"San José nos enseña a confiar en Dios en medio de las tormentas de nuestra vida" Un hombre virtuoso

San José y el Niño
San José y el Niño Uriel Venegas

José es ante todo un buen padre que ayuda a su hijo a crecer humana y espiritualmente, haciéndolo capaz de amar y ser amado.

Durante estos días en que celebraremos el día del Seminario, pidamos a san José que interceda para que Dios nos envíe sacerdotes santos, servidores de la Palabra que alimenten a sus hermanos con los sacramentos y sean padres espirituales de todos, especialmente de los más necesitados

Dentro de unos pocos días celebraremos la solemnidad de san José, esposo de la bienaventurada Virgen María. Hoy quisiera compartir con vosotros una tradición antigua y original. Algunos autores cristianos han querido encontrar en cada una de las letras que forman el nombre de José la inicial de alguna palabra que lo defina. Inspirándome en esta tradición os hago llegar algunas reflexiones sobre este entrañable santo.

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La primera letra de su nombre coincide con la inicial de la palabra “justicia”, una de las cuatro virtudes cardinales. El evangelista Mateo nos dice que José era un hombre justo (cf. Mt 1,19). Cuando recibió la noticia de que María esperaba un hijo antes de vivir con él, para evitar difamarla, decidió repudiarla en privado. El Papa nos recuerda que el hombre justo es recto, sencillo y franco, no lleva máscara, se presenta tal como es, dice la verdad. No se preocupa solo de su bienestar individual, sino también del bien de toda la sociedad (cf. Audiencia, 3/04/24).

Con la segunda letra del nombre de José se escribe la palabra “obediencia”. Nuestro querido santo fue un hombre obediente a Dios. Sabía que su vida estaba en las manos del Padre y sabía que Dios siempre quiere lo mejor para nosotros. Por ello José no dudó en huir a Egipto con su familia cuando un ángel le advirtió que Herodes quería asesinar a Jesús (cf. Mt 2,13). José nos enseña a confiar en Dios en medio de las tormentas de nuestra vida, a dejar que sea Él quien lleve el timón de nuestra barca.

San José, “El Guardián” de lo cotidiano
San José, “El Guardián” de lo cotidiano

La letra “s” es la inicial de “silencio”. Y es que José fue un hombre silencioso. Los evangelios no recogen ninguna palabra pronunciada por él, tan solo el testimonio de su vida. Este hecho nos recuerda que es posible que nuestra existencia sea el único Evangelio que nuestros hermanos puedan leer. Pidamos al Señor que nos enseñe a evangelizar a los demás con el testimonio de una vida discreta, iluminada por la luz de Cristo.

Finalmente, con la letra “e” podemos escribir la palabra “experiencia”. José transmitió a Jesús todo lo que sabía. Enseñó a Jesús un oficio con el que ganarse la vida honradamente. Junto con María lo educó para que fuera una persona espiritual, que reconociera la voz de Dios en las pequeñas cosas. Le enseñó a pasar por la vida haciendo el bien, a ayudar a los demás con alegría, especialmente a los más vulnerables. Ojalá que nosotros también seamos capaces de transmitir a nuestros semejantes lo mejor de nosotros mismos.

San José obrero
San José obrero

José es ante todo un buen padre que ayuda a su hijo a crecer humana y espiritualmente, haciéndolo capaz de amar y ser amado. Durante estos días en que celebraremos el día del Seminario, pidamos a san José que interceda para que Dios nos envíe sacerdotes santos, servidores de la Palabra que alimenten a sus hermanos con los sacramentos y sean padres espirituales de todos, especialmente de los más necesitados.

Queridos hermanos y hermanas, san José nos enseña que el secreto de la verdadera alegría se encuentra en entregar, con amor, nuestra vida a Dios y a los demás.

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