Y la crueldad de la guerra de Netanyahu sigue en Gaza
El hecho incontrovertible es que más de 100 civiles hambrientos y sin hogar -mujeres, ancianos, hombres jóvenes- que han pasado por un infierno durante los últimos cinco meses fueron aplastados, pisoteados o tiroteados mientras corrían hacia unos camiones de alimentos. Este terrible incidente, junto a las muertes por inanición de decenas de niños marcan el tenor de esta guerra en estos últimos días.
En plena campaña electoral, Israel se ha convertido para Biden en un lastre ingrato. En la semana transcurrida desde el desastre de los camiones de ayuda en Gaza, se ha incrementado la cantidad de ayuda que entra en Gaza a petición de EE.UU. Parte de ella se está lanzando desde el aire, y en breve se pondrá en marcha una ruta de suministro marítimo desde Chipre, bajo supervisión occidental, pero todo el mundo sabe que son paliativos insuficientes.
En estos momentos muchos en Israel se preguntan: ¿Estamos mejor ahora que el 6 de octubre de 2023? ¿Somos más fuertes? ¿Estamos más seguros? ¿Tenemos mayor capacidad de disuasión? ¿Somos más populares? ¿Estamos más orgullosos de nosotros mismos? ¿Estamos más unidos? ¿Mejores en algún sentido? Y la respuesta de muchas personas es inequívocamente no.
Un alto el fuego es necesario para la población, aunque Netanyahu crea que perjudica su estrategia militar, pero en nombre de la humanidad esta situación no puede continuar. Pero sin olvidar poner en marcha negociaciones serias para resolver el conflicto. Pero para esto Israel necesita definirse en unas elecciones, y que el resultado, sea favorable a opciones de paz. Y que Israel a partir de aquí reciba todo el apoyo para garantizar su supervivencia.
En estos momentos muchos en Israel se preguntan: ¿Estamos mejor ahora que el 6 de octubre de 2023? ¿Somos más fuertes? ¿Estamos más seguros? ¿Tenemos mayor capacidad de disuasión? ¿Somos más populares? ¿Estamos más orgullosos de nosotros mismos? ¿Estamos más unidos? ¿Mejores en algún sentido? Y la respuesta de muchas personas es inequívocamente no.
Un alto el fuego es necesario para la población, aunque Netanyahu crea que perjudica su estrategia militar, pero en nombre de la humanidad esta situación no puede continuar. Pero sin olvidar poner en marcha negociaciones serias para resolver el conflicto. Pero para esto Israel necesita definirse en unas elecciones, y que el resultado, sea favorable a opciones de paz. Y que Israel a partir de aquí reciba todo el apoyo para garantizar su supervivencia.
Y la crueldad de la guerra de Netanyahu sigue en Gaza
Después de más de 150 días de guerra, y a la espera de la anunciada invasión terrestre de Rafah, nunca negada, sino todo lo contrario, el horror continúa con toda su crudeza. El hecho incontrovertible es que más de 100 civiles hambrientos y sin hogar -mujeres, ancianos, hombres jóvenes- que han pasado por un infierno durante los últimos cinco meses fueron aplastados, pisoteados o tiroteados mientras corrían hacia unos camiones de alimentos. Este terrible incidente, junto a las muertes por inanición de decenas de niños marcan el tenor de esta guerra en estos últimos días. ¡Hasta cuando Occidente (Europa y Estados Unidos) tolerará este comportamiento del gobierno de Netanyahu! ¡Basta ya! gritaban hace poco el Papa Francisco y el Patriarca Católico de Jerusalén, Pizzaballa.
En estos momentos muchos en Israel se preguntan: ¿Estamos mejor ahora que el 6 de octubre de 2023? ¿Somos más fuertes? ¿Estamos más seguros? ¿Tenemos mayor capacidad de disuasión? ¿Somos más populares? ¿Estamos más orgullosos de nosotros mismos? ¿Estamos más unidos? ¿Mejores en algún sentido? Y la respuesta de muchas personas es inequívocamente no. Sin embargo, después de más de cinco meses de muerte y destrucción sin precedentes, no ha habido ninguna oposición pública a las guerra. Y eso que Israel es ahora mucho menos seguro que antes de la guerra, se enfrenta al riesgo de una escalada regional, sanciones globales y la pérdida del apoyo estadounidense. A esto hay que añadir la cifra diaria de soldados caídos, el hecho de que la mayoría de los rehenes aún no hayan sido liberados; que decenas de miles de israelíes hayan sido desplazados internamente, que la mitad del país sea una zona de peligro. Sin olvidar que Cisjordania amenaza con explotar, y nada puede ocultar el odio sin fondo que ha conseguido sembrar en Gaza, Cisjordania y el mundo árabe. ¿Qué está sacando Israel de esta guerra? Este interrogante flota en el corazón y en la mente de muchos israelíes…Y, aunque el primer ministro Benjamín Netanyahu afirmó recientemente que las cifras de las encuestas sobre Israel en Estados Unidos son positivas, un sondeo de Gallup publicado esta semana mostraba que la opinión de los estadounidenses sobre Israel es la peor de los últimos 20 años. Análisis preocupantes de un conflicto abierto y sangrante que no tiene visos de terminar.
