En el día de la Pascua judia: las Plagas de Israel
Hoy los judíos de todo el mundo celebran la Pascua, 14 de Nissan, es decir la liberación de Egipto. La madre de todas las fiestas para Israel. Durante ocho días compran panes ácimos para recordar la salida apresurada de Egipto. en este contexto me llama la atención un duro artículo de un periodista del diario “Haaretz”, Anshel Pfeffer.
Un artículo valiente y de una lucidez increíble que merecía la pena parafrasearlo para que no perdamos de vista todo lo que todavía está en juego en esa zona de Oriente Medio. Esperemos que cuanto antes la presión internacional establezca un alto el fuego y un camino definitivo de solución, aunque parezca utópico y muy complicado, pero esta situación ya no puede demorarse más. Ante nuestros ojos estamos asistiendo diariamente a una masacre no sólo en Gaza, sino también en Cisjordania. Netanyahou con la movida de Irán ha recobrado oxígeno y está siendo letal para el pueblo palestino. Las fiestas de la Pascua esperemos que para el pueblo judío signifiquen un momento de reflexión profunda.
En el día de la Pascua judia: la Plagas de Israel
Hoy los judíos de todo el mundo celebran la Pascua, 14 de Nissan, es decir la liberación de Egipto. La madre de todas las fiestas para Israel. Durante ocho días compran panes ácimos para recordar la salida apresurada de Egipto. en este contexto me llama la atención un duro artículo de un periodista del diario “Haaretz”, Anshel Pfeffer. Quiero dejar que hable el mismo para que la opinión pública sepa lo que muchas personas lúcidas piensan en Israelíes estos momentos tan críticos.
Desde el principio recuerda, Pffeffer, que “El trauma de la masacre de Simhat Torá (fiesta de la alegría de la Tora, el día de la masacre) aún no se ha disipado y los israelíes ya se sientan al séder de Pascua sin los 133 rehenes que siguen cautivos en Gaza, muchos de ellos ya sin vida”. Y afirma tajantemente: “Doscientos días de una guerra criminalmente mal gestionada en Gaza y una serie de errores no forzados y fácilmente previsibles se han sumado al fracaso original del 7 de octubre”. Un juicio inicial severo que irá explicitando a lo largo del artículo.
Y añade sin ningún problema :“El origen de la mayoría de estos fracasos es Benjamin Netanyahu, un primer ministro que intenta eludir su responsabilidad y se niega a ofrecer ideas o estrategias claras, limitándose a eslóganes vacíos. Pero sus socios en el gabinete de guerra y la coalición de gobierno, así como los generales de las Fuerzas de Defensa de Israel, también cargan con gran parte de la culpa”.
Y teniendo en cuenta el relato de las plagas de Egipto que nos narra el libro del Exodo introduce este tema como eje vertebral de sus críticas: “El 7 de octubre, Hamás obligó a Israel a entrar en guerra, una guerra justificada desde su punto de vista. Pero en el tiempo transcurrido entre Simhat Torá y Pésaj, sus dirigentes han infligido plaga tras plaga al pueblo israelí…"
Este periodista piensa que “La precipitada evacuación de decenas de miles de residentes de las ciudades y kibutzim cercanos a la frontera libanesa se llevó a cabo sin ninguna planificación militar o civil…Ni el gobierno ni las IDF intentaron tranquilizar a los civiles y, en su lugar, ordenaron una evacuación… Seis meses después, los evacuados aún no han regresado, muchos están planeando su futuro en otro lugar y el gobierno, en lugar de intentar idear una estrategia, sigue esperando que la administración Biden pueda ofrecer de algún modo una solución diplomática.”. A esta plaga la llama “la Plaga del Norte”
La plaga de Gaza es la segunda y consiste en “La decisión de iniciar la ofensiva terrestre tres semanas después del ataque de Hamás con un asalto masivo, en el que participaron tres divisiones enteras sobre la ciudad de Gaza y sus municipios circundantes, tenía como objetivo desmantelar la estructura militar de Hamás y destruir los símbolos de su gobierno…En lugar de ello, Hamás simplemente volvió a sus orígenes como grupo guerrillero yihadista, con sus líderes y miles de sus combatientes desapareciendo en el sur y en su red de túneles, que era mucho más extensa y estaba mejor equipada de lo que los servicios de inteligencia de las IDF habían evaluado. Israel destruyó la ciudad de Gaza pero Hamás, a pesar de haber perdido hasta la mitad de su fuerza de combate, ha sobrevivido”.
