Oración humana al Resucitado
.
Si te espero siempre
¿Por qué eres sorpresa?
Si estoy como el árbol,
esperando al pájaro,
- mensajero alto -
con todas las ramas
del ardor tendidas.
.
.
.
¿Por qué, como el árbol,
tiemblo cuando llegas?
¿Y por qué me pasma
la insólita vuelta
de lo repetido,
del invierno claro
detrás del otoño,
del estío inédito
tras la primavera?
.
.
La vuelta... ¿fatal?
¿Sin querer nosotros?
No, no. La queremos:
tras de su antifaz
de don a la fuerza,
se le ve su rostro,
libertad suprema.
.
Si te estoy pidiendo,
igual que se piden
la luz y el reflejo,
¿por qué, si me miras,
me asombro
de ver que mi alma
devuelve a tus ojos
tu misma belleza?
.
Te conozco, sí,
como se conocen
el fuego y los números.
Pero, al verte, siempre
parece que dejas de ser
por primera vez
el desconocido.
.
.
Mi ser está lleno
de infinitas sendas,
que han hecho tus pasos
de andar en mí tanto.
Tengo la vida sembrada
de huellas, las huellas
sólo de tus plantas.
.
.
.
Entonces, ¿por qué
cuando tú me andas
a besos, a sueños,
por esos senderos,
por qué me parece
que el alma se estrena?
.
.
Todo me lo das;
y todo te quedas.
Siento los tesoros
que tú has puesto en mí
igual que se siente
la edad de la vida
dentro de las venas:
siento mi riqueza.
.
.
.
Entonces
¿por qué al darme algo
no parece más,
y tiemblo de gozo
como tiembla el alma
al ver que la suerte
se inclina, se inclina,
y le da la dulce
dádiva primera?
.
.
Pedro Salinas
Largo Lamento, n. 43
.
.
.
.
Para nada te sirve la Resurrección… Si Cristo no VIVE HOY y AHORA en ti.
Solo la adhesión, la transformación y la identificación podrán demostrar que Él vive realmente en ti y por ti en el mundo.
.
. . . . . . ¡¡ Aleluya !!
.
. . . . . . ¡¡ Aleluya !!
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. . . . . . ¡¡ Aleluya !!
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. . . . . . ¡¡ Aleluya !!
Si te espero siempre
¿Por qué eres sorpresa?
Si estoy como el árbol,
esperando al pájaro,
- mensajero alto -
con todas las ramas
del ardor tendidas.
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¿Por qué, como el árbol,
tiemblo cuando llegas?
¿Y por qué me pasma
la insólita vuelta
de lo repetido,
del invierno claro
detrás del otoño,
del estío inédito
tras la primavera?
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La vuelta... ¿fatal?
¿Sin querer nosotros?
No, no. La queremos:
tras de su antifaz
de don a la fuerza,
se le ve su rostro,
libertad suprema.
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Si te estoy pidiendo,
igual que se piden
la luz y el reflejo,
¿por qué, si me miras,
me asombro
de ver que mi alma
devuelve a tus ojos
tu misma belleza?
.
Te conozco, sí,
como se conocen
el fuego y los números.
Pero, al verte, siempre
parece que dejas de ser
por primera vez
el desconocido.
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Mi ser está lleno
de infinitas sendas,
que han hecho tus pasos
de andar en mí tanto.
Tengo la vida sembrada
de huellas, las huellas
sólo de tus plantas.
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Entonces, ¿por qué
cuando tú me andas
a besos, a sueños,
por esos senderos,
por qué me parece
que el alma se estrena?
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Todo me lo das;
y todo te quedas.
Siento los tesoros
que tú has puesto en mí
igual que se siente
la edad de la vida
dentro de las venas:
siento mi riqueza.
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Entonces
¿por qué al darme algo
no parece más,
y tiemblo de gozo
como tiembla el alma
al ver que la suerte
se inclina, se inclina,
y le da la dulce
dádiva primera?
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.
Pedro Salinas
Largo Lamento, n. 43
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Para nada te sirve la Resurrección… Si Cristo no VIVE HOY y AHORA en ti.
Solo la adhesión, la transformación y la identificación podrán demostrar que Él vive realmente en ti y por ti en el mundo.
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. . . . . . ¡¡ Aleluya !!
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. . . . . . ¡¡ Aleluya !!
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. . . . . . ¡¡ Aleluya !!
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. . . . . . ¡¡ Aleluya !!