Braulio contra las farmaceuticas o Braulio contra el condón.

Que no es el mismo título que decir Braulio contra el SIDA. El arzobispo Braulio Rodríguez Plaza siempre me ha recordado a Forrest Gump, por eso le llamo entre mis amistades el arzobispo Forrest Gump. Pero no porque resulte entrañable como el personaje, sino porque a la hora de hablar suele quedar como un bobo o un palurdo.

Respecto al VIH prima su ignorancia, y más cuando se deja llevar por la teoría de la conspiración farmacéutica. El señor arzobispo no desea saber que no existe medicamento alguno que sea efectivo contra el VIH hasta el punto de eliminarlo, y además, cuando este exista el tratamiento será rentabilísimo, porque para liquidar el VIH por completo dentro de una persona se requerirá seguramente un tratamiento de un año como mínimo (o hasta dos años), y eso para estar seguro de haber tenido éxito antes de suspender la medicación. Tendría que existir una revolución farmacéutica como para lograr un tratamiento de una semana o un mes.

Por otra parte, el arzobispo de Toledo acusa de simplistas a los que acusan a la Iglesia de provocar el SIDA en África por no permitir el uso del preservativo. Primero que eso que dice Braulio es una simplonería, ninguna institución medianamente inteligente dice que el SIDA no desaparece de África por culpa de la Iglesia, lo que dicen es que la negativa de la Iglesia al uso del condón es parte de un problema, pero eso es solo una infima parte del problema total. Si alguien dice que la Iglesia es la culpable es un gilipollas, y a los gilipollas no se les hace propaganda. Pero el arzobispo Forrest Gump prosigue preguntando: “¿Acaso en España no desaparece el VIH a pesar de haber preservativos?”. Esto es otra de las simplonerías a lo Forest Gump de nuestro arzobispo Forest Gump. ¿Quien le dijo que el VIH desaparece con condones? Los condones evitan los contagios si se utilizan, pero una vez producido el contagio el VIH ya no te lo quita el condón.

Para poner la guinda a tanta simplonería, el arzobispo Forrest Gump asegura que alguien le ha dicho que: “el preservativo se ha convertido en África en un arma de distracción del problema del SIDA. Son otras las causas del sida o de su gran difusión; una de ellas es el gran negocio de las grandes empresas farmacéuticas, que no bajan el precio de sus medicamentos e impiden la curación o el riesgo de muerte para tantos enfermos.”. Parece ser que el arzobispo Forest Gump es distraído del problema del SIDA en África por culpa del condón, pareciera que efectivamente cuando piensa en el SIDA se le viene a la mente lo mismo, el condón y no la pobre gente muriéndose o sufriendo marginalidad por causa de su infección. Pero por fin nuestro admirado arzobispo ha visto la luz, o más bien ha creído ver la luz en el led rojo de un televisor, pues son tan escasas las luces del señor arzobispo, que si se arriesga a ver algo más claro entre tanta tiniebla mental se ciega.

La elaboración de tratamientos para el VIH es un problema ciertamente grave, se ha conseguido rebajar mucho el precio de algunos de esos tratamientos que van dirigidos a paises africanos. Pero a pesar de estas reducciones, a pesar de usarse genéricos, sigue siendo un problema que una población tan pobre pueda comprar dichos genéricos. Por otra parte, me parece una hipocresía por parte de Braulio que se queje tanto de las farmacéuticas. La Iglesia Católica ha sido accionista, y seguramente siga siendo accionista de algunas de estas farmacéuticas, y lo primero que le ha interesado a la Iglesia con sus inversiones es ganar dinero a costa del precio del medicamento en lugar de avaratar medicamentos. Y por otro lado, la investigación farmacéutica a nivel privado está siendo subvencionada con fondos originados de los beneficios que estas obtienen por la venta de los actuales medicamentos, lo cual les lleva tiempo después a sacar nuevos medicamentos. También es verdad que somos los países ricos los culpables de ciertos precios de los medicamentos, por ejemplo cuando nuestros gobiernos adeudan miles de millones de euros a las farmacéuticas lo cual produce un encarecimiento en previsión del tiempo que estas tardarán en cobrar de la administración. Y por no hablar de los impuestos en los países en que estos tratamientos son comercializados. Otra cosa que pudiéramos discutir con las farmacéuticas es que quieran rentabilizar tanto un medicamento y sacar unos beneficios escandalosos jugando con la vida de las personas.

Debe ser que todo esto también lo ignora o quiere ignorar el señor arzobispo, pero antes de meterse en camisa de once varas, debiera nuestro arzobispo Forrest Gump informarse antes de redactar las homilías y tocar ciertos temitas. Y si el condón distrae al arzobispo Forrest Gump, que no entiendo como un cacho goma puede hacer tal cosa, debe hacerse revisar. A mi no me distrae en absoluto un condón, se los encuentra uno hasta en la calle y pasa de largo sin pestañear.

Para acabar con el SIDA en África las tres palabras mágicas abstención, fidelidad y condones, y para alargar la vida de los pacientes tiene el señor arzobispo tiene que saber decir y exigir a las farmacéuticas abaratar todo lo que pueda alguna o varias de las terapias usuales como convivir, trizivir, kaletra, kivexa, truvada, complera y sobre todo atripla que es el medicamento de moda ahora en España para el tratamiento del VIH y que está dando maravillosos resultados a muchos pacientes, aunque yo exigiría unos genéricos. A mi el condón no me lía ni me distrae como a nuestro pobre y cortito arzobispo.
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