Ante una posible independencia de Cataluña: ¿Catexit eclesial?

El resultado de las elecciones del 26 de junio y las negociaciones posteriores pueden suponer la formación de un gobierno en España que posibilite la celebración de un referéndum en Cataluña. Esto no es algo descartable. El resultado de un posible plebiscito en Cataluña, en estos momentos, sería incierto. Por eso se pueden contemplar todas las hipótesis, incluso una victoria de las tesis independentistas radicales. Sin olvidar que, si en un momento determinado los partidos independentistas catalanes, logran un poder más amplio pueden declarar la independencia unilateralmente. Por supuesto, las consecuencias de una decisión de ese tipo serían incalculables, ya que la Constitución española no contempla esta posibilidad. Para la mayoría de los juristas la soberanía nacional reside únicamente en el pueblo español; que es el sujeto jurídico que tiene el derecho de decidir sobre la posible secesión de una parte de la nación”. Una consulta nacional de este tipo es algo, hoy por hoy, muy complicado. Estos últimos años y meses testifican esta afirmación.
En cualquier caso, la Conferencia Episcopal Española, claramente aboga por mantener la unidad de España, incluso algunos obispos lo plantean como un bien moral el estatuto actual de España. el Cardenal Cañizares ha afirmado: “No hay justificación moral alguna para la secesión”. Pero ante la posibilidad de una resultado positivo de un referéndum a favor del la independencia o una declaración unilateral: ¿La Iglesia española, tiene una posición clara para el día siguiente de este resultado? ¿Y los obispos de los territorios catalanes?¿Si una mayoría de catalanes decidiera separarse de España, la Iglesia Española sería beligerante contra esta decisión? ¿Y los obispos de los territorios catalanes? ¿Y la Santa Sede?
Las respuestas a estos interrogantes, à priori, son bastante complicadas. En principio, la Iglesia española difícilmente aceptará que Cataluña se separe de España e invocará todo tipo de argumentos de índole histórica, cultural y religiosa. Sin embargo, ante un hecho consumado, revestido de una cierta y compleja legalidad, que podría darse; la Iglesia Española tendría que dar una respuesta clara y precisa, y sin ambigüedades. Una valoración prudente de todas las posibilidades se impondría y, sin duda, la diplomacia vaticana tendría que realizar horas extras para acertar en el consejo a darle a la CEE. En la sala de reuniones de la Conferencia Episcopal auguro, llegado el momento, palabras mayores y discusiones acaloradas.


Teniendo en cuenta que en Cataluña hay muchos creyentes en ambos bandos, los obispos de los territorios catalanes lo tienen más crudo, ya que se encuentran en medio de un fuego cruzado. Mantener la equidistancia sin mojarse, puede interpretarse de muchas maneras. De momento algunos representantes catalanes de la Iglesia se han manifestado a favor de la posible autodeterminación de Cataluña invocando la doctrina eclesial sobre los derechos de los pueblos. La discusión se centra, para algunos, en una identificación o confusión entre los términos autodeterminación y secesión. Por otro lado, la Conferencia Episcopal Tarraconense ha afirmado que “no corresponde a la Iglesia proponer una opción concreta”, sino que defiende la legitimidad moral de toda opción política basada en el respeto de la dignidad de las personas y los pueblos, y que busquen paz, solidaridad y justicia”. Un cierto canto a la utopía para marear la perdiz, ya que la situación no es fácil. Aventuro muchas tensiones entre los obispos y las comunidades cristianas. Al final, si se produjera, de una manera u otra, la independencia, la iglesia catalana oficialmente se alinearía con ese planteamiento político. Sería muy complicado lo contrario.
De la Santa Sede, de momento, conocemos la comunicación de la Nunciatura Apostólica en España el 4 de febrero de 2014: “Ante las declaraciones efectuadas el día 23 de enero de 2014 por el abad de Montserrat, Dom Josep María Soler, y difundidas por los medios de comunicación, sobre que un eventual Estado catalán sería reconocido por el Vaticano, esta Nunciatura Apostólica en España quiere precisar públicamente que las mencionadas declaraciones del abad son opiniones de su exclusiva responsabilidad personal y no reflejan en absoluto la posición de la Santa Sede”. Un texto medido, en el que se quiere dejar claro que el abad del simbólico monasterio no es portavoz del Vaticano. Pero: ¿Cual sería la posición de la Santa Sede ante un nuevo Estado: el reconocimiento o el rechazo? La posición oficial no se explicita, ya que coyunturalmente todavía no es el momento adecuado, ni nadie le ha pedido que se defina. Probablemente la Santa Sede escucharía muy de cerca a los obispos catalanes.
Las tensiones territoriales es un problema que España deberá resolver prioritariamente en esta legislatura. Es una cuestión de Estado, que no se puede, ni se debe demorar. El consenso entre una amplia mayoría política sería necesario para establecer un modelo definitivo. ¿Utopía?
Volver arriba