Y en relación con la anterior, la plaga de la falta de estrategia: “Más de medio año después del estallido de la guerra, Israel sigue sin tener un plan para el día después de Gaza. El día después ya ha llegado. Las divisiones de las IDF han abandonado la ciudad de Gaza y Jan Yunis. Hamás ha vuelto. No sólo no hay ninguna fuerza alternativa preparada para hacerse cargo de la Franja, sino que ni siquiera se ha decidido quién será esa fuerza. Netanyahu ha vetado las sugerencias para que el estamento de seguridad instale una fuerza policial afiliada a la Autoridad Palestina. Hace más de dos meses, presentó al gabinete una serie de principios para "el día después de Hamás", sin ningún plan ni hitos claros sobre cómo alcanzarlos. Desde entonces no se ha celebrado ningún debate real. Las FDI desplegaron casi todas sus fuerzas en Gaza, pasaron meses luchando, sacrificaron a cientos de soldados y, aunque se jactan de haber matado a 10.000 combatientes de Hamás y parecen haber matado al doble de civiles, no tienen ningún retorno real que mostrar de su operación. Hamás está debilitado pero sigue activo, el destino de muchos de los rehenes está sellado. No hay ningún resultado a la vista. Ni siquiera sabemos cómo será ese resultado”.
Y lo más lacerante, La plaga del abandono de los rehenes: “Los objetivos originales de la guerra, según lo declarado por el gobierno, eran destruir las capacidades militares de Hamás y sacarlo del poder en Gaza. El rescate de los más de 250 rehenes capturados el 7 de octubre se añadió más tarde como una ocurrencia tardía, y sólo debido a la presión pública. Ha seguido siendo la prioridad menor en todo momento…Desde entonces, en cada ronda de negociaciones, salvar a más rehenes ha sido cada vez menos urgente”.
Otro aspecto que apela a nuestras conciencias: La plaga de la crisis humanitaria y la manipulación de las noticias: “No hacía falta ser un experto en asuntos gazatíes o en derecho internacional humanitario para darse cuenta desde el principio de la guerra de que la invasión de Gaza provocaría una escasez catastrófica de alimentos, agua y medicamentos, y que las IDF, como potencia ocupante, serían consideradas responsables por el mundo, incluidos los aliados de Israel. Había suficientes oficiales en las FDI que lo advirtieron, pero meses de negativa de los políticos a abordar la situación llevaron a Israel a ceder lentamente, a cada paso, a la presión internacional. En lugar de contar con un plan de suministros humanitarios como parte de la estrategia bélica general, se presentó a Israel como si estuviera matando de hambre intencionadamente a Gaza, dando credibilidad a las acusaciones de genocidio. Hamás aprovechó el vacío. Secuestró los convoyes de ayuda cuando llegaron y utilizó la situación para plantear exigencias más duras en las negociaciones sobre los rehenes, mientras que la legitimidad de Israel para seguir luchando se vio enormemente erosionada”.
La plaga de la falsa unidad: “El eslogan del gobierno "Juntos venceremos" se manipuló cínicamente para tachar a cualquier crítico de "dañar la unidad nacional" y ayudar al enemigo. Pronto, esto se amplió a una campaña de desprestigio que culpaba al movimiento de protesta anterior a la guerra de crear un "discurso divisorio" y "debilitar a las FDI", cuando fue la coalición de Netanyahu la que creó la división con sus políticas destinadas a destripar el poder judicial y la frágil democracia de Israel. Después del 7 de octubre, Israel sigue siendo una sociedad profundamente dividida y polarizada, y los esfuerzos por disimularlo en nombre de la "unidad" (mientras los apoderados de Netanyahu difaman a sus críticos) sólo sirven a un bando: el que intenta eludir la responsabilidad de la situación que él mismo creó”.
