"Nos creíamos dioses y la pandemia nos ha hecho vernos frágiles, mortales, finitos" Casimiro López, Obispo de Segorbe- Castellón, en la fiesta de la Patrona: "La pandemia nos ha apeado de nuestro endiosamiento"
"Expuestos a un bichito microscópico hemos perdido la tierra a nuestros pies. Un virus que nos ha apeado de nuestro endiosamiento. Sin Dios no somos nada"
"Cada vez hay más familia que necesitan lo imprescindibles para vivir. El mejor test son nuestras Caritas, están desbordadas de peticiones y necesidades de todo tipo de ayuda"
| Baltasar Bueno, corresponsal en Valencia
El Obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente, presidió la Misa Pontifical de la Patrona de Castellón, la Mare de Déu del Llidó, en la Basílica Santuario de la venerada imagen, celebración que ha sido a puerta cerrada a causa de las restricciones de la pandemia del coronavirus. Apenas una docena de personas asistieron al acto entre representantes del Ayuntamiento, de la Cofradía de la Virgen, clavario, Perot, camarera y cantores.
La Misa Pontifical fue retransmitida en directo y pudo ser seguida a través de los canales de televisión, locales y provinciales, así como a través del canal de Youtube de la Diócesis y de La Ocho Tv, el canal de la Iglesia en Valencia. En la monición de entrada se aludió a las circunstancias especiales que rodean la fiesta de la Virgen y se anunció que tenía la Misa intención especial por los fallecidos, contagiados y familiares, así como por el personal sanitario y demás servidores públicos y voluntarios que luchan contra la pandemia. Acompañaban al prelado, el Prior de la Basílica, José Miguel Francés y otro sacerdote.
El prelado en su homilía saludó en primer lugar a los familiares de los fallecidos y enfermos, al personal que combate la pandemia. Centró su intervención en la figura y actitud de la Virgen María. En su fe, oración y humildad, que nos va a hacer “en el futuro incierto que nos aguarda…”. Afirmó que en María asunta al cielo encontramos apoyo del Buen Pastor. Pedimos que los contagiados recuperen pronto la salud y que los sanitarios no decaigan en su entrega. El deseo de María es que nos acojamos a Dios, que nos encontremos con él, más en este tiempo de pandemia. Para ello es necesario ser humildes como o fue María.
"Las peticiones de ayuda aumentarán en un futuro. Eso va a depender de nosotros, nos va a pedir mayor compromiso, mayor entrega para que a todos llegue el amor de Dios"
“Nos creíamos dioses y la pandemia nos ha hecho vernos frágiles, mortales, finitos. Expuestos a un bichito microscópico hemos perdido la tierra a nuestros pies. Un virus que nos ha apeado de nuestro endiosamiento. Sin Dios no somos nada. Lo más grande es que Dios nos ama. El ser humano se hace grande al abrir su corazón a Dios como lo hizo María. Dios ayuda a humanizar. La pandemia nos lleva a repensar nuestra vida, pidamos a la Virgen que nos enseñe a ser humildes, que nos ayude a sentir nuestra necesidad de Dios”, dijo el Obispo.
Siguió diciendo el prelado que “María no se detuvo ante nada, se puso en camino enseguida. María nos pide hoy que estemos cerca de los que sufren, de los contagiados, de los sanitaros, de las familias de los fallecidos,… Todos necesitan sentir la cercanía del amor de Dios. Cada vez hay más familia que necesitan lo imprescindibles para vivir El mejor test son nuestras Caritas, están desbordadas de peticiones y necesidades de todo tipo de ayuda. Crecerán más aún en un futuro. Eso va a depender de nosotros, nos va a pedir mayor compromiso , mayor entrega para que a todos llegue el amor de Dios. Que como María sepamos llevar el amor de Dios a compartir con los necesitados cuanto somos y tenemos. Acudamos a la Mare de Déu del Lledó para que abra nuestro corazón a Dios y a los hermanos , a ella nos encomendamos y le rezamos para que nos enseñe a ser humildes, firmes en la fe en la presencia de Dios en medio del mundo a ser perseverantes y humildes en la oración para ser fuertes y llevar el amor de Dios a nuestros hermanos”.
