¡Protege tu matrimonio! (Las 9 precauciones contra la infidelidad)

Corazon herido


¿Cuántas veces vas a la peluquería? Pues si una cosa tan simple como el cabello te preocupa tanto, ¿cómo deberías cuidar tu matrimonio? En las anteriores entregas he intentado mostrar un esquema del "matrimonio humano" y del "matrimonio religioso". Ahora quiero advertir que el matrimonio es una planta viva que requiere protección y cuidados permanentes para no agostarse ni ser pasto de las plagas. No basta con "construir" hay que "mantener" día a día ese edificio para que no llegue la ruina y el desahucio.

La infidelidad no se presenta habitualmente de sopetón, suele comenzar con inocentes juegos relacionales, con simpatías y aproximaciones afectivas al sexo contrario. La infidelidad no siempre es sexual. Hay una larga lista de actuaciones y situaciones claramente infieles sin llegar a la traición del sexo aunque, evidentemente, lo acercan. En la actualidad, por ejemplo, el ordenador o el móvil se han convertido en la "red de pesca" o en la "pista de patinaje" de muchos corazones insatisfechos, solitarios, volubles, curiosos o pícaros. Muchos casados caen en sus redes.

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Es necesario construir una sólida y bonita cerca que proteja nuestro matrimonio de los depredadores modernos y de los desvaríos del corazón humano. No se trata de renunciar a la espontaneidad, la cercanía y la cordial relación humana. Se trata de ser lúcidos y prudentes para no arañar siquiera la fidelidad del corazón.

Os transcribo las 8 precauciones para proteger el matrimonio de la infidelidad, plaga peligrosa y muy extendida en el frívolo mundo actual. Fueron redactadas con gran acierto por Jill Savage (1), experimentada asesora familiar y matrimonial. Son luces para no caer en las peligrosas sombras de nuestro subconsciente o del degradado "ambiente humano" actual. Ella misma cita este oportuno texto bíblico: "Cada uno es tentado por su propio deseo, que lo atrae y lo seduce. Después su propio deseo, una vez consentido, engendra el pecado; y el pecado, una vez cometido, produce la muerte" (Sant 1,14).

Precaución 1: Elige sabiamente. Evita pasar tiempo innecesario con alguien del sexo opuesto. Por ejemplo, si buscas un entrenador personal en el gimnasio, elige mejor a alguien de tu mismo sexo.

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Precaución 2: Comparte sabiamente. Si un día te das cuenta que estás compartiendo con alguien secretos e intimidades sobre ti y tu matrimonio que no has compartido con tu esposo o que no lo harías, eso es una señal de alerta. Un lío emocional con alguien, incluso si no llega a ser sexual, también puede hacer mucho daño a la relación.

Precaución 3: Procura estar en sitios públicos. Haz el propósito de no citarte a solas con alguien del otro sexo. Si un compañero te invita a comer o a que le acompañes, haz que venga una tercera persona. No titubees en explicarle, si hace falta, que así lo has acordado con tu cónyuge. Puede servir para dar ejemplo.

Precaución 4: No seas inocente. La mayor parte de la gente que termina teniendo un lío no quería tenerlo; la infidelidad empieza como una relación inocente que termina alcanzando una profundidad emocional que cruza la línea de la fidelidad.

Precaución 5: Aumenta tu inversión en hogar. Los matrimonios fuertes se consiguen pasando tiempo juntos, riendo juntos, jugando juntos. Si no tienes citas con tu pareja, planea ya citas para los meses que vienen y haz que pasar tiempo juntos sea una prioridad.



Precaución 6: Presta atención a lo que piensas. Si todo el día estás pensando en los fallos de tu cónyuge, si el tiempo que dedicas a pensar en él o ella se centra en defectos y reproches, es fácil que cualquier otra persona pueda parecerte mejor y te atraiga. Haz una "lista por escrito" de los puntos fuertes que inicialmente te atrajeron de tu pareja. Aumenta el animar y apoyar y disminuye las críticas.

Precaución 7: No juegues a comparar. Todos tenemos malas costumbres, manías y errores. Es muy tramposo comparar a tu esposa o esposo con un nuevo conocido, porque al recién llegado no lo estamos viendo en el mundo real, en el mundo de compartir techo, cuidar niños a las tres de la mañana, cuadrar cuentas, etc.

Precaución 8: Busca ayuda. Buscar ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad. Busca ayuda quien está dispuesto a presentar batalla, es un primer paso de fuerza. Un terapeuta familiar cristiano, un buen consejero, etc. te darán una perspectiva serena, valiosa, para establecer nuevas estrategias para proteger o defender o reconstruir tu matrimonio.

Y me atreveré a añadir, por mi cuenta, una novena precaución de la que las mujeres, especialmente, no son conscientes o, cuando lo son, se escudan en su libérrima libertad femenina. Pero la fidelidad requiere poner límites a tu libertad porque ya elegiste. También hay varones "pavos reales" que deberían tomar nota de este último punto.



Precaución 9: No tientes ni te tientes. No insinúes -consciente o inconscientemente- con tu vestimenta, gestos, palabras, porte, posturas o concesiones, que buscas "guerra". El mundo actual es suficientemente oscuro y resbaladizo sin esas exhibiciones. Distingue con claridad entre decencia e indecencia. Reserva el "sex apeal" para tu pareja y muestra con orgullo tu alianza y recato matrimonial.

Un camino largo se empieza con un paso. Y un divorcio se empieza con una imprudencia. Sé precavido, dirige tus pasos a tu hogar. Allí están tus tesoros reales. Lo demás son pringosas fantasías.
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(1) www.jillsavage.org

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