¿Modelo anglicano o modelo evangélico?


Parece que vamos circulando con paso resuelto y decidido, en nuestra decadencia complacida, siguiendo la estela del modelo anglicano, "porque la falta de sacerdotes es un problema enorme, y no podemos seguir como siempre...". Con esta sólida fundamentación doctrinal, que no sigue ni de lejos los mínimos criterios que la PNL establece para la declaración adecuada de objetivos, nos disponemos a circular por una senda cuyos pasos, por otra parte, están perfectamente marcados: sacerdotes casados, diaconado femenino, sacerdocio femenino, diaconado homosexual, sacerdocio homosexual, obispos femeninos, obispos homosexuales...

Primero serán los "viri probati", después vendrán los "viri" a secas, y después ni viri ni probati ("quisque") y así sucesivamente... Al fin y al cabo, si de lo que se trata, en el fondo, es de encontrar mano de obra que realice los ritos religiosos eclesiásticamente prescritos, cualquiera con una mínima instrucción nos podrá servir...

A mi juicio, en cambio, el modelo anglicano es más de lo mismo, corregido y aumentado, o en nuestro caso, corregido y devaluado. Al final, el mismo institucionalismo, el mismo ritualismo y la misma falta de fe espiritual, que son las causas fundamentales de la crisis que estamos sufriendo, tanto en la Iglesia Católica como en las iglesias protestantes. Como todos sabemos, las iglesias históricas protestantes están en franca decadencia. ¿Vamos a tomar entonces alegremente como modelo para la Iglesia Católica un modelo decadente?

Yo creo que, gracias a Dios, ningún modelo es inevitable para la Iglesia Católica en orden a recuperar su vitalidad perdida. El modelo anglicano no tiene por qué ser nuestro referente inevitable y fatal. Podemos seguir otros caminos de progreso institucional...

Y digo progreso institucional y no progreso moral, como insisten los institucionalistas y los moralistas, (así como los inconscientes piadosillos, tanto laicos como religiosos, que en realidad no saben de qué va el juego), para desviar el foco de la atención y que todo se quede como está. Es necesario un progreso fundamentalmente institucional que libere las energías del Pueblo de Dios reprimidas por un modelo eclesiástico rígido, que se ha cerrado sobre sí mismo y que ya casi funciona por su propia maquinaria, pero que se ha ido alejando progresivamente de cualquier contacto con la realidad del mundo y de la sociedad en todos los órdenes, y esto durante siglos...

En este sentido, y a tenor del desarrollo de las distintas formas de espiritualidad hoy día, en las zonas claro está donde la espiritualidad es un poco más progresiva (aunque sin tirar cohetes, porque en todas partes cuecen habas...) el referente que yo creo más adecuado para nosotros se acerca más al "modelo evangélico" (hablo de los evangélicos serios, no de los histéricos). Es cierto que en temas doctrinales están mayormente perdidos. Pero en temas de proclamación de la Palabra y de motivación, así como en temas de organización y de utilización de los medios, nos llevan una ventaja importante.

El modelo evangélico se apoya fundamentalmente en los pastores. Pastores libres, con total posibilidad de desarrollar su ministerio según su llamada (siendo beneplácitos), y por tanto, sin interferencias institucionalistas de ningún tipo; pastores, pues, que se dedican a atender a sus comunidades, comunidades que, por otra parte, son libres de seguir a un pastor o a otro. Y además, les mantienen... y cuán generosamente! Cada pastor con su rebaño que le apoya y sostiene. Si no hay pastor, no hay rebaño. Si no hay rebaño, no hay pastor. Y que cada palo aguante su vela. Después, ellos se van agrupando según sensibilidades, y el pastor que con el tiempo se consolida como líder espiritual de una comunidad espiritualmente pujante, se convierte en líder de otros pastores, y así sucesivamente..

Libertad personal y pastoral para los sacerdotes. Este es para mí el quicio del nuevo modelo eclesial. Menos institución y más Pueblo de Dios, liderado por pastores libres que puedan desarrollar "su propio ministerio" (ya sabemos que su ministerio es eclesial, pero también es propio y en este sentido, podemos decir que los pequeños sacerdotes han sido expropiados de su propio ministerio) y que puedan así desempeñar un "ministerio de realización", pues ya serían protagonistas de su propio ministerio, y no vivirían de esta forma más un "ministerio de frustración", como ocurre hoy, reducidos a meros peones semigratuitos expendedores de sacramentos.

