Afortunadamente, quedan en nuestro mundo románticos que lo impulsan y hacen mover a base de ilusión y vocación. Pocos, pero buenos, eficaces, esperanzadores. Uno de ellos, en nuestro entorno cercano, Pedro Molero, el fotógrafo del Corpus, “el jefe” diría otro romántico de la cosa, Manolo Guallart. Románticos que se arruinan, pero no les importa, trabajando por y para Valencia y sus tradiciones.

Pedro Molero se ha pasado años y años fotografiando la fiesta de Corpus en Valencia –posee en su impagable banco de datos gráficos miles y miles de fotografías, además de las acuarelizadas- , la añeja fiesta que va ya por los 666 años, que aún guarda las esencias de la primera barroca y mediterránea. Todos los años nos sorprende con alguno de sus ingenios gráficos que contribuyen a actualizar su historia. Este año con su tradicional calendario de Corpus nos trae el cartel del Corpus 2021. El Ayuntamiento confió en él para elaborarlo y nos ha regalado uno con un mensaje claro, conciso y contundente, a lo Azorín.

Tuvo claro desde un primer momento, Molero cuál iba a ser el motivo central del cartel anunciador de la fiesta, el Santo Cáliz de la Cena del Señor. Fue al origen de la fiesta de Corpus Christi, su  motivación religiosa, su vigente sentido, aunque las modas políticas actuales intenten orillarlo, maquillarlo o disimularlo derivándolo sólo a los sonidos de las campanas y dulzainas, como ocurrió en el acto de presentación del cartel de Corpus. Muy cultural, muy tradicional, muy emotiva, pero religiosa.

Vivimos este año el Jubilar del Cáliz de la Pasión, acertadamente declarado por el cardenal arzobispo de Valencia Antonio Cañizares, todo un año dedicado a la intensificación del culto y devoción a la Sagrada Reliquia que Valencia tiene la suerte de poseer y conservar. Y ha hecho un cartel potente. En los últimos años la nómina de artistas de Compromís habían hecho unas cartelas desustanciadas tanto en la forma como en el fondo, raquíticas, difíciles de entender y leer.

El Corpus de Valencia cuenta con una Roca dedicada al Santo Cáliz  desde el año 2001. Fue un empeño del canónigo historiador Vicente Castell Maiques. Se hizo cuando Amics del Corpus estaba en su mejor momento y dirección, con líderes de peso. Tenía su sentido. El Santo Cáliz figuraba en las procesiones de Corpus y en algunas de ellas la Sagrada Forma iba en su regazo. Mossén Castell quería conectar de nuevo la Reliquia con nuestro singular Corpus. Y lo logró a finales de la década de los 90 del pasado siglo.

Su construcción se inspiró en un grabado del Santo Cáliz de Vicente López, flanqueada por 40 socarrats de Felicidad Mota, piezas hechas en Manises y donde aparecen todos los personajes y figurantes de la procesión de Corpus. Costó la Roca 20.000.000 de pesetas, logrados a base de donativos.

Vicente Marín fue su diseñador y coordinador general. Le puso columnas salomónicas, pebeteros, jarrones, rocallas modeladas y la pintó al esmalte satinado y dorados a la boja. Sobre todo ello, el Santo –de 1,70 metros de altura- Cáliz escoltado por tres candelabros labrados en latón. Toda la madera era de mobila y su chasis fue de 4metros de largo por 2 de ancho.

A mayor abundamiento, Amics del Corpus, asociación muy dinámica entonces,  hizo la machada de llevar la Roca a Roma en un tráiler para que la bendijera el Papa Juan Pablo II, quien al verla entrara en la Piazza de san Pietro, preguntó que era aquello que veníoa escoltado por toda la ciudad por los carabinieri. Como no le supieron explicar bien, con celeridad mental el pontífice no espero la respuesta, sino que se adelantó y él mismo dijo: un carro triunfal. En todas las culturas del mundo han existido siempre desde tiempos inmemorial carros triunfales en las celebraciones festivas populares, un invento de los egipcios.

Las Rocas –plataformas o escenarios móviles teatrales para las representaciones de los misteris- solían ser pagadas o subvencionadas en parte  por el Consell de la Ciiutat y construidas con la madera que “els oms de Carpesa” ofrecían generosamente. Los manuals del Consell están llenos de anotaciones contables sobre su labra o reparación. Por ejemplo, costeó en 1433 las Rocas El Paraíso Terrenal y El Seráfico, año éste en que ya aparecen citadas con la palabra Roca en los documentos oficiales.

Sería buena idea que este año en que tampoco vamos a tener las fiestas del Corpus a pleno rendimiento, sobre todo los actos callejeros como la Cabalgata del Convit y la procesión general, que fuera sacada la Roca del Santo Cáliz y permaneciera expuesta en la plaza de la Virgen a la contemplación pública, por su simbolismo en el Año Jubilar del Santo Cáliz de la Cena del Señor, el Cáliz de la Pasión. No solamente expuesta, sino explicada, observada al detalle.