Jesús avisa sobre la persecución y el martirio (testimonio) “por su causa de mi nombre” “Que nadie os engañe”, aunque “venga” en nombre de Jesús (D. 33º TO C 13.11.2022)

El Evangelio nos centra en lo esencial: “perseverar” en el Amor que nos “salva”

Comentario: “con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” (Lc 21,5-19)

Mirad que nadie os engañe. Lucas coloca este texto tras el episodio de la viuda, que da lo que necesita para vivir, mientras los ricos echan de lo que les sobra. Subyace el contraste entre el esfuerzo de los ricos por la suntuosidad de templos y cultos, y su pobre empeño por ayudar a la “pobre viuda, que pasa necesidad”. Así los pobres se ven a veces socialmente obligados a “echar todo lo que tenía para vivir” para no ser menos que los demás. Incitados por la institución que da publicidad de donantes, usa distintivos caros, subasta en público algunos gestos (portar andas de imágenes, mayordomías...).

Esto que contempláis... no quedará piedra sobre piedra.... El empeño primero del cristiano es el cuidado del “otro templo”, el ser humano y su comunidad, donde “habita el Espíritu de Dios” (1Cor 3, 16s). Riqueza y brillo de los templos y cultos desfiguran la Divinidad que se manifestó en Jesús. Distraen a los fieles con la expectativa de que Dios resarcirá si rezan, se resignan, celebran suntuosamente y aceptan su voluntad, coincidente con la de los dirigentes. Estos también participan de la grandeza del templo. En medio del pueblo, utilizan a Dios pretendiendo identificarse con él. Se creen orlados de su autoridad. Están centrados en sí mismos. Vestimentas y títulos, sus signos, les delatan. Callan, por ejemplo, tantas exageraciones: “el Papa es el Verbo encarnado que se prolonga”; “las tres encarnaciones del Hijo de Dios son en el seno de la virgen, en la eucaristía y en el anciano del Vaticano”; “el papa es Dios en la tierra”... (González Faus: La autoridad de la verdad. Sal Terrae. Santander 2006. “Papoherejías”: pág. 244-246). Olvidan lo esencial: “tuve hambre y sed, fui forastero, desnudo, enfermo, encarcelado” (Mt 25, 35s).

No tengáis pánico ante las más variadas desgracias que lleguen. Para Jesús la historia no es el “eterno retorno” vital  que vuelve sobre sí indefinidamente (Nietzsche). El mal acabará: los sistemas de este mundo injusto pasarán. Esa es parte esencial de su evangelio perenne. No debemos dejarnos esclavizar por las estructuras violentas, sin amor. Hay que luchar, como Jesús, para cambiarlas. Es posible otro mundo mejor, otra Iglesia mejor. El discernimiento vendrá desde los valores del Reino y la vida de Jesús de Nazaret. A esta esperanza llama el Sínodo actual: “Ensancha el espacio de tu tienda”, para que cojan todos “los hombres y mujeres que pertenecen al Camino” de Jesús, de Dios (He 9,2; 18,25s).

El fin no será enseguida. Venga cuando venga, lo importante es la actitud de vida que posibilita el Reino. El encuentro con el Padre no se da por orar en un edificio suntuoso, sino en el amor sincero y gratuito, eficaz y sanador, como el de Jesús. “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad” (Jn 4,24). Este amor encontrará oposición de muchas fuerzas destructivas que buscan imponerse y esclavizar.

Con vuestra perseveranciasalvaréis vuestras almas”.Jesús avisa sobre la persecución y el martirio (testimonio) “por su causa de mi nombre”. “Nombre” es la persona real, el Jesús histórico, con plenitud de significado: conciencia, aspiraciones, trayectoria... Bien sabemos la manipulación del nombre de Dios o de Jesús para barbaridades sin cuento. La asistencia del Espíritu no quita los peligros que lleva la vida en Amor. Peligros de fuera y dentro. Violencia, dominio, ostracismo, abuso de poder... en la sociedad y en la Iglesia. Respetar los derechos humanos, ayudar a madurar, discernir lo que atenta al “nombre” de Jesús, aceptar la pluralidad y libertad en el Espíritu, generosidad, servicio a lo débiles... son “perseverancia” en Cristo. “Unidad en lo necesario, libertad en lo dudoso, amor en todo”. Ahí nos realizamos (“salvamos”) y encontrará la Iglesia credibilidad.

Oración: “con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” (Lc 21,5-19)

Jesús del camino evangélico:

te haces eco de que “algunos hablaban del templo,

de lo bellamente adornado que estaba

con piedra de calidad y exvotos”;

el lujo de sus adornos impresionaba; 

una vid de oro con sarmientos también de oro,

“exvoto” donado por los fieles, presidía la entrada.