La llegada de una acuerdo de alto el fuego, unas veces cerca otras lejos, podría alcanzarse después de que comience el mes de ayuno en el mundo musulmán. Esa era la fecha fijada por la administración estadounidense y, por ahora, no se vislumbra ningún avance. A primera vista, se trata de una dinámica de negociación clásica. Casi siempre, las posibilidades parecen escasas y los mediadores no proyectan optimismo, hasta el último minuto. y mientras tanto la vida humana parece no importarle a nadie…
El Presidente de Estados Unidos atribuyó la responsabilidad del fracaso de las negociaciones a Hamás, pero eso no es así.… Israel, dijo Biden, había respondido positivamente al plan presentado por Estados Unidos, Egipto y Qatar; ahora se necesitaba una respuesta positiva de Hamás. Y eso, por lo que se sabe, aún no ha llegado. La fórmula básica que se presentó durante un gran número de reuniones en París y El Cairo es ya bien conocida. En una primera etapa, Hamás debería liberar a unos 35 israelíes secuestrados el 7 de octubre: mujeres, ancianos y cautivos enfermos o heridos. A cambio, se liberaría a unos cientos de presos palestinos encarcelados en Israel y se declararía un alto el fuego de unas seis semanas, durante el cual se mantendrían conversaciones para liberar al resto de rehenes israelíes (134 israelíes están retenidos en la Franja de Gaza; el ejército israelí ha anunciado que 33 de ellos han muerto, pero el número real de muertos es probablemente mayor).
Hay tres puntos principales de desacuerdo entre las partes: el número de prisioneros "de peso" que Israel liberará, la naturaleza de la transición a un alto el fuego permanente y el fin de la guerra, y el número de palestinos que regresarán al norte de Gaza.
La cuestión más aguda se refiere a la continuación de los combates. Hamás quiere que la liberación de los rehenes permita terminar el estado de guerra para que sea un seguro para la vida para sus dirigentes. Israel no está dispuesto a proporcionar eso. Desacuerdos mayores, y casi insalvables, Netanyahu no quiere dar la impresión de que todo este esfuerzo no ha servido de nada…Una sed de venganza insaciable que ya se ha llevado por delante más de 30000 palestinos.
En plena campaña electoral, Israel se ha convertido para Biden en un lastre ingrato. En la semana transcurrida desde el desastre de los camiones de ayuda en Gaza, se ha incrementado la cantidad de ayuda que entra en Gaza a petición de EE.UU. Parte de ella se está lanzando desde el aire, y en breve se pondrá en marcha una ruta de suministro marítimo desde Chipre, bajo supervisión occidental, pero todo el mundo sabe que son paliativos insuficientes. Insisto, insuficiente y mientras tanto camiones varados a las puertas de Rafah sin poder descargar sus mercancía humanitaria.
A Netanyahu se le añade ahora una cierta oposición, dada la prolongada guerra en Gaza, entre los demócratas de Estados Unidos y de gobiernos simpatizantes de Europa, algunos de los cuales están considerando acciones simbólicas para promover el reconocimiento de un Estado palestino. Por ejemplo, Holanda, y también Gran Bretaña, han empezado a debatir la imposición de restricciones a la exportación de material de combate a Israel durante la guerra, a la luz de las críticas internas sobre la forma en que se está librando la guerra. Y, a otro nivel, está el peligro que supone el Ramadán. Sin un acuerdo y una pausa en la guerra, la temperatura en el Monte del Templo, y quizá en todo el mundo árabe, puede subir y desencadenar una nueva oleada de manifestaciones de solidaridad con los palestinos en las capitales árabes, como ocurrió al comienzo de la guerra. Una vez más las cosas se complican para el gobierno de Netanyahu, y mientras tanto la cifra de muertos aumenta notablemente, y el odio se está gravemente enquistando.
Un alto el fuego es necesario para la población, aunque Netanyahu crea que perjudica su estrategia militar, pero en nombre de la humanidad esta situación no puede continuar. Pero sin olvidar poner en marcha negociaciones serias para resolver el conflicto. Pero para esto Israel necesita definirse en unas elecciones, y que el resultado, sea favorable a opciones de paz. Y que Israel a partir de aquí reciba todo el apoyo para garantizar su supervivencia. Biden cree que las acciones humanitarias pueden darle oxígeno entre sus seguidores que contestan su manera de tratar el tema de la guerra de Gaza, pero si continúa la brutalidad del gobierno de Netanyahu será difícil que pueda renovar su contrato. Muchas encrucijadas y demasiados entresijos en un conflicto, que estamos dejando que se pudra y el hedor nos está salpicando a toda la Humanidad.