La fiesta principal de la Patrona de Castellón es siempre, por concesión del papa Pío XI, el primer domingo de mayo. No ha habido procesión como expresión pública de fe, por las circunstancias citadas. En lugar destacado del templo se ha colocado la imagen de san Vicente Ferrer con motivo de celebrarse el VI Centenario de su muerte.
La Misa concluyó a las doce, hora del Angelus, en que todas las campanas de las torres campanarios de las iglesias de Castellón han sido lanzadas a volteo general, a invitación del Obispo hecha en las vísperas.
Historia de la Virgen de Lledó
El santuario-basílica, en la huerta de la Plana, a un kilómetro de la capital, es hoy epicentro de religiosidad mariana y lugar de encuentro de toda la diócesis. Desde 1366 se tiene constancia del culto y veneración a la Virgen con esta singular advocación. Se trata de una diminuta imagen, de 6 cm de altura, que fue hallada por un labrador, “Perot de Granyana”.
El santuario se alza sobre un pequeño promontorio en medio de la huerta. La advocación botánica de la Virgen le viene tradicionalmente por el tipo de árbol de la zona donde fue hallada la imagen, un almez, lledoner en valenciano. Algunos investigadores defienden que en el lugar las primeras civilizaciones adoraron a sus divinidades.
La basílica se encuentra erigida junto al Caminàs, un viejo camino prerromano que atraviesa toda la comarca de la Plana. El documento histórico escrito más antiguo que habla de la basílica de Santa María del Lledó data de 1375. Localizado en el Archivo Histórico Nacional en Madrid, entre los fondos archivísticos de la cartuja de Vall de Crist, refiere que Berenguer Vicent, deán de la catedral de Valencia, en nombre y representación de Pietro Corsini, cardenal y rector de la Iglesia de Santa María de Castelló, autoriza al Consell Municipal de la Villa y al Vicario de esta misma iglesia parroquial, Pere Pons, para que puedan celebrarse diariamente misa y oficios divinos en el templo de Lledó. La petición había sido presentada a instancias y ruegos de los Jurados. El citado cardenal también concede autorización para que las ofrendas de los fieles y otros donativos, presentes y futuros, sean para el rector de la iglesia parroquial.
El papa Benedicto XIII anexionó en 1397 la Iglesia de Santa María de Castelló con todas sus rentas a la cartuja de Vall de Crist, con la oposición del Consell de la Ciutat al que no agradaba dicha dependencia, alegando que el santuario les pertenecía desde tiempos de la conquista jaimina con la invocación Madona Sancta Maria del Ledó. La emancipación llegaría el año 1835 con la supresión de las comunidades religiosas.
El doctor Sánchez Gozalbo describe la “imagen de seis centímetros de altura, desnuda, de gran tosquedad, mutilada por el plano que pasa por las caderas. Cabeza con pérdida de toda la sien izquierda, algún día separada y hoy pegada nuevamente al cuerpo. Ojos hundidos, nariz de base ancha y gran prognatismo.
“Estamos sin duda”, afirma con rotundidad el doctor Campos Herrero, “ante una antiquísima representación de la diosa-madre. Por si fuera poco su forma, acuden en apoyo de éste parecer los jeroglíficos que sobre su cuerpo pueden hablarnos de su origen temporal y espacial, al tiempo que manifiestan el carácter divino de la misma”. Algunos historiadores han querido ver en la imagen de la Virgen de Llidó una divinidad antigua, a una diosa-madre.
Sus imágenes se colocaban tras la puerta, bajo el pavimento, en pequeños nichos en las dependencias más nobles de las casas y eran objeto de acciones rituales varias, según las costumbres y siempre en relación con los diversos poderes efectivos de la divinidad.
El doctor Joan Llidó Herrero, en su tesis doctoral presentada en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, la sitúa entre el 5.506 y el 73 antes de Cristo. Su llegada a nuestras costas bien pudo hacerse a través de los intercambios culturales y comerciales del mundo fenicio.
