Continúa el éxito mejorando estética y dramáticamente Jueves Santo con The Chosen

Jueves Santo con The Chosen
Jueves Santo con The Chosen

La 5ª temporada se basa en la Última Cena

La famosa serie llega a su quinta temporada centrada en la Última Cena. Una apuesta arriesgada basada en un solo pasaje bíblico tan breve como central. Podría haber caído en la repetición o en intimismo, pero no es el caso. La nueva temporada gana en calidad estética y en fuerza dramática. No solo ha madurado la factura técnica sino de forma muy destacable el elenco de actores, encabezados por Jonathan Roumie en estado de gracia representando a Jesús.

Durante la quinta temporada se profundizan los conflictos. Por una parte, con el Sanedrín y los fariseos, así como con el poder romano y judío. Entre Caifás, Herodes, Poncio Pilato y Quintus se forja la acusación. Después emerge la incomprensión de loa discípulos con Pedro y Tomás a la cabeza con algunos antiguos discípulos y siempre salvando a María Magdalena y Mateo. Y más dramáticamente la traición de Judas. Sobre estas tramas secundarias resalta Jesús y sus palabras en la última cena que también recoge los discursos joánicos de despedida. Ahora el peso del guion se va decantado sobre el verdadero protagonista. Pero aprovechemos para realizar una mirada más global a la serie.

Cuando el 2017, Dallas Jenkins empezó la aventura de esta serie nada permitía esperar la gran difusión que ha alcanzado. Comenzó con pocos medios y una difusión típica de los productos evangélicos norteamericanos para cristianos confesantes. Sin embargo, nació con algunas intuiciones geniales: ser fieles al texto evangélico sobre Jesús pero actualizando y elaborando la personalidad de los discípulos, una consistente ambientación histórica con una puesta en escena cuidada en los detalles, un guion donde es posible la armonía ecuménica, la incorporación de mujeres a los elegidos y un elenco de actores entusiasta y fiel al proyecto.

La transmisión comenzó en redes y boca a oreja, en pequeños grupos que fueron aumentando. La aplicación “The Chosen” creció comenzando por el público joven en la tablet o el móvil. En interés avanzó y pasó hacia las plataformas que terminaron por contagiar a las televisiones. Y por fin, la pantalla grande, que permite destacar la factura técnica, la fuerza de la banda sonora y la intensidad dramática. Todo ello ha configurado un sistema de comunicación atractivo y que se fue abriendo a todos los públicos. Los jóvenes, el público femenino y la internacionalización han marcado un estilo donde los propios espectadores son los difusores.

La gran baza ha sido la identificación de los espectadores con los discípulos, que representan arquetipos que permiten la proyección del mensaje y los sentimientos. Su acierto es rescatar el encanto de la Buena Noticia desde la presentación de la humanidad de Jesús y de los elegidos. Usa la experiencia de la predicación evangélica que recoge el factor afectivo, incorpora la intensidad de la música, sabe resaltar la metáfora e incorpora tramas secundarias que dan novedad y frescura a viejo relato.

Los límites de no dejan de ser veniales. El principal radica en la dificultad propia de la representación cinematográfica de Jesús, donde no es fácil transitar de la humanidad a la divinidad. Otro riesgo es el propio de la seriación tentada de repeticiones y demasiados giros de guion para mantener al espectador. A veces resuena la tradición evangélica de los grandes predicadores de masas y la tentación de colocar a los elegidos como servidores del predicador principal. Otras veces también chirría para el público europeo algunos dejes más propios de EEUU como el tratamiento de la mujer o el abuso del sentimiento. Sin embargo, quedan ampliamente compensado por los aciertos.

Así pues, recibimos esta temporada como el fruto maduro de una serie que nos deja un documento audiovisual de gran atractivo sobre la figura de Jesús y los primeros discípulos. Y así mismo, nos abra la expectativa a las dos temporadas que quedan en torno a la muerte y a la resurrección. Esperemos siga la racha.

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