Teología luminosa y Teología oscura

Sabiduria

Hay tantos teólogos escribidores, tantos opinantes, tantos libros… que los católicos nos perdemos. Unas veces porque nos cuentan profundidades que curioseamos con los zapatitos de la 1ª Comunión atados y bien atados.

Y, claro, no podemos dar un paso porque nos mancan. Otras veces vamos de "progres" por la vida y nos adherimos a cualquier viento novedoso. Los dos extremos me parecen muy peligrosos.
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Existen, en mi opinión, dos tipos de Teología:

- Luminosa, la que suma, la que ilumina y por tanto ayuda.

- Oscura, la que resta, la que no aporta nada positivo y es inútil.

La primera es la que me lleva al descubrimiento vital del "rostro de Dios". La segunda es la que multiplica las archivoltas de la mente y levanta cerros de papel para recortar o negar los misterios de nuestra fe. En nuestra historia eclesial siempre ha habido demasiados teóricos empeñados en sacar leche de un botijo, sin ninguna vibración de vida que transmitir.
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Me parece muy LUMINOSO, por ejemplo, que me hayan sacado de una "interpretación literal" de la Escritura y me hayan descubierto el lenguaje mágico, mítico y racional de la evolución humana.

Me ayuda saber que la creación pudo hacerse en 6 días o en 600 millones de años. Puedo, por tanto, mirar cara a cara los avances científicos sin que mi fe tiemble o se ponga a la defensiva.

Me ayuda enterarme que la mujer no procede del hombre, que lo de la costilla de Adán es puro mito patriarcal -propio de la época del escribiente- y, por tanto, no hay base alguna que justifique la inferioridad de la mujer, por mucho que se empeñe la "literalidad" de la Escritura.

También me ayuda darme cuenta que el pecado original no puede ser el quebranto puntual de una norma divina, cuyo castigo arrastra todavía hoy el género humano, sino la humana "limitación original" y sus sucesivos desequilibrios. Eso que, efectivamente, se transmite de generación en generación y que estamos llamados a mejorar personal y grupalmente caminando hacia la plenitud.

Por eso el bautismo no limpia nada, sino que ilumina y encamina al que se adhiere al Camino: En los niños por "representación", que ratificarán personalmente en la Confirmación. En los adultos por "conversión", que es realmente lo que nos abre al perdón, preconcedido desde la eternidad.

Me ha servido muchísimo percatarme de que el sacrificio de Isaac nunca pudo ser solicitado por Dios, sino por la influencia bárbara del "ambiente humano" de la época con sus sacrificios humanos a sus divinidades.

Ahora estoy protegido contra los cantamañanas (¡cuánto daño hacen y cuánto ensucian el rostro del Dios!) que me hablaron y hablan... de la "fidelidad de Abraham" al entregar a su hijo. Y estoy vacunado contra los paralelismos de tal sacrificio con la cruz del Señor. Mi corazón estaba cierto: Dios nunca, nunca, puede promover un parricidio. Lo intuí claramente aún en mi época de "carbonero".

Por el contrario, para nada me sirve que me digan que la historia de Noé fue un inexistente mito. ¿Cómo lo sabe el teólogo oscuro? ¿Estaba sentado allí tomando nota? No me sirve para nada destruir esa historia, aunque no sea una crónica exacta. Mi corazón me dice que Dios siempre protege a quienes se dejan proteger: "Al que sigue buen camino le haré ver la salvación", reza el salmo (Sal 49,23). Y esa es la moraleja precisamente, sin complicarme la vida metiendo la nariz en el arca. Podría seguir con innumerables ejemplos.
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Si nos adentramos en el NT las luces y las sombras se acentúan. Bendigo a los que me confirmaron mis sospechas de que el Padre no pudo exigir la sangre de su Hijo en pago por nuestros pecados.

Y que las teorías redentoristas de san Anselmo son ya historia pasada, aunque las tengamos todavía clavadas en el tuétano, en la predicación y en la liturgia. ¡Qué horror y qué dolor seguimos soportando los cristianos con esa interpretación tan contraria al Abba de Jesús! (Volveré sobre este "tema esencial" en mis próximas meditaciones).

Esos teólogos han sido para mí verdadera LUZ porque me han permitido encontrarme con el Abba de Jesús y huir del "fantasma sádico", inevitablemente imaginado por los judeocristianos.

¡Pobrecitos! No podían concebirlo de otra manera por sus tradiciones judías. Aquí incluyo a san Pablo que, además de apóstol era "hombre falible". Nos lo advierte él mismo cuando escribe que no sois de Apolo, ni de Pablo, sino de Cristo. Mucha doctrina tradicional olvidó esa advertencia de Pablo sobre sí mismo y se quedó con la bombilla (rompible y perecedera) en vez de con la LUZ de la Escritura.

Bendigo igualmente a los teólogos LUMINOSOS que me han hecho ver que Dios está SIEMPRE volcado sobre sus criaturas y que la oración de petición es solo el mínimo comienzo para relacionarme con Él. O que los santos no son "conseguidores" sino "ejemplos de vida" porque con un Padre millonario todo lo tenemos conseguido. Basta con ABRIRSE a sus regalos y cultivarlos (parábola de los talentos).

Por el contrario, para nada me sirven los teólogos OSCUROS con racionalismos etéreos sobre si la Resurrección ocurrió como la cuentan los evangelistas o fue una visión interior de sus discípulos.

¡Qué disquisiciones más tontas! Lo esencial y cierto es que Cristo resucitó. Cualquier intento de racionalizarlo es hacer el bobo. Hay cosas que o se creen o no se creen. O dejas que el corazón salte de gozo al leerlas, o te quedas con sustitutorias ideas frías.
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El NT conserva todavía una enorme carga mítica, es decir, un estilo de cuento pedagógico. Pero eso no nos puede llevar a negar la REALIDAD de los hechos allí relatados.

