ALEGRÍA

"Cuando el Señor cambio la suerte de Sión
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas
la lengua de cantares"

(Salmo 125)




Cuando el Señor me dijo claramente
el infinito amor que me tenía
y me invadió con su mirada en gloria,
se me llenó la lengua de cantares.

Nadie pudo enterarse,
fue en secreto.


Nadie lo vio
pero hasta los extraños
igual que los cercanos, los de casa,
se asombraron de verme rebosante
de aquel sereno gozo
en paz profunda.



Cómo, cuándo y por qué, cambió mi vida
nadie lo supo.



Pero percibieron
mi juventud triunfando de los años
y un nuevo caminar.
Y una luz nueva
brillando entre la niebla de mis ojos
que ya no lloran sino de alegría.

Mi sangre renovada
circula por las venas como un río
de amor plenificado.



Mis manos están llenas
de flores que creía ya marchitas.



Mi boca se desborda
en risas que parecen infantiles,
y hasta el dolor me hiere sin herirme
y hasta el dolor me anima y me enriquece
y es don y gracia
y gozo prometido.




¡Oh gozo en el dolor, oh dulce pena
desleída en el seno de la inmensa
alegría invencible
de mi entrega total al que me quiere!

¡Se me llena la lengua de cantares!


Mª Ángeles Gómez Pascual
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(En homenaje y agradecimiento a la que fue mi anciana profesora de "teología mística" mientras vive sus últimos años y nos sigue dando ejemplo.

Ella me recordó que la "determinada determinación" de hacer oración personal todos los días es el único camino para encontrarse con el Amado en el fondo e identificarse con Él. Jairo del Agua).

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