Aprender el Misterio del Amor
Un misterio de amor que engloba en él la vida y la muerte. Y únicamente de la sabiduría de este misterio vivido correctamente puede nacer un hombre y una humanidad nuevos.Como nos sugiere Ramón Llull:
Preguntan al Amigo: -¿Cuál es la figura que tu Amado tiene dibujada en su estandarte?
Y el Amigo respondió: -Un hombre muerto.
Le preguntan de nuevo: -¿Por qué esa extraña figura?
Y respondió: -Porque mi Amado murió y fue crucificado por amor, y todos aquellos que se jactan de ser sus amantes deben seguir su ejemplo. (nº 98)
Sigue habiendo un hombre muerto en el estandarte de nuestro Amado. Un hombre muerto que son innumerables. Innumerables los que mueren crucificados, pero que mueren sin amor. Únicamente permanece en ellos la presencia del amor en la promesa del Amado: Yo doy mi vida para que tengan vida. Él da la vida para abrir las puertas a la reconciliación del amor.
El Amado necesita de muchos fervientes enamorados en un mundo donde son legión los que mueren sin amor. Así lo pide el Amigo: El Amigo halló a un hombre que moría sin amor. Y el Amigo lloró por la ofensa que esta muerte hacía a su Amado. Dijo al moribundo: ¿Por qué mueres sin amor? El hombre respondió: Porque yo jamás he hallado a nadie que me enseñara la doctrina del amor, porque nadie ha nutrido mi espíritu para hacer de mí un enamorado.
Y el Amigo dijo suspirando y llorando: ¡Oh devoción! ¿cuándo será lo bastante amplia para echar fuera el pecado y para dar a mi Amado una legión de fervientes y valientes enamorados para cantar por siempre sus perfecciones. (nº 203)
Los sufrimientos y la pasión de su Amado, el Amigo los contaba con lágrimas y suspiros, y con un pensamiento triste escribe las palabras últimas, de modo que la esperanza y la misericordia consolaban al Amigo. (nº 268) Y las palabras últimas del crucificado fueron estas: perdónales porque no saben lo que hacen… Padre, a tus manos encomiendo mi Espíritu... Estas siete últimas palabras que incluso se predican fuera del templo, en procesiones se la Semana Santa.
Esas palabras últimas que, a pesar de “pasearlas por la calles de nuestros pueblos y ciudades”, sin embargo, no han penetrado en lo profundo de nuestro corazón hasta hacerlo un corazón profundamente humano, y sensible a lo verdaderamente humano.
En nombre del Amor de su Amado, se pedía perdón al Amigo. Entonces él perdona e incluso se da a sí mismo juntamente con sus bienes (267). El Amigo del Amado aprende a perdonar mirando el estandarte del Amado y aprende a dar su vida. Aprende que en la sinfonía del amor están las notas de la vida y los silencios de la muerte.
El Amigo, el cristiano, contempla en la Cruz el horizonte del amor perfecto, y lleva su mirada contemplativa a la Buena Noticia de Jesús de Nazaret, a la Buena Noticia de sus enseñanzas, y de sus elocuentes gestos de vida; y aquí contempla cómo tiene que ser el sendero de los que peregrinamos en los caminos de este mundo hacia la casa del Padre.
Esta Cuaresma, esta próxima Semana Santa, sobre todo, es una nueva llamada, una nueva oportunidad para nuestra fe a contemplar “la Humanidad eterna presente ante nuestros ojos”, una Humanidad callada, para oír los gritos de una humanidad gimiente, doliente, despreciada. Te invito a hacer oración tuya, desde el corazón, estas palabras del poeta:
Clamamos
a Ti, Cristo Jesús, desde la sima
de nuestro abismo de miseria humana ,
y Tú, de humanidad la blanca cumbre,
danos las aguas de tus nieves….
para saciar nuestra sed.