Lo de las diaconisas va en serio…
El Papa Francisco ha cumplido su palabra. Hace unos pocos meses, en la sala Pablo VI, ante las Superioras Generales de las Órdenes Religiosas Femeninas dijo que nombraría una comisión para estudiar el tema de las Diaconisas en la Iglesia. Hace unos días el Vaticano anunciaba la creación de esta “Comisión”. Pero lo hacía con unas palabras muy significativas: “Tras una intensa oración y una madura reflexión, el Papa ha decidido instituir la Comisión de Estudio sobre el diaconado de las mujeres”. Estas palabras pueden ser analizadas simplemente como una simple formalidad comunicativa, pero, en este caso, desde mi punto de vista, va más allá de la simple formalidad. Teniendo en cuenta también, la lista de personas que han sido nombradas para formar parte e ella.
Dice el texto “Tras una intensa oración”. Esta expresión no es una frase sin contenido. Está evocando la profunda seriedad del momento eclesial. El salto cualitativo con mayúscula en la Historia de la Iglesia que podría darse si esta decisión se materializa. Y el Papa Francisco es profundamente consciente de esta paso gigantesco. Y por eso quiere enraizarlo, desde la oración, en el Dios Padre de la Historia. Estamos ante un “kairós”, que necesariamente hunde sus raíces en la multiforme gracia del Espíritu Santo. No es un momento cualquiera, ni una decisión banal.
Esa “intensa oración” evoca, sin duda también, el momento dramático, que se le viene encima al Papa Francisco. Si la decisión es positiva, las fuerzas más conservadoras de la Iglesia no dudarán en poner todas las dificultades posibles e inimaginables para frenar esa iniciativa. Pero, desde la oración, el Papa, encontrará la serenidad y la paz para asumir, en comunión con muchos hombres y mujeres creyentes, las “tarascadas” de estos cancerberos de un sistema caduco y obsoleto, falto de vida y significado. Últimamente están muy animados estos señores del “frenazo” a la “revolución” de Francisco, pero lo tienen claro, la inmensa mayoría de la Iglesia está con el Papa. El presente y el futuro llaman de manera decisiva a la Iglesia.
Las otras palabras tampoco están exentas de hondo significado: “madura reflexión”. Lo primero la “oración”, y a continuación la reflexión. El papa Francisco ha reflexionado de manera madura. Esto significa que tiene clara esta posibilidad. Que no la descarta, sino que la contempla de manera muy seria. La “madurez” se refiere también al momento eclesial. La “sensibilidad” actual no permite seguir ignorando ciertas realidades. La mujer, en la Iglesia, pide una “igualdad”, que no se le puede negar.
La “reflexión”, no olvidemos, es la capacidad del ser humano para comprender, en nuestro caso, los misterios del Dios de la Historia. Un Dios, que nos llamara a releer el pasado en clave de presente y futuro. Un Dios que nos grita: ¿Cómo es posible que la mitad de la Humanidad, más de la mitad de la Iglesia activa, esté todavía ausente del área ministerial de la Iglesia? ¿Hemos leído nuestro pasado eclesial con libertad y sin prejuicios?
El Papa Francisco sabe perfectamente que puede abrirse una puerta para la esperanza en la Historia de la Iglesia. Por eso la nota informativa vaticana, aparentemente aséptica, es muy significativa. Esperemos que la Comisión trabaje seriamente y no frustre las expectativas, que sin duda se están creando en estos momentos en la Iglesia Universal. La “hora” de la mujer en la Iglesia podría empezar…El Papa Francisco va en serio en este tema.
Dice el texto “Tras una intensa oración”. Esta expresión no es una frase sin contenido. Está evocando la profunda seriedad del momento eclesial. El salto cualitativo con mayúscula en la Historia de la Iglesia que podría darse si esta decisión se materializa. Y el Papa Francisco es profundamente consciente de esta paso gigantesco. Y por eso quiere enraizarlo, desde la oración, en el Dios Padre de la Historia. Estamos ante un “kairós”, que necesariamente hunde sus raíces en la multiforme gracia del Espíritu Santo. No es un momento cualquiera, ni una decisión banal.
Esa “intensa oración” evoca, sin duda también, el momento dramático, que se le viene encima al Papa Francisco. Si la decisión es positiva, las fuerzas más conservadoras de la Iglesia no dudarán en poner todas las dificultades posibles e inimaginables para frenar esa iniciativa. Pero, desde la oración, el Papa, encontrará la serenidad y la paz para asumir, en comunión con muchos hombres y mujeres creyentes, las “tarascadas” de estos cancerberos de un sistema caduco y obsoleto, falto de vida y significado. Últimamente están muy animados estos señores del “frenazo” a la “revolución” de Francisco, pero lo tienen claro, la inmensa mayoría de la Iglesia está con el Papa. El presente y el futuro llaman de manera decisiva a la Iglesia.
Las otras palabras tampoco están exentas de hondo significado: “madura reflexión”. Lo primero la “oración”, y a continuación la reflexión. El papa Francisco ha reflexionado de manera madura. Esto significa que tiene clara esta posibilidad. Que no la descarta, sino que la contempla de manera muy seria. La “madurez” se refiere también al momento eclesial. La “sensibilidad” actual no permite seguir ignorando ciertas realidades. La mujer, en la Iglesia, pide una “igualdad”, que no se le puede negar.
La “reflexión”, no olvidemos, es la capacidad del ser humano para comprender, en nuestro caso, los misterios del Dios de la Historia. Un Dios, que nos llamara a releer el pasado en clave de presente y futuro. Un Dios que nos grita: ¿Cómo es posible que la mitad de la Humanidad, más de la mitad de la Iglesia activa, esté todavía ausente del área ministerial de la Iglesia? ¿Hemos leído nuestro pasado eclesial con libertad y sin prejuicios?
El Papa Francisco sabe perfectamente que puede abrirse una puerta para la esperanza en la Historia de la Iglesia. Por eso la nota informativa vaticana, aparentemente aséptica, es muy significativa. Esperemos que la Comisión trabaje seriamente y no frustre las expectativas, que sin duda se están creando en estos momentos en la Iglesia Universal. La “hora” de la mujer en la Iglesia podría empezar…El Papa Francisco va en serio en este tema.