"No deseo otra cosa que el Papa Francisco se recupere y retome su agenda cotidiana" Balances y Papables, pero de momento todo en modo espera

Conclave, la parábola del útero de Dios
Conclave, la parábola del útero de Dios

No deseo otra cosa que el Papa Francisco se recupere y retome, con probablemente una menor actividad, su agenda cotidiana. Y rezo para ello, aunque otros, con alzacuellos incluidos, han puesto botellas de cava, prosecco o de champagne a enfriar, según la latitud geográfica.

Sin duda, el Papa Francisco, ha provocado que la Iglesia católica haya avanzado a pasos de gigante en muchos dominios, en otros no se ha movido ni un milímetro, pero probablemente ha puesto las bases para que el posible sucesor pueda seguir profundizando y tomando decisiones más concretas.

La Iglesia católica no puede seguir perdiendo trenes y llegando tarde a muchas cuestiones que se plantean en nuestros tiempos de manera ya muy urgente. El celibato opcional está a la espera de un estudio lúcido y serio de su viabilidad y aplicación.

Algunas cuestiones internas también tendría que plantearse seriamente: Una elección del Papa más universal y de los obispos menos secretista; una participación de los laicos más cualitativa en la vida eclesial en general, un mayor compromiso con los jóvenes, es decir con el presente y el futuro…

A la espera de su pronta recuperación o de su paso al Padre nos avanzamos a la especulación. Me contaba un cardenal que, unos días antes de empezar el Cónclave que eligió a Bergoglio, le invitó a comer a su casa y que estuvieron de acuerdo en departir sobre los criterios de elección, pero no de nombres. Me gustaría plantear las dos cosas, primero los criterios, y después los nombres.

Me permito añadir al dominico Vesco, al que conocí en Jerusalén en L´Ecole Biblique, y que desarrolla su ministerio episcopal en Argelia. Un hombre bien preparado y con una cabeza bien clara

No deseo otra cosa que el Papa Francisco se recupere y retome, con probablemente una menor actividad, su agenda cotidiana. Y rezo para ello, aunque otros, con alzacuellos incluidos, han puesto botellas de cava, prosecco o de champagne a enfriar, según la latitud geográfica. Dicho esto, no sabemos si será el momento, pero nos tenemos que preparar, ya que más pronto que tarde, llegará la sucesión. Los años y los achaques no perdonan. La salud le está pasando factura, aunque como afirman los buenos cercanos, no los cuervos, la lucidez y el buen humor no le faltan.

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Sin duda, el Papa Francisco, ha provocado que la Iglesia católica haya avanzado a pasos de gigante en muchos dominios, en otros no se ha movido ni un milímetro, pero probablemente ha puesto las bases para que el posible sucesor pueda seguir profundizando y tomando decisiones más concretas. Por supuesto, ha desarrollado con toda naturalidad un estilo de vida más sencillo, fraterno y cercano a la gente y sus problemas. Pero una de las aportaciones ha sido todo el trabajo desarrollado en los cuestiones de la Sinodalidad. Una Eclesiología, nacida en el Concilio Vaticano II con el concepto de Pueblo de Dios. Una comprensión de la Iglesia compatible con el concepto de jerarquía entendida como ministerio, pero no con la demoniaca “clericalización”, vestigio medieval. Sin embargo, una Sinodalidad, a la que le falta una mayor participación de la mujer a todos los niveles. Una reflexión lúcida y profunda a la luz de los datos teológicos en su conjunto, antropológicos y sociológicos  nos debería llevar a decisiones en este campo. A Francisco le está faltando, a pesar de sus esfuerzos, empujar un poco más en esta línea…

Acompañar los desafíos de la sociedad
Acompañar los desafíos de la sociedad Ryoji Iwata

La Iglesia católica no puede seguir perdiendo trenes y llegando tarde a muchas cuestiones que se plantean en nuestros tiempos de manera ya muy urgente. El celibato opcional está a la espera de un estudio lúcido y serio de su viabilidad y aplicación. Hace poco me comentaba un obispo, con cierta amargura, la cantidad de sacerdotes que habían dejado el ministerio en su Diócesis. Siempre se decía aquello de “doctores tiene la Iglesia”, pero últimamente parecen todos rancios y obsoletos, cortados por el mismo trazo. Esperemos una nueva primavera de teólogos en las líneas que está trazándoles Francisco. 

Algunas cuestiones internas también tendría que plantearse seriamente: Una elección del Papa más universal y de los obispos menos secretista; una participación de los laicos más cualitativa en la vida eclesial en general, un mayor compromiso con los jóvenes, es decir con el presente y el futuro…por apuntar algunas cuestiones importantes, y que ponen a prueba la credibilidad de las intenciones sinodales de la Iglesia Universal, Local y Parroquial. Educar a los seminaristas en estas coordenadas es absolutamente necesario y vital. Y no en visitar las sastrerias romanas para tomar las medidas de los trajes talares, práctica muy extendida en muchos seminarios diocesanos en sus correrías por la ciudad eterna. A pesar de todo el balance del Papa Francisco es muy positivo, ya que ha despertado mucha esperanza en la Iglesia. Y su palabra es siempre muy libre, clara y contundente.

