La sabiduría en la comunicación. 31 consejos de Mons. Enrique Planas
El otro día en la entrega de los premios Bravo del 2015, Mons. Enrique Planas nos obsequió con estos consejos que han nacido de cinco fuentes que han fraguado una especial sabiduría desde la experiencia comunicativa y eclesial. Por una parte su trabajo de más de 20 años en el Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales, sus recorridos por todo el mundo enlazando y reuniendo comunicadores católicos, sus servicios al diálogo entre la fe y la cultura desde la comunicación y el cine, su vivencia de la comunicación como lugar de espiritualidad así como para el anuncio cristiano y, su pasión por generar redes de colaboración en la Iglesia sin excluir a nadie. Os ofrezco sus palabras.
"A voleo señalo una serie de criterios, supuestos, condiciones, aspectos, opiniones, juicios… llámenlos como quieran, que creo útiles para quien tenga una cierta responsabilidad en algunos campos de la pastoral católica de la comunicación.
*Amar el pasado, saberse herederos de una realidad histórica sin la cual no seríamos lo que somos.
*Sumergirse amorosamente en la realidad, tal como es. Y si hay que influir en ella o modificarla, tengamos como norte el Evangelio.
*Saber que con el tiempo todo puede tener arreglo, o mejor, todo puede construirse.
*Servir a la Iglesia con alegría, divirtiéndose si es posible; creo que es así como ella quiere ser servida.
*Aunque no falten responsables de Iglesia a los que un tono fúnebre no parece molestarles.
*No supeditar jamás la creatividad a la carrera y menos la verdad.
*Saber y reconocer que el mérito es de quien lo tiene y no en función de la posición que alguien ocupe en el organigrama.
*Actuar con conciencia de red (la Iglesia, desde su origen lo tiene claro), sabiendo que es más importante la vocación de nudo, más que la de ser enlace.
*Ayudar a construir la realidad comunicativa con criterios de armonía, sin crispaciones. Hacer comunicación social ha de ser lo más parecido a la composición de una sinfonía.
*Saber gestionar la complejidad.
*Tener conciencia de que vivimos un momento clave: un cambio de época más que un cambio de fase.
*Lo cual es una excelente ocasión para introducir o recuperar belleza, armonía, equilibrio, buen estilo, amabilidad, educación, etc.
*Saber oír y contrastar sin dejarse influenciar.
*Amistad con todos y no meterse ni dejarse zarandear por la política.
*Evitar y no animar la autocomplacencia, tan frecuente en los aledaños del poder ya sea político, económico, mediático, etc.
*Rodearse de personas que valgan más que uno.
*Ser conscientes de que la Iglesia va por delante, es pionera, es maestra de (vieja y nueva) humanidad…
*No temer el riesgo cuando es el caso. Ser prudente no es “no hacer” sino poner los medios adecuados para actuar con eficacia, para crear. Siempre con la verdad por delante y con elegancia y finura espiritual.
*No aceptar presiones políticas, económicas o ideológicas.
* Huir de los fundamentalismos, incluso de aquellos que visten piel de cordero.
*Un cristiano de la verdad hace un culto y es, por tanto, un ser libre.
*No tratar a los miembros del pueblo de Dios como a eternos adolescentes.
*Juan XXIII recordó que lo que importa de veras es “Jesucristo bendito, su Evangelio, la Santa Iglesia, la verdad y la bondad…“ no la defensa del sistema.
*Hagamos que la comunicación social sea la agencia de sentido que está llamada a ser.
*Y, a menudo, la verdad está reñida con lo políticamente correcto.
*El frecuente “y tú más” no sirve para nada ni convence a nadie.
*Ética, estética y funcionalidad son claves en la comunicación social.
* Hacer red no es construir corporativismo. Sobre todo no condescender con el eclesial, nada infrecuente.
*No crear problemas doctrinales.
*Aunque a los medios católicos también les corresponde facilitar e incluso ejercer la función profética.
*Digamos las cosas sin ambages, como las dice el Papa Francisco; en cuanto a sus palabras no las paniagüemos, evitemos ciertas hermenéuticas y sobre todo no las corrijamos.
Creo que es suficiente. Cuando Benedicto XVI dejó el pontificado, por este mismo hecho, se dijo que a partir de entonces todo era posible, de cara al necesario tirón que la vida de la Iglesia necesitaba. Francisco está realizando este “posible”. Esperemos que comunicación y comunicadores sepan ayudarle en esta tarea"
Toda una lección de maestro. Gracias Enrique.