Fábula sobre la reconciliación y el testimonio cristiano
"Encontrarás dragones" tiene aire de fábula, formalmente marcada por una cuidada puesta en escena, la presencia frecuente de símbolos, el color sepia que pone distancia respecto de lo real y la prioridad del mensaje cristiano y ético sobre el perdón desde el fondo de la figura de San José María Escrivá de Balaguer.
Realizada por Roland Joffé al estilo plutarquiano de dos vidas paralelas, como ya hizo en sus antecesoras Los gritos del silencio (1984) y La misión (1986), nos adentra en la Guerra Civil española de la mano de Josemaría Escrivá de Balaguer y de un personaje de ficción llamado Manolo Torres, sugerente y poliédrico Wes Bentley. Desde la investigación periodística de Roberto Torres, hijo alejado del anterior, - correcto Dougray Scott- se van descubriendo las dos vidas. Por una parte, la historia dramática de su padre, de procedencia acaudalada, que desde la revancha y la traición, se ve abocado a la imposibilidad de amar a Ildiko, una miliciana húngara bien interpretada por Olga Kurylenko. Por otra parte, el crecimiento del pequeño Josemaría -interesante Charlie Cox- desde su infancia donde conoce a Torres y ya se marcan los contrastes de origen y perspectiva, hasta que ve madurar su vocación sacerdotal, como el grano de cacao que le muestra el colaborador judío de su padre, siguiendo los pasos de Jesucristo. Especialmente sugerente la escena de la llamada a seguir sus pasos y cargar con la cruz-haz de madera. El inicio de la guerra agudizará más el contraste, para Manolo un camino de descenso hacia el mal. Para Josemaría, y el pequeño grupo en torno a él, una experiencia de prueba que hace crecer la fe, fundamentada en un amor capaz de perdonar y manifestar coraje en medio de la adversidad. Al final, los caminos paralelos se encuentran en un momento significativo de gracia, que afirmar la victoria del perdón desde una perspectiva trascendente.
El filtro agnóstico del director, en vez de ser una dificultad para mostrar el testimonio de santidad de Escrivá de Balaguer, se convierte en una oportunidad. La elección del período de la Guerra Civil para mostrar la figura del santo es arriesgada. Sin embargo, resulta convincente para presentar lo esencial de su vida como misterio de amor reconciliador. La personaje de Manolo, el antagonista de ficción, en vez de alejar de la historicidad permite comprender mejor los resortes de la gracia que mueven al que es el protagonista verdadero, aunque en muchos momentos quede en un segundo plano que resalta su figura por contraste. La opción del guión es realmente atractiva para presentar de forma actual el testimonio cristiano. Relativiza la historia pequeña siendo fiel a lo fundamental, se aleja de la hagiografía presentando la duda y la incertidumbre como fondos para mostrar la fe que transforma a Josemaría. Así la finalidad de la película se realiza de forma indirecta, presentando la santidad como una mediación de la reconciliación.
La perspectiva universal de "Encontrarás dragones" tanto del mensaje como de su lectura actual, puede suponer una dificultad de interpretación. La presentación de la Guerra Civil desde la distancia histórica y geográfica del director supone el alejamiento del análisis de causas y del realismo de la presentación. La mirada de la fábula simplifica. Pero tiene una ventaja, se hace neutral y busca la verdadera lección última de una guerra donde los enemigos son los hermanos directos. La neutralidad de la mirada no es frecuente en la presentación de la Guerra Civil, todavía hoy es fácil elegir bando ocultando partes de la dolorosa verdad. En el cine casi no se ha logrado. En la literatura probablemente "Incierta gloria" de Joan Sales sea la novela que desde una perspectiva mucho menos ingenua, presenta la guerra como una llamada a la reconciliación en la verdad. La película, curiosamente realizada desde la perspectiva de un judío no practicante, se acerca a esta mirada. El protagonismo del santo es esencialmente un camino de reconciliación. Las palabras del fundador de la Obra citadas en la película son puestas en función de esta perspectiva. El acontecimiento cristiano es puesto en medio de forma significativa como una propuesta para el perdón y el encuentro que siempre llega como una oportunidad que procede de Dios.
Quizás esta película pueda ayudar a una lectura de la fe como propuesta de fraternidad para el mundo que viene de Dios. Esto supone una cierta distancia del dolor inmediato, asombrosamente todavía demasiado cercano después de más de setenta años del final de la guerra. Lo que nos permite recordar que el odio es la radiación nuclear que más dura. Probablemente esto solo se puede hacer desde una cierta distancia, no sólo geográfica como la del director, sino también espiritual. La vida de José María Escrivá es puesta en función de este empeño, lo que supone un Buena Noticia en tiempos, ¡acaso son posibles otros!, donde la reconciliación humanamente no es fácil si no tiene que ver con Dios. Probablemente por eso la película comienza recordando la frase de Oscar Wilde "Todo santo tiene un pasado y todo pecador, un futuro".