‘gogortasuna’, de Gipuzkoa y de otros lugares en los que se proyecta el film.

Estos sacerdotes tomaron la decisión de su compromiso por la defensa de los derechos de Euskal Herria y otros pueblos del Estado y por una Iglesia libre y fiel al evangelio. Fueron recluidos en la cárcel de Zamora (1968-1976), llamada ‘concordataria’, debido al acuerdo con el Concordato entre la Santa Sede y el Gobierno español para, en caso de prisión de sacerdotes, mantenerlos aislados del resto de los presos.

Curas encarcelados en la concordataria

Esta película no es sólo el relato de la tensión entre aquellos sacerdotes, la jerarquía eclesiástica y el régimen dictatorial. Expresa la contundente ruptura con una situación insostenible de sometimiento político y eclesiástico. Querían una Iglesia no resignada ante la injusticia, sino comprometida con su pueblo y liberadora según el evangelio.

La cárcel de Zamora constituyó la dramática reacción, agudizada y contundente de un sector de la Iglesia opuesto frontalmente a la connivencia Iglesia-Estado en el ‘nacionalcatolicismo’ y a su silencio ante la represión nacional y social, donde cualquier intento de reclamar justicia ante el sistema dictatorial franquista era perseguido en todas su formas y con los medios más brutales, como la tortura.

El Concilio Vaticano II acababa de celebrarse (1962-65). Una nueva conciencia social y política estaba gestándose en diversos grupos de la Iglesia. Las diócesis iniciaban una compleja andadura de aplicación de aquel Concilio. Comenzaron a emerger grupos de todo tipo. Grupos de JOC, HOAC, y otros, tuvieron particular importancia para la evolución de la conciencia cristiana ante la represión.

En este contexto los acontecimientos de la cárcel de Zamora, que narra Apaiz kartzela, adquirieron una relevancia especialmente significativa tanto eclesial, como política y social. Socababan, en efecto, los cimientos que sostenían la arquitectura de la Iglesia de cristiandad y aquel túnel trataba de abrir aire de libertad para el Pueblo, para sus sufrimientos, situaciones, luchas, desde el evangelio. Reclamaban otro modelo de Iglesia defensora de los derechos políticos y sociales.

Cárcel concordataria

Se mantuvo, durante varios años aquella cárcel infame y humillante y no se atendieron sus peticiones para ser tratados, al menos, como los demás presos. Las acciones extremas de fuga, la huelga de hambre y la quema de aquel recinto, que el film recuerda y narra en boca de sus protagonistas, eran recursos extremos para denunciar una situación insostenible de injusticia.

Apaiz kartzela muestra una lucha dolorosa y dura que testimonia la profunda reflexión y compromiso de quienes entendieron que su manera de ser sacerdotes y creyentes era sirviendo liberadoramente a su Pueblo. Sintiéndose pertenecientes a la Iglesia, Pueblo de Dios, denunciaron a unos dirigentes que en su mayoría, en lugar de defenderla en sus miembros más humillados, colaboraban en el sometimiento de las conciencias desde su poder eclesiástico.

Zamora fue, en una Iglesia cómplice, silenciada y silenciosa, un clamor de libertad ante una sociedad maniatada y sufriente. Aquella cárcel se cerró. Pero la memoria histórica de aquellas reivindicaciones de verdad, de justicia y libertad siguen vigentes. También para una Iglesia que ha silenciado estos hechos y donde hoy sectores influyentes tratan de mantener un organigrama eclesiástico conservador, que evite cualquier ‘desviación tendenciosa’.

Cárcel concordataria de Zamora

Por todo ello la memoria de estos testigos de nuestra historia, el relato de su lucha en Apaiz kartzela, es una invitación a sentirnos comprometidos con ellos y con todas las víctimas, por la memoria, la libertad, la reconciliación y la paz desde la justicia.

Herria 2000 Eliza, Comunidades Cristianas Populares, Coordinadora de Sacerdotes de Euskal Herria

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