Beppe Grillo y su movimiento 5 estrellas.

Desde España es imposible para un español conocer tan a fondo a este personaje como sin duda lo podrá conocer un italiano en Italia. Pero hay cosas que evidentemente me llaman mucho la atención de este señor, y dada mi experiencia por mi paso ya pasado en UPyD, puedo decir que a este personaje es más que seguro le queden dos telediarios en su vida política. Si Italia convoca elecciones, Beppe Grillo no va a obtener más escaños que los que tiene ahora, aventuro que puede obtener bastantes menos, salvo que Italia y los italianos sean realmente masoquista que no creo sea el caso.

A un político lo que le pedimos es que arregle nuestros problemas, no que cree problemas nuevos. Grillo está creándole a Italia problemas no solo nuevos, sino muy graves. Entiendo que él quiera ser coherente con lo que prometió y con lo que piensa, pero si en el nombre de la coherencia personal prometiendo cosas que pueden ser peligrosas pones en peligro la estabilidad de una nación serás más que un tío coherente, todo un grandísimo ejemplo de necio. En política no se entra para ser coherente en todo lo que uno promete o piensa, en ocasiones debes ceder a regañadientes por el bien de tu país y tu nación.

Si yo fuera presidente del gobierno, lo que más me molestaría es tener que atentar contra los dictados de mi conciencia en lo relativo a inmigración, sin duda tendría que poner fronteras a la inmigración en esta época de crisis. No puedo sacrificar a los españoles y a los inmigrantes que están aquí por honrar mi conciencia y mi coherencia.

Tampoco podría prohibir el aborto, aunque lo desease y siendo una práctica que me disguste, tengo clarísimo que concienciaría contra el uso del derecho a abortar pero no podría hacerlo porque la interrupción no es decisión mía sino de una mujer, y al estado le corresponde dotar de cierta seguridad sanitaria para que aborten las mujeres. Tal vez trataría incluso de promover una compra de sus hijos a las mujeres embarazadas que quieran abortar con tal de que no aborten.

Y que decir que incluso anhelaría acabar con la fiesta nacional de la tauromaquia, fiesta que tampoco podría hacerlo por mucho que grite mi conciencia si mi país no está de acuerdo en tomar esta decisión. Nuevamente trataría de concienciar.

Pero si estuviera en el lugar de Beppe Grillo, por mucho que yo haya prometido no apoyar a la izquierda o a la derecha italianas, tengo clarísimo que si me presentan para apoyar como presidente del senado al fiscal antimafia de Palermo, Pietro Graso, y por otra parte me presentan a un antiguo abogado de mafiosos como Renato Schifani, lo tengo clarísimo voto por Pietro Grasso y mando al carajo mis promesas electorales, sobre todo cuando Renato Schifani proviene de las filas del asqueroso pederasta Silvio Berlusconi. Si a Beppe Grillo le importa más su coherencia que evitar que gente impresentable entre en las instituciones, me temo que su futuro político va a estar acotado o más bien acabado.
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