¿Tiene la Jerarquía misericordia del Pueblo de Dios? (2ª Parte: La magia del dios cocinero)
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Me había quedado en que las Preces litúrgicas de la santa Misa (oración litúrgica por excelencia) nos empujan a imaginar un "dios chef" que nos cocina bajo demanda. Es decir, un inexistente "dios intervencionista" y sordito el pobre (óyenos, óyenos, óyenos...).
Sin embargo, la administración del mundo nos corresponde a nosotros como seres libres y autónomos. Nosotros sembramos, cosechamos y cocinamos. Nuestra es la responsabilidad del guiso.
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Uno de los medios más eficaces para llegar a lo que individualmente no llegamos es el "voto democrático", que muchos católicos desvalorizan, confunden u omiten irresponsablemente.
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La garantía de progreso no está en votar apasionadamente ideologías o colores, sino en votar a personas o grupos que sepan administrar bien, crear riqueza y promover trabajo. Es decir, a personas que tengan formación, experiencia y resultados. Mira su "currículo" porque hay mucho pelele chupando de la política.
Que no te engañen con "cantos de sirena" por muy embriagadores que suenen. Ni con descomunales regalos como el "caballo de Troya", que terminó en tragedia colectiva. Sé realista y analiza el pasado, descubre quiénes nos hicieron avanzar y quiénes nos hundieron. Vota a los eficientes, no a los ignorantes, charlatanes, maledicentes, calumniadores y demagogos. Cuantos más años cumplo mejor veo la verdad del dicho de mi abuelo: "Sabios me maten y burros no me traten".
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¡Cuidado con los católicos ingenuos que votan "idealismos" disfrazados de cristianismo! Creen que es posible volar sin empezar a andar. Para las cosas de aquí abajo hay que ser muy realistas, caminar sobre la tierra, no sobre las nubes.
Jamás habrá una democracia capaz de emular el Evangelio por muy "idealistas" que se pongan algunos obispos o grupúsculos de ultras perdedores. En el actual mundo global y variopinto no caben añoranzas de políticas confesionales. "Percibir la voz de Dios en la realidad" he leído esta mañana. ¡Eso es!
Analiza bien cuál es el "voto útil". En este mundo imperfecto hay que conformarse muchas veces con "el bien posible" e incluso con "el mal menor". De esto nuestros "maestros" no hablan porque tienen pánico a los poderosos y creen que la administración de mundo (un enemigo) no va con ellos. (¿De dónde creerán que sale el pan que comen?).
Sin embargo, elegir inteligentemente a los dirigentes resolverá más necesidades que todas las "preces litúrgicas". Somos nosotros los que debemos buscar la luz y caminar hacia ella. Para eso nos han creado inteligentes. Es así como se resuelven los problemas de aquí abajo, no colgándoselos a un imaginario "dios perchero". Ni demandando de una carta rutinaria el menú que nos debe preparar un "dios cocinero".
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No existe un "dios intervencionista" que mueva el mundo como un tablero de ajedrez o una pelota. No existe más cocina que la nuestra y no hay un "dios cocinero" a la carta. Existe un único Dios creador que te ha confiado la administración de tu vida y te ha dado todos los medios: inteligencia, voluntad, libertad, todas las riquezas interiores y un planeta lleno de recursos.
Es decir, te ha creado "a su imagen y semejanza" y te está ayudando desde dentro para que tú descubras y elijas el camino de la felicidad. La "parábola del hijo pródigo" es un inmenso chorro de luz para comprender cómo es el Dios de los cristianos y cómo somos nosotros.
Si imaginas un "dios intervencionista", estás fabricando un "dios terriblemente cruel". ¡Es evidente! Si nuestro Dios puede intervenir en el mundo, calmar el hambre, curar las enfermedades, eliminar las guerras, etc. y no lo hace, entonces se trata de un "dios cruel". Si alguien (hombre, ángel, santo o dios) puede solucionar parte o todos los problemas de este mundo y no lo hace, sin duda es "un ser cruel y sádico", indigno de llamarse humano y mucho menos "dios", "padre", "madre" o perrito que ladre.
