En esta sociedad tecnológica, en la que estamos inmersos, se habla mucho de la liberación política, pero, ¿en dónde queda la liberación de cada una de nuestras personas? Para Erich Fromm la liberación personal implica “liberación de la codicia y la primacía de la razón. Pues quien está preso de sus pasiones irracionales, pierde la capacidad de ser objetivo y no hace más que justificarse cuando cree decir la verdad”. Hoy solamente se habla de la liberación política y esto hace mucho daño, pues los liberadores se transforman con frecuencia en nuevos dominadores, olvidándose de que el ser humano “puede ser esclavo sin estar encadenado” (Cf. Del tener al ser, Paidós, Barcelona, 1989). El personalismo está llamado a trabajar, especialmente en el ámbito de la cultura y de la educación, en favor de la libertad total, objetivo del humanismo radical o revolucionario, que incluye la liberación personal y social; integrando el concepto de razón en su triple aspecto: Inteligencia Racional, aplicada a la naturaleza (ciencia), Inteligencia Emocional, aplicada a la persona (conocimiento de sí mismo) y Inteligencia Espiritual para dar sentido a la vida respondiendo con nuestra vocacioón y responsabilidad. Esto significa que la persona entera se orienta y se dedica a lo que ha decidido, pues todas sus energías se centran en el objeto escogido, teniendo como bandera el ser y no el tener.