Tu palabra relativiza esta construcción humana:

esto que contempláis, llegarán días en que no quedará

piedra sobre piedra que no sea destruida”.

Lucas, al escribir su evangelio, ya conocía esta realidad:

el año 70, las tropas de Tito Flavio destruyen este templo.

Lo que no pudieron destruir fue tu reino y su justicia

mirad que nadie os engañe”, es tu prudente observación;

la riqueza y el poder no son valores absolutos:

pueden usarse para dar vida, o manipular a la divinidad;

pueden eliminar el hambre o adormecer la conciencia;

pueden avivar el Espíritu del Reino o hacer “señores” falsos...

Muchos vendrán en mi nombre diciendo: `Yo soy´”:

- “confesamos que el santísimo Papa deber ser honrado por todos

con el honor divino, con la genuflexión mayor debida a Cristo …;

- “confesamos que el papa romano tiene potestad para cambiar la Escritura,

aumentarla o recortarla según su voluntad”;

- “cuando medita el Papa, es Dios quien piensa en él”;

- “las tres encarnaciones del Hijo de Dios: en el seno de una virgen,

en la eucaristía y en el anciano del Vaticano”;

- “el Papa es Dios en la tierra... Jesús lo colocó más arriba de los profetas,

por encima del Precursor y más alto que los ángeles;

- Jesús puso al papa al mismo nivel que Dios”

(González Faus, o.c. Pág. 245-246).

Necesitamos, Jesús, escuchar tus palabras de vida:

pensáis como los humanos, no como Dios” (Mc 8,33);

el Hijo del Hombre tiene que padecer mucho,

ser desechado por los ancianos,

sumos sacerdotes y escribas...” (Lc 9,22).

Hoy, acogemos tu evangelio que nos centra en lo esencial:

en “perseverancia” del Amor que nos “salva”;

en construcción de comunidades abrazadas al Evangelio;

en atención a los más débiles de la sociedad;

en celebraciones sencillas, expresivas del Amor que nos reúne;

Danos, Jesús hermano, servidores comunitarios:

hombres o mujeres: “todos somos uno en CristoJesús” (Gál 3,28);

que no estén centrados en sí mismos:

limpiando por fuera la copa y el plato...,

pasando por alto el derecho y el amor de Dios...,

cargando a las personas cargas insoportables...,

apoderados de la llave de la ciencia...” (Lc 11,39.42.46.52);

que sientan el “todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8);

que no “apaguen el Espíritu” (1Tes 5,19) con sus leyes;

que favorezcan la libertad que nos da tu Amor.

Preces de los Fieles (D. 33º TO C 13.11.2022)

No es lo mismo iglesia “hermosa” que comunidad “hermosa”. La vida en Cristo está en el buen corazón que ora con sinceridad, ayuda gratis, tiene relaciones sanas, cuida de los más débiles... Pidamos la belleza de Jesús diciendo: “Aumenta tu Amor en nosotros”.

Por la Iglesia:

- que se ocupe sobre todo de anunciar y vivir el Evangelio;

- que tenga claro que sus “templos” son las personas.

Roguemos al Señor: “Aumenta tu Amor en nosotros”.

Por las intenciones del Papa (noviembre 2022):

- por “los niños que sufren, viven en calles, víctimas de guerras y huérfanos”; 

- que “puedan acceder a la educación y redescubrir el afecto de una familia”.

Roguemos al Señor: “Aumenta tu Amor en nosotros”.

Por quienes presiden las comunidades cristianas:

- que “renuncien a la apariencia y a la realidad de la riqueza...,

- a vestidos e insignias de materias preciosas...” ("Pacto de las Catacumbas”).

Roguemos al Señor: “Aumenta tu Amor en nosotros”.

Por la educación cristiana:

- que leamos y reflexionemos asiduamente el Evangelio;

- que todos cultivemos los derechos y deberes humanos.

Roguemos al Señor: “Aumenta tu Amor en nosotros”.

Por la sinodalidad(caminar juntos) en nuestra parroquia:

- que podamos hablar, escuchar, tomar decisiones comunes;

- que haya transparencia en la administración parroquial.

Roguemos al Señor: “Aumenta tu Amor en nosotros”.

Por esta celebración:

- que el Espíritu de Jesús nos consuele y fortalezca;

- que la comunión con Cristo sea comunión entre todos.

Roguemos al Señor: “Aumenta tu Amor en nosotros”.

Que esta eucaristía, Señor, nos haga sentir tu amor, y nos mueva a trabajar por la bondad de la vida, por la verdad de las cosas, por tu justicia que es perdón, recuperación, paz, alegría... Te lo pedimos a ti, Jesús, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

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