"A lo mejor tendremos que establecer una carnet de pureza ritual o algo por el estilo" Bendigamos a Munilla y Sanz
Raúdos y valientes han salido, Sanz y Munilla, como mastines a desprestigiar a la “Fiducia Supplicans”... ¡Cual cancerberos del sistema o guardianes de las esencias de la vida cristiana se han aprestado o poner sus puntos sobre las íes! Así todos nos quedamos tranquilos para eso están ellos. Zipi yZape se bastan para poner orden en esas veleidades de este Papa.
Estos señores, lamentablemente, necesitan aprender la hermenéutica del amor y de la misericordia. Esa que, sin duda llevará a muchos sacerdotes a aplicar con gran capacidad de discernimiento la propuesta altamente prudente del Documento. Probablemente ellos pensaban que algún sacerdote en la fiesta del “Orgullo Gay” se lanzaría con una manguera a bendecir todo lo que pudiera ponerse por delante.
Raudos y valientes han salido, Sanz y Munilla, como mastines a desprestigiar a la “Fiducia Supplicans”, documento vaticano, firmado por el Papa, que permite las bendiciones pastorales a parejas en situación irregular y uniones de personas del mismo sexo. ¡Cual cancerberos del sistema o guardianes de las esencias de la vida cristiana se han aprestado o poner sus puntos sobre las íes! Así todos nos quedamos tranquilos para eso están ellos. Zipi yZape se bastan para poner orden en esas veleidades de este Papa.
En primer lugar, mis queridos prelados, una lectura atenta de este Documento y del anterior - el de Ladaria de 2021- , sin los prejuicios rancios que os invaden, os llevaría a la conclusión que hay una clara continuidad entre ellos, ninguna ruptura doctrinal, tan sólo una profundización de índole pastoral. Probablemente, el primero, gritaba la necesidad del segundo.
Estos señores, lamentablemente, necesitan aprender la hermenéutica del amor y de la misericordia. Esa que, sin duda llevará a muchos sacerdotes a aplicar con gran capacidad de discernimiento la propuesta altamente prudente del Documento. Probablemente ellos pensaban que algún sacerdote en la fiesta del “Orgullo Gay” se lanzaría con una manguera a bendecir todo lo que pudiera ponerse por delante.
Estamos hablando de gente cristiana o de sensibilidad cristiana, y muchos de ellos practicantes, a los que hemos condenado a realizarse cristianamente en una cierta clandestinidad. Tampoco se trata de blanquear situaciones, sino de ofrecer la bendición a quien la pide y la necesita, reconociendo su situación, sin exhibicionismos ni complejos.
No olvidéis, Munilla, Sanz and Company, que en nuestra propia casa, la santa madre la Iglesia, existen muchas situaciones irregulares de sacerdotes, religiosos… que no sólo reciben la bendición, sino que tienen la capacidad de bendecir y habría que ver cual es su situación. Mejor que seamos prudentes a la hora de determinar quien está dentro y quien está fuera, no sea que la Reina de Saba se levante el día del juicio final y nos sorprenda a tirios y troyanos. A lo mejor tendremos que establecer una carnet de pureza ritual o algo por el estilo. No olvidemos que en el pasado hemos bendecido ejércitos y armamento para matar seres humanos. Nostalgias de la época nacionalcatólica…
En cualquier caso invito a leer el Documento, ya que es un modelo de recorrido por el tema de la “bendición”, desde el Antiguo Testamento, pasando por el Nuevo y la actuación de Jesús. Está muy bien trabajado y el salto prudente de la apertura se hace con mucha naturalidad y sin estridencias.
No me escandaliza la falta de sensibilidad para leerlo de estos dos señores, sino que no lo hayan leído probablemente, y que es tanta la rabia que acumulan que les hace perder el “oremus”. ¿Ven algo positivo? ¿No se han encontrado nunca con nadie que les solicite, no una bendición, sino una palabra de misericordia ante su situación?
¡Ay, Jesús, si nuestro Padre Francisco levantara la cabeza te recordaría que la Encarnación fue muy en serio, por eso hace 800 años quiso ver -con sus propios ojos como podía ser el nacimiento del Salvador. Nada humano no es ajeno desde ese momento: el proyecto de Dios sobre el Hombre. ¡Feliz Navidad!