Se está exagerando tanto la interpretación simbólica que pareciera que el Evangelio no contiene hechos sino solo mitos interpretables a capricho.

Así se ha llegado al disparate de negar la realidad de los milagros, de la Transfiguración, de la Ascensión, de la virginidad de María, de la Eucaristía y un esperpéntico "et cetera". Pareciera que estos esnobs de la teología OSCURA tenían plaza de notario "in illo témpore"… Por ese camino llegaríamos al ridículo de afirmar que el mismo Cristo era un astronauta de avanzadísima era, con su láser de hacer lo que para nosotros -seres atrasados- serían milagros.

No podemos pasar de la pura "letra" al solo "símbolo", porque nos quedaremos sin contenido real. Esos dos peligrosos extremos nos muestran nuestra fatídica afición al péndulo y a la filigrana mental.
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Tenemos totalmente olvidado que la Palabra está inscrita previamente en el corazón humano y que la Escritura no es más que el despertador de nuestra dormida consciencia.

Por eso la teología que no sirve para la vida, que desbarata, que destruye, que confunde, no puede ser "sabiduría". Solo aquellos que nos descubren el amoroso rostro de Dios y el abrazo a los hermanos pueden ser verdaderos teólogos LUMINOSOS.

Los que siembran retorcimiento, confusión y oscuridad, inútil para la vida, no merecen más que nuestra indiferencia. "Cuando un ciego guía a otro ciego, los dos caen en la olla" (Mt 15,14).

Todo intento de explicar a Dios ("teo - logos" significa tratado de Dios) ha de partir de la certeza de que a Dios se le puede VIVIR y SENTIR pero no se le puede COMPRENDER. Sería tanto como encerrarle en nuestra pequeña cabecita donde realmente no cabe.

Esa certeza es la que me ha llevado a afirmar que "es tiempo de escucha" (1) también para los teólogos. Esa apertura al Pueblo de Dios les llevará a darnos las respuestas que hoy necesitamos para llegar a VIVIR al Dios que nos habita y nos envuelve, al que nuestro corazón ansía.

Y, como nuestra racionalidad exige partir de algún principio, no podemos olvidar las dos afirmaciones primarias e irrefutables:

- Dios es Amor: Cualquier teología que no parta o no llegue a esa realidad es falsa de toda falsedad. Es más, cualquier teólogo que no VIVA envuelto en ese amor está incapacitado para ayudar a VIVIR, por muchos doctorados que acumule.
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- Dios es Misterio: Es imposible saltarse el misterio y dar explicación cabal de todos los movimientos y obras de Dios. Lo único que podemos hacer es perforar nuestras inconsciencias y descubrir el ADN divino en nuestras propias entrañas. Por ahí, tal vez, podamos entrever quiénes somos y quién es Él. Ahora comprendo el apasionado ¡noverim me, noverim te! (que me conozca, que te conozca) de san Agustín.

A estas alturas de mi vida, mientras desciendo al "valle del abrazo", tengo la certeza de que debemos "dejar a Dios ser Dios", abrirnos dócil y humildemente a su "progresiva revelación" e intentar vivirlo, única manera de acercarse a la Vida.

Cada día estoy más cierto de que hay que buscarlo apasionada y constantemente en lo hondo, más que en la cabeza. Tu "ser" no puede más que anhelar "Al que es" y vivir en "El que te hace ser". Solo desde esa VIDA interior -corriente que te arrastra al mar- podrás intuir "quién eres" y "Quién es el que te llama".
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Por eso la "oración de impregnación" es la mejor escuela de teología que podrás encontrar. El mejor teólogo de todos los tiempos nos lo dejó dicho: "He aprendido más delante del Sagrario que en los libros". Y, al final de su vida, Fr. Tomasón de Aquino, después de una inmersión profunda en "El que es" (en la fiesta de san Nicolás) se negó a escribir una sola letra más, a pesar de la insistencia de su compañero, ayudante y amigo:

- ¡Tome la pluma, Fr. Tomás!

- No puedo, Fr. Reginaldo, no puedo, porque todo lo que he escrito me parece nada más que un poco de paja en comparación con lo que he visto y me ha sido revelado.

¡Qué buen ejemplo para los que tenemos la evidencia de "ser paja… pero paja enamorada", con el único deseo de trocarse en llamarada, que inicie verdaderas hogueras en la buena madera de los hermanos! Para terminar, tal vez, dejando de escribir como Fr. Tomás y practicando solo el abrazo...
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(1) ¡Es tiempo de escucha! - "Meditaciones desde la calle", pag. 17. Ediciones KHAF.
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LA VOZ DE LOS LECTORES:






¡Gracias, Jairo, por tus artículos! Son una lluvia de agua fresca que reaviva la esperanza y hace zoom para traernos aquí y ahora el mensaje del Evangelio en toda su dimensión. Sigue haciéndonos partícipes de lo que Dios te va mostrando por el camino. Unas veces nos abres cauces, otras nos confirmas lo que también nosotros percibimos y soñamos, otras nos ayudas a caminar juntos -con puntos de vista diversos- hacia la misma meta, dando gracias a Dios por la novedad de su mensaje y de su amor.

Me encanta lo que escribes, cómo lo escribes, desde dónde lo escribes y por qué lo escribes. Así que sigue escribiendo. Haces bien. La nueva evangelización va por ahí, le pese a quien le pese. Y el Concilio Vaticano II -tan recortado, olvidado y tergiversado- pretendía seguir por ahí también. Pero se puede recuperar y restaurar si nos lo proponemos. Un fuerte abrazo.

Sor Teresa Botana
León - España

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