El silencio es el alimento de la Inteligencia Espiritual (IES), de la misma manera que los sentimientos lo son de la Inteligencia Emocional (IE) y las ideas de la Inteligencia Racional (IR), el conjunto trinitario que configura nuestro ser como personas. En el silencio tomamos conciencia de que somos amados por el Ser Personal (Amor) que nos sostiene, Conciencia que engloba todas nuestras conciencias personales.
Hacer silencio en nuestro interior nos ayuda a ir desarrollando nuestra inteligencia espiritual (IES), del mismo modo que nos preocupamos de desarrollar nuestra empatía para la convivencia (IE), y nos formamos para tener criterio en el discernimiento (IE). La IES nos da el auténtico enfoque donde situar la IE y la IR. Es la luz que ilumina nuestro corazón y nuestra razón. Pero es auténtica luz en la medida en que este enraizada en el árbol de la Vida de nuestro ser. Así, la IES abre nuestra conciencia para superar nuestro egoísmo, nos une a la naturaleza, al ritmo de la vida; nos hace más atentos, más críticos; despierta la responsabilidad con los demás, defendiendo la dignidad de la vida; hace que nos comprometamos con la justicia, seamos compasivos y defendamos la naturaleza.
La IES nos aporta mayor sensibilidad, despierta nuestra conciencia, nos lleva a sentirnos unidos con la creación entera, a vivir más felices y comprometidos con un mundo más justo y más humano. Cada uno de nosotros abre un camino nuevo y creativo. De no hacerlo es una pérdida para todos.