¿Es posible el diálogo Fe-Ciencia?
"El funcionamiento del cerebro se comprende tan poco que se tiende a asociarlo a significados mágicos o místicos. Pero químicamente el cerebro es una colección de cables e interruptores" (Roger Korngerg, Premio Nobel de Química de 2006)
| JL Vázquez Borau
Cuando oímos expresiones como estas: «La gente se resiste a la idea pero la vida es solo química» del doctor Roger Korngerg, Premio Nobel de Química de 2006. Y prosigue: «El funcionamiento del cerebro se comprende tan poco que se tiende a asociarlo a significados mágicos o místicos. Pero químicamente el cerebro es una colección de cables e interruptores. Todos los cerebros humanos son más o menos iguales y las pequeñas diferencias son el resultado de distintos patrones en los interruptores, basados en una combinación de nuestra genética y de nuestras experiencias. Pero al final, es química y nada más y nada menos, aunque la gente se resiste a la idea. Muchas personas quieren asociar a sus propias experiencias algún significado especial, como la religión, Pero es química» (El País 12 de julio de 2019). Con estos presupuestos materialistas es muy difícil el diálogo Fe-Ciencia. Elevando a categoría absoluta a la Inteligencia Racional y olvidando que antropológicamente, además de esta, tenemos otras dos: la Inteligencia Emocional y la Inteligencia Espiritual,no hay diálogo posible. Si no se tiene esto en cuenta, no hay puntos de conexión entre la fe y la ciencia. Al afirmar la ciencia de que todo lo que no es constatable y demostable no cuenta, entonces el ser humano no sabe que hacer con las emociones y lo que es más importante, no sabe como dar sentido a su vida, que es el objetivo principal de la Inteligencia Espiritual. De ahí a un paso a convertirnos en máquinas y a olvidar el sentido ético de nuestras vidas. En definitiva, somos más que química. Somos hijos de Dios.