Creo en un Dios sostenible II - (Un Dios coherente)
Sostenible es solo un Dios coherente. No nos costará afirmar que Dios es la Inteligencia infinita. Y un atributo esencial de la inteligencia es la coherencia.
Sin embargo, nuestra religión está llenita de incoherencias. No me referiré a nuestras incoherencias personales. Hoy solo continuaré con las incoherentes imágenes de Dios que nos impone una parte de la "doctrina oficial", vetusta y momificada.
El "dios sádico" NO es cristiano, ni siquiera puede ser Dios de religión alguna. Pero ahí le tenemos, incrustado en doctrina, liturgia y catequesis, insistiendo en que fue la sangre de su Hijo la que le convenció para que nos perdonase. Decir que Dios es Amor infinito y a reglón seguido afirmar que nos envió a su Hijo como "víctima expiatoria" para pagar con su cruz la deuda de Adán... ¿De verdad es coherente?
¿Y quién saca a nuestros próceres religiosos de una milenaria doctrina letal, marmolea, perniciosa y bárbara? Pues muy difícil, porque parten ya de congelar la Escritura, de leerla al pie de la letra y de disecarla como tabú de la "palabra de Dios". Se olvidaron que también es "palabra de hombres", condicionados por su cultura, religión, historia, circunstancias y destinatarios.
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Y, sobre todo, olvidaron que la auténtica "palabra de Dios" es Espíritu y Vida, movimiento y soplo permanente, que no se puede embalsamar porque entonces la hemos matado. ¡Es una colosal necedad querer guardar el "trino del jilguero" disecando su esqueleto y plumaje!
Hay muchísimos teólogos y sus cátedras que defienden algo igual o similar a lo que este escritor mínimo se encontró en su camino de búsqueda y lleva tiempo predicando.
Pero ahí siguen impertérritos la liturgia, el catecismo y demás documentos oficiales con sus vetustas, incoherentes e imaginativas teorías. La "compasión" por el Pueblo de Dios no está de moda, quizás nunca lo estuvo.
¡Por mucho apoyo en "viejas letras bíblicas" que quiera buscarse, "lo incoherente" no puede venir del Dios verdadero! Es, sin duda, hechura de la limitación humana. No insistiré más en la abominable imagen del "dios sádico" porque ya lo he expuesto amplia y razonadamente en mi "Monografía sobre la Redención" y "Monografía sobre la Biblia".
Solo insistiré en que una religión incoherente es caduca y el "dios incoherente" es una falsificación que los humanos desterrarán y olvidarán. Como ya está ocurriendo, sin que los "sabios y entendidos" acierten en el diagnóstico, ni en las soluciones, porque siguen encarcelados dentro de sus rígidas cuadrículas mentales. Lo malo es que muchos, ahogados en estos barros, no sabrán descubrir el tesoro del Dios verdadero y su fuerza en la experiencia humana.
El "dios castigador" con el reverso del "dios terror" tampoco es cristiano. Es otra de las imágenes que buscan su apoyo en una Escritura tergiversada y no contextualizada. Ya sabemos que casi todas las "incoherencias" tienen sus raíces en textos aislados y literales.
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Por eso los "inmovilistas" siempre han sido y son una barrera para que el Dios verdadero sea descubierto y acogido en el hondón del corazón humano.
Solo cuando se llega a un determinado grado en la "libertad de los hijos de Dios" se deja de temer a los perros que ladran fuera y uno se centra en el camino interior de búsqueda y encuentro.
Cuando se hace un pequeño recorrido espiritual se descubre que el "infierno eterno" es imposible por incoherente. No puede existir una esfera con forma de pirámide. No puede existir un Dios Amor y Padre que pueda admitir que alguno de sus hijos se pierda.
Y desde luego es inconcebible, para cualquier inteligencia mediocre, que por unos errores "limitados" de una criatura "limitada" pueda ser ésta condenada a una terrible "pena ilimitada", tanto en la duración como en la crueldad. ¡Ni los humanos somos tan salvajes!
¿Ha vuelto alguien para describirnos lo que hay detrás de la muerte? Yo creo en un Dios Padre y Madre que tendrá "sus soluciones" para aquellos que llegan sin la maduración humana suficiente o solo han ejercido de alimañas y necesitan reconversión.
Pero lo que ocurre tras la muerte no se nos ha revelado. Negar que Dios tenga la "imaginación suficiente" para provocar la "vuelta" del hijo pródigo, aún después de la muerte, es creer en un "dios muy limitado y cruel".
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¿De dónde han sacado los integristas que la muerte es como la caída de un árbol?"Como se cae, así se permanece toda la eternidad", me espetó el otro día una piadosa señora de un grupo ultra, tan convencida ella.
Se lo "dogmatizaron" sus guías, y así lo repite como papagayo. ¿Es que el "dios pequeñito" que imaginan no dispone de alguna grúa? El Dios poderoso y eterno que vislumbro es capaz de resucitar muertos y sacar de la nada un grandioso universo.
La feroz imaginación de purgatorio e infierno no son más que proyecciones humanas de nuestra brutalidad. Quizás algunos argumenten con las "letras" de textos bíblicos. Con ese mismo argumento podrían obligarnos a hablar en el arameo de esas "palabras" o a seguir las costumbres orientales allí reflejadas.
Un ejemplo muy simple de una parábola: "Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así" (Mt 18,25). Son palabras de Jesús nada menos. ¿Será que defendía y debemos defender nosotros la esclavitud?
Es crucial la "interpretación", más allá de las palabras, porque sin coherencia la Escritura no se puede sostener. ¿O alguien piensa que Dios es "incoherente y contradictorio" en su revelación? Los expertos hablan de "interpretación contextual", es decir, no se pueden coger unas palabras aisladas, hay que confrontarlas con el resto y con el entorno de los relatos.
Evidentemente no será lo mismo morir con la "misión cumplida" que llegar con toda la "humanización por hacer". Mas Dios sabe, sin duda, cómo arreglar los desaguisados.
La imaginación oriental lo ha resuelto con la "reencarnación" en varias vidas hasta conseguir la maduración humana o autorrealización. No deja de ser otro intento imaginativo de meter las narices donde no es posible.
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Ambos intentos contienen la común intuición de que, para aposentarse en una eternidad feliz, hay que llegar a ser "humano". Suelo explicar imaginativamente que no se puede "ver a Dios" si solo hemos llegado, en nuestra vida terrena, a ser fetos sin ojos todavía. Pero, a renglón seguido, declaro que Dios tendrá las "incubadoras" necesarias para que nos desarrollemos y lleguemos a poder verle.
Si a ese "proceso de humanización post mortem" queremos llamarle purgatorio o infierno, pues muy bien. Estoy de acuerdo. Pero, por favor, alejemos de nosotros las tétricas imaginaciones de fuegos y torturas eternas, incoherentes con la realidad de una Madre que solo crea por amor para que sus hijos sean felices.
Y a ese lector amable que me recuerda las "palabras" del Evangelio que hablan de un "infierno", permitidme recordarle estas otras bíblicas palabras: "Llevo tu nombre tatuado en las palmas de mi mano" (Is 49,16).
¿Qué pasará cuando alguna de las criaturas tatuadas en su mano sea arrojada al "fuego eterno"? ¿Meterá también Dios la mano en ese fuego para que se queme el nombre del condenado?
Si la meditación de lo anterior no le convence, cómo me refutará estas otras palabras tan bíblicas como las anteriores: "Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?... ¿Quién podrá acusar a los hijos de Dios? Dios es el que absuelve. ¿Quién será el que condene?" (Rom 8,31).
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(Continuará)
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