En este modelo de "sacerdotes en libertad", los carismas de cada uno se podrían manifestar libremente y, lo que es más importante aún, podrían ser reconocidos por el Pueblo de Dios (¨sensus fidelium¨), Pueblo de Dios que se iría agrupando según las sensibilidades espirituales y pastorales (y de cualquier tipo) de cada uno, en total libertad y sin distorsiones institucionalistas que interfieran ni en el querer del Pueblo de Dios ni en el querer de los pastores. Pastores libres, en fin, hombres, mujeres, casados, no casados, que proclamen abierta y verdaderamente la Palabra de Dios ---¨Id al mundo entero y proclamad..."---, cada uno realizando su propio modelo de ministerio: unos siguiendo un modelo más pastoral, otros siguiendo un modelo más carismático, y el que opte por un modelo de pastor-asistente social, que lo haga, el Pueblo de Dios lo reconocerá como tal, y podrá realizar, en libertad, una estupenda labor asistencial. Y que cada palo aguante su vela…

Y para que se entienda el impacto que la libertad de los sacerdotes pudiera tener para el bien de la Iglesia (por supuesto no para la institución eclesiástica) pondré algunos ejemplos:

¿Qué hubiera pasado si en los años de la existencia maléfica de ETA, se hubieran desenvuelto en total libertad pastores que hubieran tenido la posibilidad de haberse posicionado inequívocamente por la paz y contra ETA sin interferencias institucionalistas (por decirlo finamente...)?

¿Y qué pasaría hoy si pudiera haber pastores libres en Cataluña que tuvieran la posibilidad de posicionarse abierta, pública y libremente de diferente forma a lo que lo hacen las élites políticas y eclesiásticas catalanas imperantes hoy? Qué sorpresas se llevarían algunos!

Y para los que sienten el ¨vértico de la libertad¨, y esperan (¿y desean?) que, al romperse los yugos unificadores institucionalistas correríamos el riesgo de la disolución, de la desaparición (o de lo que sea), que miren a los primeros siglos de la Iglesia (no hablo de la institución) y vean cómo las primeras comunidades se iban desenvolviendo en libertad, e iban creciendo, ¨y se iban agregando cada día más al número de los que habían de salvarse...¨ Fueron los siglos de mayor vigor espiritual de la Iglesia-Pueblo de Dios. Los mejores siglos para la institución vendrían después: Monarquías feudales y absolutas, así como dictaduras nacional-católicas. El que tenga ojos que vea...

"Atención, pregunta": ¿Hay alguna posibilidad de que este modelo de pastores y sacerdotes libres sea implementado eclesiásticamente ? Lamento decir que ninguna. Sería algo así como si la institución eclesiástica se hiciera el harakiri... ¡Si los peones ritualistas son la mano de obra que sostiene este modelo eclesiástico!

Estamos dando la razón, con nuestra actitud y nuestro comportamiento, a Marx, que decía que todo modelo social se apoya, a la postre, en la mano de obra que lo sustenta. Acabado un modelo de mano de obra, se acaba el modelo social que en él se apoyaba. Por eso se necesitan más obreros, (no precisamente los obreros de la viña del Señor), esto es, peones ritualistas que sigan sustentando el vigente modelo eclesiástico. El que tenga oídos que oiga...

Pero este esquema de pastores libres es la única posibilidad de garantizar el paso del modelo de Iglesia-Institución, que hemos vivido desde hace unos 1500 años, al modelo más progresivo e inevitable, y más acorde, a mi juicio, con el querer del Señor ---¨en espíritu y verdad...¨---, de Iglesia-Pueblo de Dios-redimido por Cristo-llamado a evangelizar. Pueblo de Dios, pastores y ovejas unidos en espíritu, ovejas del rebaño del Señor, dirigido por sus pastores, esto es, pastores libres...

Y digo esto porque algunos ya están sepultando el ministerio sacerdotal ordenado (lo que sí cambiaría la esencia de la Iglesia fundada por Cristo, y no hablo de institución), como si el ministerio sacerdotal tuviera alguna carencia metafísica insuperable o sufriera de alguna especie de maleficio irremediablemente, y se tuviera por tanto que desechar. A mi juicio, por contra, el sacerdocio ministerial no sufre de ninguna carencia esencial, pues ha sido fundado por Cristo. El único problema que acaece es que los pequeños sacerdotes viven en una situación de sometimiento, aprisionamiento y frustración que les impide desarrollar la llamada del Señor para evangelizar y poder desarrollar esa llamada en su propio ministerio, un ministerio de realización y no de frustración. En este nuevo modelo de sacerdotes en libertad, cada sacerdote, y en especial cada pequeño sacerdote, tendría la posibilidad de desarrollar su propio ministerio, como Dios le da a entender (que es de lo que se trata), lo que siempre es fuente de afirmación personal y pastoral, y a la postre, de afirmación eclesial!

Pongo ante ti dos caminos.... tendremos el coraje (Fe) de elegir el camino correcto, según la Voluntad de Dios?
"Et dixerunt apostoli Domino: Adauge nobis fidem!", (Luke 17:5)
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