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"Rompe la tela de este dulce encuentro"
(S. Juan de la Cruz, en
"Llama de amor viva")
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Estás ahí, de siempre.
Eres fuente del tiempo,
conductor de la historia,
garante de lo eterno.
Estás (¡y yo sin verte…!)
en el agua, en el viento,
en la vid, en la espiga,
en el orden del cielo.
Estás dentro. Mi vida,
cual chispa de tu fuego,
arde en llama de amores
y se nutre en tu seno.
Ahora sí puedo verte
de carne, en el pesebre,
a la vera del buey,
mi Niño, a la intemperie.
Se ha rasgado mi noche
al filo de la aurora.
Hoy, tu eterna Presencia
me asombra y me enamora.
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Fr. Fermín Fernández Biénzobas, OSA
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