Papa Francisco. Ecumenismo.
Papa Francisco. Ecumenismo.

También el el área ecuménica, Francisco, ha creado un ambiente de reconocimiento fraterno y tomado iniciativas, que han mostrado una Iglesia Católica más humilde y menos impositiva o condenatoria frente muchas Iglesias hermanas y otras religiones. Siempre anda a la búsqueda da de puentes y posibilidades. 

En cuanto a cuestiones de geopolítica internacional, una posible desaparición del Papa Francisco, nos crea una cierta desazón ante la ascensión de liderazgos peligrosos  y el crecimiento por doquier de la ultraderecha. Francisco es un hombre que ha levantado la voz y realizado gestos proféticos, justamente para atraer la atención sobre los inmigrantes, ahora descartados y desechados en muchos países. los pobres van a sentir una cierta orfandad, ya que el Papa es un gran defensor de su causa. También el Planeta y el medio ambiente sufrirán el golpe del capitalismo depredador, ya que una posible desaparición del Papa Francisco hará que esta sensibilidad que está poco a poco calando en la Iglesia puede debilitarse. Estos peligros no se pueden descartar, minimizar, y menos en estos momentos.

Tres cardenales en una imagen de la película 'Cónclave'
Tres cardenales en una imagen de la película 'Cónclave'

A la espera de su pronta recuperación o de su paso al Padre nos avanzamos a la especulación. Me contaba un cardenal que, unos días antes de empezar el Cónclave que eligió a Bergoglio, le invitó a comer a su casa y que estuvieron de acuerdo en departir sobre los criterios de elección, pero no de nombres. Me gustaría plantear las dos cosas, primero los criterios, y después los nombres.

El primer criterio sería que sea un Hombre de Dios, que se lo crea firmemente y sinceramente. Esto me da la impresión que se supone muchas veces. El segundo que sea un Hombre de Iglesia, de convocatoria, de unión, de fraternidad, de calor, no de leyes canónicas y exclusiones. El tercero que sea un Hombre del Hombre, que se tome en serio la Encarnación y la presencia de Dios en los pobres y descartados. El cuarto que sea un Hombre de la Tierra, que asuma la lucha por un aire cada vez más limpio, una agua más clara y una tierra limpia, fecunda , saludable y compartida. El quinto un Hombre de su Tiempo, abierto a los signos de los tiempos y al Espíritu Santo de la Historia, que nos abre a lo esencial y crea horizontes de esperanza.

¿Qué pasará cuando tengan que elegir los Cardenales al posible Papa? El primer problema que se plantearán no son los criterios propuestos, sino uno anterior y que se repite constantemente a poco que uno estudie las historias de los cónclaves: la temporalidad. Dicho en otras palabras, la edad. El dilema para ellos será, si elegimos uno muy joven, y nos sale rana, estamos apañados durante mucho tiempo; y si elegimos uno más anciano, la pena es menos duradera. así funcionan las “cordadas vaticanas”, término que consagró mi amigo José Manuel Vidal, Director de Religión Digital. No obstante el concepto de “ancianidad” ha variado en general debido a la calidad de vida. La pregunta es: ¿Dónde se situaría el descarte de la edad? A mi me parece que los candidatos reales se situarán en torno a los 75 años más o menos. Justamente, a los 75, es cuando los obispos piden la dimisión al Papa. Entre los 65 y 75 se encuentra un buen numero de Cardenales electores.

Consistorio 2024
Consistorio 2024

Normalmente, cuando vaticinamos nombres no suelen salir, pero nunca se sabe. Vidal, en una reciente entrevista en Televisión española decía: “Entre los papables estarán Tagle, Pizaballa, Zuppi, Aveline, Grech o Hollerich. O los dos salesianos españoles, Ángel Fernández Artime y Cristóbal López….En caso de un enfrentamiento entre dos papables progresistas, podría tener alguna posibilidad un candidato del sector más moderado, como el mexicano Carlos Aguiar…Podrían tener posibilidades los salesianos Artime y Cristóbal López, los dos son españoles, pero residentes en Roma, el primero, y en Rabat, el segundo”. Me parece que la hora de Tagle ha pasado, aunque por sus cargos se ha dado muchos a conocer y comparto que podría ser un buen candidato; en cuanto al franciscano Pizzaballa, lleva demasiado tiempo en Tierra Santa, sus palabras siempre demasiado medidas en el conflicto palestino israelí pueden ser un arma de doble filo para él; algunos no entienden su excesiva prudencia frente a la barbarie y se preguntan el porqué; entre lo italianos, me permito añadir a Battaglia, actual obispo de Nápoles; y por supuesto comparto las candidaturas de Grech y Hollerich. Más la de Grech. Pero me parece que en este Cónclave los salesianos españoles Artime y López, todavía no ha llegado su hora. Me permito añadir al dominico Vesco, al que conocí en Jerusalén en L´Ecole Biblique, y que desarrolla su ministerio episcopal en Argelia. Un hombre bien preparado y con una cabeza bien clara.  A todo esto ya sabemos de antemano que el Espíritu Santo,  a veces se despista en la capilla sitian, y nos da una sorpresa. esperemos que sea agradable. También confundimos los deseos con las realidades.

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