¿Pero no es Todopoderoso? ¡Sí, rotundamente! Pero Dios no puede contradecirse, ni puede fabricar "absurdos". Por ejemplo, no puede hacer que el agua sea fuego, o que un rombo sea a la vez un círculo. Por tanto, no puede crear un ser libre y al mismo tiempo intervenido. La cuenta de la "administración autónoma" de nuestros dones se nos pedirá tras la muerte, aunque las consecuencias las suframos o las disfrutemos ya en esta vida. Se describe muy claro en la "parábola de la viña arrendada" (Mt 21,33) o en la "parábola de los talentos" (Mt 25,14).
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Al hacernos "a su imagen y semejanza" nos ha traspasado parte de sus dones y poderes, la capacidad de crear vida (multiplicarnos), de evolucionar, de gobernar el mundo y extraer todas sus riquezas (que se lo pregunten a agricultores, ganaderos, mineros, investigadores, etc.). Solo nuestra necedad nos ha convertido en inquilinos estúpidos que destruyen su propia casa, cedida gratuitamente (la personal y la común).
Cuando estamos hasta el cuello de porquería e irresponsabilidad (moral, social, física o mental) entonces acudimos al "dios barrendero" para que venga a limpiar lo que nosotros nos empeñamos en destrozar.
Y nuestra Jerarquía, nuestros "sabios y entendidos", en vez de movernos con la oración a la responsabilidad, a la lucidez, al orden y al avance de nuestro mundo, nos construyen "oraciones oficiales" para suplicar al "dios barrendero" que intervenga con urgencia (los ejemplos serían incontables).
Como me dice un joven inteligente: "Habéis convertido la Iglesia en un teatro. Con tal de que entre público, los eclesiásticos se han inventado un dios milagrero, en vez del que te ilumina, acompaña y fortalece para mover el mazo".
O como decía un descreído Woody Allen: "Si Dios tan sólo me hiciera una simple señal, como hacer un ingreso a mi nombre en un banco". Tiene razón. Si puede unas cosas, por qué no otras inmediatas y prácticas.
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Los católicos somos muy pero muy "auto referenciales" (fuera de nuestro ombligo no hay verdad ni salvación), "nada autocríticos" (no está permitido y pueden declararte hereje) y "muy sometidos" a los clérigos. (¿Ese enquistado sometimiento no será una de las causas de la huida de las libérrimas nuevas generaciones?).
El día que descubramos que Dios nos ha creado "autónomos y libres" tal vez queramos aprender a discernir, pensar y actuar en conciencia soltándonos de la sotana del cura. Y tal vez descubramos cómo es Dios y cómo dirigirnos a Él.
¿Nos ayuda la Jerarquía con su "liturgia" actual a caminar hacia esa madurez o a permanecer infantiloides?
Me asustan las respuestas…
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Ejemplo de Preces litúrgicas compuestas y rezadas habitualmente en su Parroquia por Francesc Gimbernat, un joven catequista de 97 años, que ya defendía y predicaba cuanto he expuesto hace 50 años:
Respuesta del Pueblo: AMEN (puede cantarse).
- Dios Padre, bondad personificada, no podemos servir a los hermanos si nos dejamos guiar por el dinero. Queremos seguir tu Espíritu para que no nos dejemos dominar por el dinero.
- Dios, Padre de Jesús y Padre nuestro, te damos gracias por tu bondad y magnanimidad, manteniendonos tu amor en cada momento de nuestra vida.
- Jesús, Dios y Señor nuestro, gracias por enseñarnos el amor generoso del Padre Dios. Gracias por tus enseñanzas para vivir una vida humana de plenitud.
- Jesús, maestro de vida, de amor y servicio, aceptamos tu compañía en nuestro tránsito por esta tierra. Deseamos abrirnos al Espíritu de vida llena.
- Espíritu Dios, por tu acción podemos comer el pan del cielo, el pan de la vida eterna, el cuerpo de Jesús resucitado. Gracias.
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Continuará…
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P.D. ¡Por favor, por favor! Enviad esta meditación a cuantos obispos y sacerdotes conozcáis. A ver si entre todos logramos cambiar la liturgia actual y acercarnos al Dios verdadero, al Abba de Jesús.
