Elena Salgado.

Junto a Maria Teresa Fernández de la Vega y la propia Mercedes Cabrera, es una de las mejores mujeres que tiene el PSOE. Lo que hizo Zapatero con Mercedes Cabrera es de delito, pero hoy hablo de Elena Salgado.

Era una desconocida cuando la pusieron al frente del ministerio de Sanidad. Pero se comportó en todo momento como si tuviera muchísima idea de su área, pienso que por lo menos estudiaba y se preparaba su terreno. No la puedo reprochar nada.

Fue la impulsora de la ley antitabaco, tal vez una de las leyes más importantes promovidas por un ministerio que casi carece de competencias. Se vio obligada a retirar un proyecto de ley contra el alcoholismo, lo cual es una pena porque la idea era buena. También impulsó la ley de clonación terapéutica.

Cuando pasó al ministerio de administraciones públicas la perdí la pista y no puedo decir que labor hizo. Eso si, ni un solo escándalo y ni un solo problema.

Es Elena Salgado una mujer inteligente. Ingeniera industrial por la UPM y licenciada en ciencias económicas por la UCM, con un master en economía. Ha pasado por multitud de cargos de la administración y no se la conocen ni corruptelas ni escándalos. Todo es pura gestión.

¿Está preparada para ejercer de ministra de economía? No lo sé. Cualificada si lo está. Mientras que Trini no está cualificada para nada salvo para ser azafata, Elena Salgado está bastante cualificada para cargos de responsabilidad. Sin embargo se puede estar muy cualificado para Economía y Hacienda y no por ello estar preparado. Su labor al frente del ministerio va a estar repleta de problemas, y parte de esos problemas se cargaron a Pedro Solbes.

El primer problema de Elena Salgado es Zapatero, es un presidente idiota. El segundo problema se llama Miguel Sebastián, que aspira a ser ministro de Economía y Hacienda y se ha quedado a dos velas. Luego vendrán problemas con las comunidades autónomas y con otros ministros. Solbes acabó quemado, lo lógico es tener un presidente que te apoye y respalde, no que te dé la espalda. Y Zapatero se impresiona fácilmente.

Voy a destacar una anécdota suya como ministra de Sanidad. Hace algo más de cuatro años mantuvo unas conversaciones con Martínez Camino que desembocaron aquello en casi una polémica mundial. Fue Martínez Camino a hablar con la ministra, entró a charlar con ella, y tras hacerlo salió radiante, orgulloso, tal vez hasta muy crecido. El caso es que unos periodistas le preguntaron sobre la postura de la Iglesia sobre el condón y entonces vino a repetir las tesis de la ministra. La polvareda fue tremenda, aparecieron multitud de críticas en verso y en prosa, y Martínez Camino fue obligado públicamente a desdecirse. Recuerdo que aquella tarde nos reíamos los de Somos Iglesia en una reunión pensando en que le habría dado Elena Salgado a Camino para que casi perdiera los Cristos. Lo último que supe de la polémica, es que Cristina y Camino volvieron en la COPE a reavivar la polémica riéndose de la polémica sobre el condón y Camino lejos de desdecirse, según me contaron, parecía reafirmarse entre risas.

Pues en fin, mis felicitaciones a Elena Salgado y deposito en ella mi confianza en que sepa sacarnos de esta crisis. Aunque le recomiendo que guarde en su mesa un sobre con la dimisión, pues el ministerio que le ha tocado es difícil, complicado y hasta puede verse ninguneada por las ambiciones personales y el ansia de personas sin escrúpulos que orbitan alrededor del presidente del gobierno. Más vale que si piensan pasar por encima de ti, es bueno tener un arma con la que amenazar, y Solbes tal vez en eso no se quedó atrás cuando planteo reiteradamente hace años su dimisión o sugirió desear irse.
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