Entréme donde no supe III - (El ansia de una Presencia que te abraza)
.
3.- La experiencia de Dios es "aspiración" y "presencia":
La sensación de aspiración es común a las "experiencias de ser" y a las "experiencias de Transcendencia". Ambas sensaciones son dinámicas. (Me sigo refiriendo a las aspiraciones profundas del ser y no a los deseos del yo cerebral o de otras instancias de la persona como son los ideales, proyectos, atracciones, etc.).
La "aspiración" es una energía, contenida en las realidades positivas del ser, que impulsa al desarrollo y a la acción. Se percibe como un impulso a afirmar mis dones personales, a crecer y a proyectarme en mi entorno.
La "experiencia de ser" consiste en concienciar mis rasgos constitutivos y sumergirme en ellos, dejándome sentir las sensaciones profundas que laten a ese nivel del ser. Es lo que algunos sicólogos llaman "tiempo de ser", una especie de baño vital en lo mejor de uno mismo.
La "experiencia de Transcendencia", sin embargo, se percibe como una profundización mayor, un sumergirse en el manantial infinito de mis rasgos, como un acercamiento al origen de mi ser, como una succión desde el centro de mi vida a lo desconocido, a lo inabarcable y misterioso.
Pero, sobre todo, lo que caracteriza esta experiencia es la sensación neta de una Presencia: Un "más que yo" en mí.
Es frecuente que una "experiencia de ser" desemboque en una "experiencia de Transcendencia" por ese contraste, ya descrito, de mi finitud con la Infinitud que intuyo bajo mis rasgos esenciales. Lo más difícil es sumergirse en lo profundo de la persona, en el ser, una vez allí es sencillo deslizarse por esa apertura a la Transcendencia que late en el fondo (1).
Para facilitar una visión plástica de esas dos experiencias (del ser y de la Transcendencia) destacaré su parecido con los dos movimientos vitales de una semilla:
Una vez sumergida en el entorno adecuado, se producen dos desarrollos: Uno hacia abajo con el "despliegue de sus raíces" y otro hacia arriba con la "emergencia y crecimiento de un tallo" que, llegada la madurez, dará los frutos de su especie.
Esa planta viva depende de sus raíces, pero su desarrollo será hacia fuera y sus frutos serán la expresión de su madurez. Si un árbol tuviera consciencia y sensibilidad podría percibir la tierra como algo inmenso, en cuyo seno se pierden sus raíces, y se sentiría inundado por la savia que le llena de vida y le empuja a crecer. La inmensidad del terreno sería la Transcendencia. La savia sería el ser cuyo dinamismo le empuja a crecer, a expandirse y dar fruto.
_________________________
(1) El organismo de formación PRH (Personalidad y Relaciones Humanas) imparte el curso "Camino del ser... Camino de Dios", cuyo título ya sugiere la estrecha relación entre ser y Transcendencia.
.
Un ejemplo: Estos versos pueden expresar plásticamente cómo desde las "aspiraciones del ser" (lo positivo que late en el fondo) uno se desliza hacia esa Presencia, que se hace sentir, y nace el diálogo:
.
.
De Rodillas
De rodillas a Ti vengo
herido de adoración.
De mi barro redimido
mana luz de admiración.
Inmensidad
Plenitud
Grandeza
Te llama mi ser pequeño
borracho de esta pasión
de búsquedas y de encuentros
latiendo en el corazón.
Cuidado
Amor
Providencia
Sólo a ciegas te persigo
urgido de esta atracción
que siento mueve mi alma
sin saber por qué razón.
Paz
Ternura
Belleza
Desde niño me miraste,
yo no sé por qué, mi Amor,
me cogiste y me abrazaste,
endulzaste mi dolor.
Te convertiste en mi Padre,
bajaste a mi cascarón.
Mi orfandad quedó habitada
de tu dulce posesión.
¡Mi Dios, mi Padre, mi Todo!
Yo te adoro con fervor.
Te doy mi barquita chica,
navega mi corazón.
De rodillas a tu vera
me siento henchido de sol.
Cuanto más mi cabeza inclino,
más me invade tu esplendor.
¡Ven papaíto mío!
¡Ven Amor, Amor, Amor!
Que se me evapora el alma
fundida en tu adoración.
.
De "Versos para Orar"
.
Continuará...