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Me había quedado en que las Preces litúrgicas de la santa Misa (oración litúrgica por excelencia) nos empujan a imaginar un "dios chef" que nos cocina bajo demanda. Es decir, un inexistente "dios intervencionista" y sordito el pobre (óyenos, óyenos, óyenos...).
Sin embargo, la administración del mundo nos corresponde a nosotros como seres libres y autónomos. Nosotros sembramos, cosechamos y cocinamos. Nuestra es la responsabilidad del guiso.
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Uno de los medios más eficaces para llegar a lo que individualmente no llegamos es el "voto democrático", que muchos católicos desvalorizan, confunden u omiten irresponsablemente.
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La garantía de progreso no está en votar apasionadamente ideologías o colores, sino en votar a personas o grupos que sepan administrar bien, crear riqueza y promover trabajo. Es decir, a personas que tengan formación, experiencia y resultados. Mira su "currículo" porque hay mucho pelele chupando de la política.
Que no te engañen con "cantos de sirena" por muy embriagadores que suenen. Ni con descomunales regalos como el "caballo de Troya", que terminó en tragedia colectiva. Sé realista y analiza el pasado, descubre quiénes nos hicieron avanzar y quiénes nos hundieron. Vota a los eficientes, no a los ignorantes, charlatanes, maledicentes, calumniadores y demagogos. Cuantos más años cumplo mejor veo la verdad del dicho de mi abuelo: "Sabios me maten y burros no me traten".
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¡Cuidado con los católicos ingenuos que votan "idealismos" disfrazados de cristianismo! Creen que es posible volar sin empezar a andar. Para las cosas de aquí abajo hay que ser muy realistas, caminar sobre la tierra, no sobre las nubes.
Jamás habrá una democracia capaz de emular el Evangelio por muy "idealistas" que se pongan algunos obispos o grupúsculos de ultras perdedores. En el actual mundo global y variopinto no caben añoranzas de políticas confesionales. "Percibir la voz de Dios en la realidad" he leído esta mañana. ¡Eso es!
Analiza bien cuál es el "voto útil". En este mundo imperfecto hay que conformarse muchas veces con "el bien posible" e incluso con "el mal menor". De esto nuestros "maestros" no hablan porque tienen pánico a los poderosos y creen que la administración de mundo (un enemigo) no va con ellos. (¿De dónde creerán que sale el pan que comen?).
Sin embargo, elegir inteligentemente a los dirigentes resolverá más necesidades que todas las "preces litúrgicas". Somos nosotros los que debemos buscar la luz y caminar hacia ella. Para eso nos han creado inteligentes. Es así como se resuelven los problemas de aquí abajo, no colgándoselos a un imaginario "dios perchero". Ni demandando de una carta rutinaria el menú que nos debe preparar un "dios cocinero".
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No existe un "dios intervencionista" que mueva el mundo como un tablero de ajedrez o una pelota. No existe más cocina que la nuestra y no hay un "dios cocinero" a la carta. Existe un único Dios creador que te ha confiado la administración de tu vida y te ha dado todos los medios: inteligencia, voluntad, libertad, todas las riquezas interiores y un planeta lleno de recursos.
Es decir, te ha creado "a su imagen y semejanza" y te está ayudando desde dentro para que tú descubras y elijas el camino de la felicidad. La "parábola del hijo pródigo" es un inmenso chorro de luz para comprender cómo es el Dios de los cristianos y cómo somos nosotros.
Si imaginas un "dios intervencionista", estás fabricando un "dios terriblemente cruel". ¡Es evidente! Si nuestro Dios puede intervenir en el mundo, calmar el hambre, curar las enfermedades, eliminar las guerras, etc. y no lo hace, entonces se trata de un "dios cruel". Si alguien (hombre, ángel, santo o dios) puede solucionar parte o todos los problemas de este mundo y no lo hace, sin duda es "un ser cruel y sádico", indigno de llamarse humano y mucho menos "dios", "padre", "madre" o perrito que ladre.
