Contra Torrente, un niño, la muerte y Dios
Basada en el entrañable libro "Oscar y Mamie Rose", el mismo autor, Eric-Emmanuel Schmitt, vuelve nuevamente a dirigir cine, en este caso con la historia de un niño de diez años herido de resurrección. Contada con emoción, hondura, humor y desbordante creatividad esta aventura nos habla de forma tan desnuda y profunda de Dios que terminamos por esperar en Él.
El director-autor es un escritor francés especialmente significativo por su itinerario espiritual. Como suele decir "soy un escritor de esperanza en un mundo desesperado". Sus obras tanto de teatro, El visitante o Milarepa, como en sus novelas, El evangelio según Pilatos o El hijo de Noé, resaltan como la búsqueda religiosa de los seres humanos que se convierte en una fuerte motivación para vivir. En 1998 tuvo una experiencia mayor durante una expedición en el Sahara, allí se siente atraído por la vida de Jesús y las experiencias orantes de Dios. De ella surge la serie sobre el Invisible con Milarepa, dedicada al mundo del budismo junto con El sumo que no podía engordar, además de El señor Ibrahim y las flores del Corán que tiene como protagonistas a un abuelo musulmán y un adolescente judío, y de forma más explícitamente cristiana la obra que nos ocupa.
La película nos cuenta los últimos días, tan concentrados como si fueran ciento diez años, de Oscar -Amir se llama el joven actor-, un niño enfermo de leucemia al que los médicos han desahuciado y los padres no saben como acompañar bloqueados por su dolor. Pero allí aparece la Dama Rosa -estupenda y elocuente Michèle Laroque-, cuyo color identificaba en Francia y en distintos países a las voluntarias en los hospitales, en este caso un tanto obligada, si quiere vender sus pizzas, por el preocupado y lúcido doctor Düsseldorf -interpretado con generosidad por Max von Sydow-. Su labor comienza por un acercamiento que lleva a una extraña propuesta, que todos los días escriba una carta a Dios pidiéndole un deseo. El pequeño confía en ella porque es la única que le ha hablado abiertamente de la muerte. Los días, o mejor dicho los años, pasan rápidamente pero Oscar aprende escribiendo a Dios lo esencial de la vida y de la muerte. Y la dama Rosa le acompaña como mediadora ante los otros pero sobre todo ante su propio corazón. Como experimentada cuentista le habla de sus aventura en la lucha libre y así fascinado Oscar aprenderá también a pelear su combate. El resultado quedará pendiente de alguien que haga de despertador.
Absolutamente recomendable es una auténtica delicia que además invita a leer el libro, que posee nuevos e interesantes atractivos con sus casi doce cartas a Dios. La simplicidad con que plantea las cuestiones esenciales sobre la vida y su sentido, sobre el dolor y la verdadera fortaleza, la hacen especialmente indicada para ser vista por los espectadores jóvenes, especialmente de ESO y bachiller. A través de ella se afrontan tantos interrogantes callados que merecen una respuesta educativa, tantas veces silenciada. Por su parte, los adultos deberán reconocer que las mejores preguntas como las respuestas definitivas pasan por la simplicidad de los más pequeños. Y Oscar será un ejemplo de coraje en el aprendizaje de vivir, aceptando y amando, aprovechando cada instante como un regalo sorprendente y donde la felicidad brota inesperadamente en medio de la tormenta.
El público abarrota 657 salas viendo "Torrente 4. Crisis letal" pero desde aquí sugerimos en voz baja, frente a lo vacío y estéril, vete a ver "Cartas a Dios". A lo mejor te ayudará a ser mejor persona y probablemente te invitará a pensar y sentir, buscar y creer. Ser lúcidos en estos tiempos supone intentar elegir bien. Aunque los 21 millones de euros que aspira a recaudar en sala el Torrente-Segura nos recuerdan que la buena elección ética y estética sigue siendo un bien escaso. Aunque no todo está perdido mientras sigan existiendo películas así, a contra-Torrente.