_____________________________________________________________________
_____________________________________________________________________
3.- La experiencia de Dios es "aspiración" y "presencia":
La sensación de aspiración es común a las "experiencias de ser" y a las "experiencias de Transcendencia". Ambas sensaciones son dinámicas. (Me sigo refiriendo a las aspiraciones profundas del ser y no a los deseos del yo cerebral o de otras instancias de la persona como son los ideales, proyectos, atracciones, etc.).
La "aspiración" es una energía, contenida en las realidades positivas del ser, que impulsa al desarrollo y a la acción. Se percibe como un impulso a afirmar mis dones personales, a crecer y a proyectarme en mi entorno.
La "experiencia de ser" consiste en concienciar mis rasgos constitutivos y sumergirme en ellos, dejándome sentir las sensaciones profundas que laten a ese nivel del ser. Es lo que algunos sicólogos llaman "tiempo de ser", una especie de baño vital en lo mejor de uno mismo.
La "experiencia de Transcendencia", sin embargo, se percibe como una profundización mayor, un sumergirse en el manantial infinito de mis rasgos, como un acercamiento al origen de mi ser, como una succión desde el centro de mi vida a lo desconocido, a lo inabarcable y misterioso.
Pero, sobre todo, lo que caracteriza esta experiencia es la sensación neta de una Presencia: Un "más que yo" en mí.
Es frecuente que una "experiencia de ser" desemboque en una "experiencia de Transcendencia" por ese contraste, ya descrito, de mi finitud con la Infinitud que intuyo bajo mis rasgos esenciales. Lo más difícil es sumergirse en lo profundo de la persona, en el ser, una vez allí es sencillo deslizarse por esa apertura a la Transcendencia que late en el fondo (1).
Para facilitar una visión plástica de esas dos experiencias (del ser y de la Transcendencia) destacaré su parecido con los dos movimientos vitales de una semilla:
Una vez sumergida en el entorno adecuado, se producen dos desarrollos: Uno hacia abajo con el "despliegue de sus raíces" y otro hacia arriba con la "emergencia y crecimiento de un tallo" que, llegada la madurez, dará los frutos de su especie.
Esa planta viva depende de sus raíces, pero su desarrollo será hacia fuera y sus frutos serán la expresión de su madurez. Si un árbol tuviera consciencia y sensibilidad podría percibir la tierra como algo inmenso, en cuyo seno se pierden sus raíces, y se sentiría inundado por la savia que le llena de vida y le empuja a crecer. La inmensidad del terreno sería la Transcendencia. La savia sería el ser cuyo dinamismo le empuja a crecer, a expandirse y dar fruto.
_________________________
(1) El organismo de formación PRH (Personalidad y Relaciones Humanas) imparte el curso "Camino del ser... Camino de Dios", cuyo título ya sugiere la estrecha relación entre ser y Transcendencia.
.
Un ejemplo: Estos versos pueden expresar plásticamente cómo desde las "aspiraciones del ser" (lo positivo que late en el fondo) uno se desliza hacia esa Presencia, que se hace sentir, y nace el diálogo:
.
.
De Rodillas
De rodillas a Ti vengo
herido de adoración.
De mi barro redimido
mana luz de admiración.
Inmensidad
Plenitud
Grandeza
Te llama mi ser pequeño
borracho de esta pasión
de búsquedas y de encuentros
latiendo en el corazón.
Cuidado
Amor
Providencia
Sólo a ciegas te persigo
urgido de esta atracción
que siento mueve mi alma
sin saber por qué razón.
Paz
Ternura
Belleza
Desde niño me miraste,
yo no sé por qué, mi Amor,
me cogiste y me abrazaste,
endulzaste mi dolor.
Te convertiste en mi Padre,
bajaste a mi cascarón.
Mi orfandad quedó habitada
de tu dulce posesión.
¡Mi Dios, mi Padre, mi Todo!
Yo te adoro con fervor.
Te doy mi barquita chica,
navega mi corazón.
De rodillas a tu vera
me siento henchido de sol.
Cuanto más mi cabeza inclino,
más me invade tu esplendor.
¡Ven papaíto mío!
¡Ven Amor, Amor, Amor!
Que se me evapora el alma
fundida en tu adoración.
.
De "Versos para Orar"
.
Continuará...
_____________________________________________________________________
_____________________________________________________________________