¿Pero no es Todopoderoso? ¡Sí, rotundamente! Pero Dios no puede contradecirse, ni puede fabricar "absurdos". Por ejemplo, no puede hacer que el agua sea fuego, o que un rombo sea a la vez un círculo. Por tanto, no puede crear un ser libre y al mismo tiempo intervenido. La cuenta de la "administración autónoma" de nuestros dones se nos pedirá tras la muerte, aunque las consecuencias las suframos o las disfrutemos ya en esta vida. Se describe muy claro en la "parábola de la viña arrendada" (Mt 21,33) o en la "parábola de los talentos" (Mt 25,14).
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Al hacernos "a su imagen y semejanza" nos ha traspasado parte de sus dones y poderes, la capacidad de crear vida (multiplicarnos), de evolucionar, de gobernar el mundo y extraer todas sus riquezas (que se lo pregunten a agricultores, ganaderos, mineros, investigadores, etc.). Solo nuestra necedad nos ha convertido en inquilinos estúpidos que destruyen su propia casa, cedida gratuitamente (la personal y la común).
Cuando estamos hasta el cuello de porquería e irresponsabilidad (moral, social, física o mental) entonces acudimos al "dios barrendero" para que venga a limpiar lo que nosotros nos empeñamos en destrozar.
Y nuestra Jerarquía, nuestros "sabios y entendidos", en vez de movernos con la oración a la responsabilidad, a la lucidez, al orden y al avance de nuestro mundo, nos construyen "oraciones oficiales" para suplicar al "dios barrendero" que intervenga con urgencia (los ejemplos serían incontables).
Como me dice un joven inteligente: "Habéis convertido la Iglesia en un teatro. Con tal de que entre público, los eclesiásticos se han inventado un dios milagrero, en vez del que te ilumina, acompaña y fortalece para mover el mazo".
O como decía un descreído Woody Allen: "Si Dios tan sólo me hiciera una simple señal, como hacer un ingreso a mi nombre en un banco". Tiene razón. Si puede unas cosas, por qué no otras inmediatas y prácticas.
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Los católicos somos muy pero muy "auto referenciales" (fuera de nuestro ombligo no hay verdad ni salvación), "nada autocríticos" (no está permitido y pueden declararte hereje) y "muy sometidos" a los clérigos. (¿Ese enquistado sometimiento no será una de las causas de la huida de las libérrimas nuevas generaciones?).
El día que descubramos que Dios nos ha creado "autónomos y libres" tal vez queramos aprender a discernir, pensar y actuar en conciencia soltándonos de la sotana del cura. Y tal vez descubramos cómo es Dios y cómo dirigirnos a Él.
¿Nos ayuda la Jerarquía con su "liturgia" actual a caminar hacia esa madurez o a permanecer infantiloides?
Me asustan las respuestas…
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Ejemplo de Preces litúrgicas compuestas y rezadas habitualmente en su Parroquia por Francesc Gimbernat, un joven catequista de 97 años, que ya defendía y predicaba cuanto he expuesto hace 50 años:
Respuesta del Pueblo: AMEN (puede cantarse).
- Dios Padre, bondad personificada, no podemos servir a los hermanos si nos dejamos guiar por el dinero. Queremos seguir tu Espíritu para que no nos dejemos dominar por el dinero.
- Dios, Padre de Jesús y Padre nuestro, te damos gracias por tu bondad y magnanimidad, manteniendonos tu amor en cada momento de nuestra vida.
- Jesús, Dios y Señor nuestro, gracias por enseñarnos el amor generoso del Padre Dios. Gracias por tus enseñanzas para vivir una vida humana de plenitud.
- Jesús, maestro de vida, de amor y servicio, aceptamos tu compañía en nuestro tránsito por esta tierra. Deseamos abrirnos al Espíritu de vida llena.
- Espíritu Dios, por tu acción podemos comer el pan del cielo, el pan de la vida eterna, el cuerpo de Jesús resucitado. Gracias.
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Continuará…
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P.D. ¡Por favor, por favor! Enviad esta meditación a cuantos obispos y sacerdotes conozcáis. A ver si entre todos logramos cambiar la liturgia actual y acercarnos al Dios verdadero, al Abba de Jesús.
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