¡Acércate, mi Niño! - (Oración agradecida por el Papa Primavera)
¡Acércate, mi Niño!
Hallarás caliente
la paja de tu alcoba
al calor de una nueva primavera.
El viento fresco
llegado de otros mundos
barre las escamas
de agotado pensamiento
adheridas a la roca de los siglos.
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Toparás el cáliz de oro
cocido en barro de mendigo
y el mantel bordado del amor
en la mesa de la calle extendido.
¡Acércate, mi Niño!
Millones de estrellas centellean
rescatando ilusiones enterradas
bajo escombros del olvido,
y el abrazo fraterno se derrama
hermanando todos los caminos.
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Se arrodillan las montañas
de pompas y ritos levantadas
y toma asiento la Luz
en nuevas auroras estrenadas.
Se agrietan los templos
donde estabas, mi Niño, secuestrado,
y se instala de nuevo tu morada
en el frío corazón de los humanos.
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Venimos cansados
de pisar guijarros en la noche
y estrenamos senderos
de testimonio y sencillez cavados.
El Espíritu abre paso en la niebla
que habita el altozano.
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El Fuego, cercado en el Sagrario,
comienza a arder por la ladera,
quemando rastrojos
de egoísmos enquistados,
de intolerancias selladas
a golpe de candado.
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La floración despierta
en la cuneta del olvido
y un arroyo de agua limpia
se descuelga cantarín
por las conciencias.
¡Acércate, mi Niño!
Que llegó la primavera
con aroma de Francisco
y nace en el regazo de la noche
una nueva ESPERANZA.
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José Luis Suárez
(Teólogo. Profesor. Comentarista y colaborador de este Blog).
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