Un filme icónico que provocó controversia por su crítica a los fanatismos religiosos Cuarenta y cinco años de 'La vida de Brian': sátira, polémica y sonrisas
"Lo que hicieron estos seis jóvenes cómicos y todos sus colaboradores fue una parodia del cristianismo y la religión sin la figura de Jesús, quien sólo aparece puntualmente en el filme para dar contexto a la historia de Brian Cohen"
Peio Sánchez: "Una película excepcional y de sátira cómica hacia los fundamentalismos hecha a partir del humor
Ángeles Almacellas: Una "terrible falta de respeto hacia los creyentes en el Dios de la Revelación —incluyendo judíos y cristianos— al reírse de lo sagrado para ellos"
Ángeles Almacellas: Una "terrible falta de respeto hacia los creyentes en el Dios de la Revelación —incluyendo judíos y cristianos— al reírse de lo sagrado para ellos"
| Xavi Pete/ Flama
(Flama) Este 16 de septiembre se cumplen exactamente 46 años desde que los Monty Python comenzaban cuarenta y un días de rodaje en Túnez para acabar llevando a las salas de cine, un año después, La vida de Brian.
Con esta película sus protagonistas obtuvieron, en Nueva York y en tan sólo un fin de semana, 140.000 dólares y, sin esperárselo, consiguieron que se convirtiera en una de las obras más emblemáticas sobre Jesucristo, con una distancia más que cuestionada por muchas voces cercanas a la fe católica durante todos estos años. Así lo advierte el guionista y periodista Javier Duran en su primer ensayo, titulado ¿Qué han hecho los Monty Python por nosotros? (Plataforma, 2024).
"Lo que hicieron estos seis jóvenes cómicos y todos sus colaboradores fue una parodia del cristianismo y la religión sin la figura de Jesús, quien sólo aparece puntualmente en el filme para dar contexto a la historia de Brian Cohen", escribe Duran refiriéndose al protagonista de esta obra, un joven de 33 años, de madre judía y de padre romano. Pero la película labró la polémica incluso antes de estrenarse en Estados Unidos por parte de cristianos, judíos y protestantes, como recuerda este ensayo.
Quien no cree que sea una película antirreligiosa es el sacerdote Peio Sánchez, director de contenidos de la Muestra de Cine Espiritual de Cataluña. "Ni tampoco creo que sea adecuado utilizar tanto el concepto 'blasfemia' —por otra parte, un término teológico— para valorar determinadas obras artísticas", afirma el experto, partidario de optar por otras expresiones como "mal gusto" o "falta de respeto social". Puesto a definir La vida de Brian, el párroco de la parroquia de Santa Ana de Barcelona habla de "película excepcional" y de "sátira cómica hacia los fundamentalismos hecha a partir del humor", un ingrediente que allanó el camino de los Phyton.
"Como sátira religiosa -continúa-, la obra apunta hacia una crítica inteligente a deformaciones religiosas, como el papel de los personalismos, la tendencia al espectacular o la falta de espíritu libre y crítico"
La película realiza, como indica Sánchez, "una crítica a los fanatismos basados en la manipulación de los sentimientos desde los prejuicios y las ideologías". Un aspecto que en la actualidad, para el sacerdote, resultaría necesario para abordar situaciones como la polarización política "y, también, la religiosa", señala. "Como sátira religiosa -continúa-, la obra apunta hacia una crítica inteligente a deformaciones religiosas, como el papel de los personalismos, la tendencia al espectacular o la falta de espíritu libre y crítico".
Entre el sacrilegio y la irreverencia
Sin creer tampoco que se trate de ninguna blasfemia, sino de una "terrible falta de respeto hacia los creyentes en el Dios de la Revelación —incluyendo judíos y cristianos— al reírse de lo sagrado para ellos", la directora de CinemaNet- Madrid, Ángeles Almacellas, argumenta su interpretación sobre la obra magna de los Monty Python reprochando un aspecto que considera clave, "la burla humillante de quien abusa de su situación privilegiada de poder y duele a alguien divulgando una película o un escrito", tal y como hacen los cómics. "El acoso escolar o virtual, que incluye ridiculizaciones y burlas, es exactamente lo mismo", dice la experta.
Pero Almacellas remarca que la intención, en ese caso, no fue la de ofender. "Los cineastas, de hecho, fueron los más asombrados al ver la reacción de mucha gente", reflexiona. Estos, en lugar de disculparse, decidieron crear un discurso, que ha llevado a la obra a verse años después como irreverente, y no como sacrílega. "Hoy en día, aunque a los más puristas les cueste más hacerlo, a la mayoría se nos escapa una sonrisa con alguna escena —apunta la biblista Mar Pérez—; siempre es bueno sabernos reír de nosotros mismos".
Una película que no es ninguna lección para fieles ni teólogos
"Este cambio de mentalidad en la sociedad a la hora de digerir la película ya empezaba a estar en los años noventa, y ahora está más", recuerda el actor y humorista Joan Pera, que puso voz La vida de Brian en el doblaje en catalán. Si no hubiera sido así, precisa, "todavía deberían tratarse cinematográficamente los Evangelios en un contexto en el que la Iglesia católica siguiera siendo estricta, como lo era hace exactamente cuarenta y cinco años".
A diferencia de lo que dijo su director, Terry Jones, para defenderse de las críticas recibidas, la película "no debe concebirse como una lección o un espejo para reflexionar sobre la religión, ni para los fieles ni para los teólogos", manifiesta Almacellas. Su justificación es que la relación personal del hombre con Dios es lo más radical de la existencia humana y, como explica, "pertenecer al pueblo de Dios es la máxima dignidad que puede existir".
De este modo, La vida de Brian se puede acabar observando, en palabras de Peio Sánchez, como una afirmación de la teología de la esperanza: "Sobre todo, cuando una sonrisa o una canción, como ocurre al final de la película, tiene sabor y aroma de trascendencia", remacha el especialista cinematográfico.
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