Esto es muy evidente, dado los costes de las operaciones militares: “La plaga del presupuesto de guerra: “El precio de la negativa de la coalición a presentar un presupuesto de guerra definido por verdaderas prioridades nacionales, el creciente déficit, el aumento de los impuestos y la rebaja de la calificación crediticia lo pagarán los contribuyentes israelíes durante décadas”
Es tremenda esta frivolidad de unos militares, La plaga de la indisciplina: “El diluvio de vídeos filmados por los propios soldados (a pesar de la orden de no introducir teléfonos móviles en la zona de guerra), en los que se jactaban de destruir propiedad privada, maltratar a los detenidos y volar edificios civiles, causó un daño 10 veces peor que cualquier cosa que Al Yazira haya emitido jamás…La falta de disciplina en la observancia de los procedimientos de las IDF también quedó al descubierto en la investigación sobre el asesinato de los siete cooperantes de World Central Kitchen que se encontraban en Gaza con la bendición de las IDF. Olvídense de las afirmaciones de ser el "ejército más moral del mundo"; los altos mandos del que se suponía que era uno de los ejércitos más expertos en tecnología del mundo ni siquiera se dieron cuenta del poder y el potencial de daño de los propios teléfonos inteligentes de los soldados”.
Y una dramática conclusión en la plaga de la victoria total: “Desde el momento en que Netanyahu acuñó la hueca frase "victoria total", quedó claro que se trataba de otro intento desesperado de reavivar su imagen de único líder capaz de prometer la victoria, y parte de su huida de la responsabilidad. La frase no cuajó e incluso se convirtió en objeto de burla. Pero aun así consiguió influir en el discurso para peor. Los rivales políticos de Netanyahu, así como los generales de las FDI, tenían miedo de ser vistos como "derrotistas" y se resistieron a explicar la dolorosa y compleja verdad al público israelí. No hay "victoria total" en ninguna guerra. Desde luego, no en ésta. Para hacer frente a los amargos resultados de la guerra y empezar a construir un futuro mejor para Israel, era necesario reconocerlo en lugar de hacer alardes vacíos. Mientras Israel no se enfrente a la realidad, cualquier discurso sobre la "victoria" seguirá siendo una ilusión”.
Y finalmente, el juicio político sobre a plaga del ataque a Damasco: “ El ataque contra el complejo de la embajada iraní el 1 de abril, en el que murieron siete altos oficiales de la Guardia Revolucionaria, se llevó a cabo sobre la base de la suposición estratégica y de inteligencia de que Irán mantendría su política de décadas de tratar de perjudicar a Israel a través de sus apoderados. Fue un grave error cuya culpa debe repartirse entre la comunidad de inteligencia -especialmente la rama de Inteligencia Militar de las FDI- y los políticos, encabezados por Netanyahu, que se considera un experto en todo lo relacionado con Irán.
No merecía la pena abrir otro frente por la eliminación de los generales iraníes mientras Israel siga atascado en Gaza y en la frontera norte. Por ahora, gracias en gran medida a una sorprendente coalición internacional (cuyo mérito se debe principalmente al presidente estadounidense Joe Biden), los daños causados por el contraataque iraní fueron mínimos y las propias represalias de Israel (gracias de nuevo a la presión de Biden) no provocaron una nueva escalada. Sin embargo, el equilibrio estratégico con Irán ha cambiado fundamentalmente e Israel no ha obtenido ninguna respuesta”.
Un artículo valiente y de una lucidez increíble que merecía la pena parafrasearlo para que no perdamos de vista todo lo que todavía está en juego en esa zona de Oriente Medio. Esperemos que cuanto antes la presión internacional establezca un alto el fuego y un camino definitivo de solución, aunque parezca utópico y muy complicado, pero esta situación ya no puede demorarse más. Ante nuestros ojos estamos asistiendo diariamente a una masacre no sólo en Gaza, sino también en Cisjordania. Netanyahou con la movida de Irán ha recobrado oxígeno y está siendo letal para el pueblo palestino. Las fiestas de la Pascua esperemos que para el pueblo judío signifiquen un momento de reflexión profunda.