"Se ha atrincherado en un sector eclesial muy lejano de los posicionamientos actuales de la Iglesia" El caso Reig Plá, un aviso para navegantes...
A Reig Pla le ha sucedido, ni más ni menos, lo esperado. Ha presentado su dimisión, de acuerdo con lo establecido por el Derecho, y Roma se ha apresurado a aceptarla. No tiene por qué tener quejas. Al menos podía sospechar que eso era algo que le podía acontecer
Juan Antonio está claro que en nuestro suelo patrio se ha significado por una serie de posiciones, que podríamos calificar claramente de ultra conservadoras. Reig, sin duda, a sido fiel y coherente, con la línea que le llevó al Episcopado
La aceptación rápida de su dimisión es un aviso para todos los que se encuentran en sus mismos parámetros.
A Reig Pla le ha sucedido, ni más ni menos, lo esperado. Ha presentado su dimisión, de acuerdo con lo establecido por el Derecho, y Roma se ha apresurado a aceptarla. No tiene porque tener quejas. Al menos podía sospechar que eso era algo que le podía acontecer. Es posible que se haya cabreado por la decisión romana, pero entraba entre lo previsible. Hace unos años me contaba un obispo misionero insigne que había presentado su dimisión antes de los 75, que Roma había tardado dos años en aceptarla, a pesar de que estaba bien motivadas las razones. Y este mismo obispo me citaba el caso de otro obispo, en parecidas circunstancias, que se había enfadado, porque le habían comunicado inmediatamente la solución. Roma, en estas cosas debe ser desconcertante..
Volviendo a Juan Antonio está claro que en nuestro suelo patrio se ha significado por una serie de posiciones, que podríamos calificar claramente de ultra conservadoras. Reig, sin duda, a sido fiel y coherente, con la línea que le llevó al Episcopado. Probablemente lo deseó desde su más tierna infancia. Cuando le conocí y traté sabía que al final llegaría. La búsqueda de la mitra era un objetivo prioritario. Se convirtió en el adalid de la defensa de la familia, se le dio la cancha suficiente, y llenó la plaza de toros de Valencia. Eran otros tiempos… Y de ahí salió la prelatura.
Desde ese momento, Juan Antonio, hombre listo, oteaba el horizonte ideológico eclesial, en el que pudiera medrar, y arrimarse a aquel sector que le podía favorecer. Evidentemente, en su momento, no se equivocó, pero los tiempos cambian, y no tuvo la cintura de replantearse a fondo sus posicionamientos. Aunque lo hubiera hecho no hubiera sido creíble. Esa inesperada conversión hubiera desconcertado a sus mentores, que todavía esperan, velando las armas, un nuevo Papa.
También las polémicas (homosexuales, terapias, universidades, dineros…) le ha acompañado en las distintas Diócesis que ha ocupado. Las hemerotecas nos pueden ilustrar. Además, nunca ha rehuido estar en el candelero mediático. Lo importante es que los medios hablen de mí aunque sea mal, decía un conocido político de la Comunitat Valenciana, que se encuentra en capilla judicial. No le ha pasado nada, que no lo buscara. Y se ha atrincherado en un sector eclesial muy lejano de los posicionamientos actuales de la Iglesia.
La aceptación rápida de su dimisión es un aviso para todos los que se encuentran en sus mismos parámetros. Y haberlos haylos…en la piel de toro. E incluso marcan el ritmo en una Iglesia que se está quedando atrás en muchas oportunidades de avanzar, y que no caminan, desde luego, al ritmo que marca el Papa Francisco.
¿Dónde recalará? Desde luego, en Valencia hay “overbooking” de obispos. Lo claro es que, de una manera u otra, no dejará de estar en el candelero, a no ser que lo pongan firmes.
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