¿Necesitamos desarrollar nuestra conciencia?
| J L Vázquez Borau
Así, si no desarrollamos, disminuimos o negamos la conciencia personal (IES) entonces supervaloramos el lado racional (IR) o el lado del placer (IE), como realidades sustitutivas del verdadero ser de la persona. Como hace el racionalismo moderno, que se orienta hacia la absolutización de la razón desvirtuando la sensibilidad o el sentir, dando lugar al absolutismo y al dogmatismo. O el individualismo del siglo XXI, que centra su atención en el cuerpo, y tiene unos referentes obligados en el culto desmedido por la juventud y las apariencias, la primacía del goce, el fenómeno de la globalización, el mundo virtual y el imperio de lo efímero y lo desechable. Por esto, necesitamos que nuestra conciencia emerja, sobreponiéndose a la tiranía de la razón y la sumisión al narcisismo, para convertirse en la guía que oriente nuestra andadura vital en todos sus pormenores y momentos. Y, para lograr este fin, debemos integrar nuestro inconsciente, aceptando los elementos reprimidos, recuperando los opuestos rechazados y escondidos para lograr nuestra unificación del ser, sabiendo que el trabajo analítico conduce a la conciencia de sí mismo mientras que el esfuerzo por vivir los valores evangélicos lleva a cultivar la vida interior. El primer camino nos lleva a un mayor conocimiento de sí y, el segundo, a un mayor cultivo de la espiritualidad y experiencia de Dios.