El arqueólogo de la Universidad de Zaragoza Antonio Beltrán tras estudiarla concluyó que se trata de una figura femenina, de alabastro blanco y duro, pero sin ninguna característica concreta de feminidad, que no está desnuda, sino que la cubre un manto o túnica, por encima de los brazos, que podría explicar que no se adviertan los detalles femeninos del cuerpo, aunque su aspecto general así parece confirmarlo. La imagen se labró como objeto de culto, que según el orónimo de “lledó” puede reflejar un viejo culto indoeuropeo, pudiendo ser una escultura obra del arte popular de cualquier tiempo anterior al siglo XIV, en la que habría que admitir extrañísimas influencias orientales, vagamente expresadas, pero nunca una obra erudita de un escultor al servicio de cualquiera de las culturas que podemos individualizar en la península.
Para Beltrán, “siempre resultará que el pueblo con su sabiduría, que hace las cosas anónimas, intemporales y simplificadas, adoptó como cosa propia la forma plástica de la estatuilla, convirtiéndola en la Virgen del Lledó y distinguiéndola con su devoción sin solución de continuidad desde los tiempos medios hasta nuestros días”.
“Podría pensarse –según fuentes de la propia Basílica- que el proceso de integración de las prácticas religiosas paganas en el nuevo orden cristiano, que se produjo a partir del II Concilio de Nicea, explicaría la adscripción de la imagen del Lledó al culto de la Virgen María”.
La pequeña imagen del Lledó aparece, al menos aparentemente, desnuda y sus rasgos en ningún momento precisan si se trata de una representación masculina o femenina. Difícil, sino imposible resultaría que, hallada en 1366 como quiere la tradición local, fuese de inmediato identificada con una representación de la Virgen María. Desde la propia Basílica ante este misterio se argumenta: “El fenómeno producido en torno al Lledó castellonense no puede ser entendido sino considerando la existencia de un primitivo lugar de culto, sacralizado desde antiguo, donde se veneraba una pequeña imagen, sabiamente cristianizada en tiempo incierto y asumida paciente y pedagógicamente como imagen de la Virgen, Santa María, la Madre de Dios”.
El doctor Campos Herrero afirma que la imagen venerada como Mare de Déu del Lledó es la “más antigua de cuantas en el mundo son figuración de María” y también “el ejemplo vivo de una de las evoluciones de mayor belleza y riqueza de contenido”. Ni las directrices emanadas por el Concilio de Trento y la Contrarreforma, que ordenaban sepultar piadosamente aquellas imágenes que repugnasen a la sensibilidad de las gentes y al honor debido a la Madre de Dios, consiguieron desterrar del altar mayor de su Santuario esta veneradísima imagen de Nuestra Señora.
Concluida la Misa, se cantó los Gozos a la Patrona. En Lledó se conoce la existencia desde el siglo XVIII de unos Gozos en castellano, dedicados a la Virgen. En ellos se narra el hallazgo de la Santa Imagen por el labrador y cuanto aconteció de forma milagrosa aquel legendario año de 1366. Los Gozos se cantaban cada día en el Santuario, como una de las obligaciones del Prior y también al final del Ejercicio de la Novena en la antigua Iglesia Arciprestal.
En 1916, el entonces Prior del Santuario mossén Manuel Pascual encargó la redacción de unos nuevos gozos al que fue Cronista Oficial de Castelló, fundador de la Sociedad Castellonense de Cultura y gran humanista don Luís Revest Corzo. A sus apenas veintidós años, el autor compuso unos gozos en valenciano, de una gran belleza y profundidad teológica. El año siguiente 1917, el canónigo de la catedral de Valencia, aunque natural de Castellón y excelente musicólogo mossén Vicente Ripollés Pérez les puso música. “Sigau llum y auxiliadora de l’amor nostre, Senyora Mare de Déu de Lledó/ Sou l’hort tancat ahon creixía la flór del Déu humanat,/ de la etèrna Caritat sou la esposa, !oh Verge pía! /Vos sóla en la Concepció sou del infern triunfadora /Sou clar estrél, llum y guía que mòstra’l port a la nau; sou l’arc-iris de la pau ¡oh Santa Verge María./ Sou la dorada mansió en que Deu complagut mòra./”, dicen los Gozos en su comienzo.
Seguidamente fue cantado el Regina Coeli y se lanzó los acostumbraos vivas populares a la Mare de Déu del Llidó, Reina y Patrona de Castellón.