Hawking chochea.

Seguir sosteniendo la farsa de Hawking y sus sandeces es una estupidez. Ese hombre hace tiempo que ha perdido la cordura y ahora se la tiene jurada a las religiones. La física no puede involucrarse en campos donde nada tiene que decir, y sobre Dios no puede decir nada porque no es objeto de su estudio. Hacer lo que hace Hawking es para darse notoriedad en el mundillo de los filósofos y vender uno de sus libros, en el mundo de las ciencias hoy por hoy, este hombre ya no tiene ninguna notoriedad. Hace años que no hace ciencia y que no investiga al mismo nivel que sus colegas universitarios, no por incapacidad, sino porque sus intereses son otros.

Todo lo que este hombre escribe, es dudoso que sea solo suyo. Tantas horas se pasa para escribir un párrafo que es imposible que pueda escribir hoy por hoy lo que escribe, su obra es extensa, y a parte de escribir, este hombre pierde gran parte de su tiempo descansando y cuidándose su salud, que es precaria. ¿Donde está su trabajo de documentación y estudio? ¿No existe? Y lo que hoy dice no es fruto de una reflexión profunda y contrate de opiniones. No puede casi mantener conversaciones, y si las tiene con alguien se le va la tarde volando.

Ya basta de pretender considerarle como una eminencia. Nadie es perpetuamente una eminencia, y a veces las cabezas más lúcidas se oscurecen. La de Hawking hace años que se oscureció y ahora es solo un hombre a punto de perder la cordura (claro que tal vez la perdió ya). Rodeado por un círculo de jóvenes físicos que no podrán publicar ningún artículo salvo que Hawking firme o les de fama.

Si Dios existe y es todopoderoso, habrá hecho el universo como le de la gana. O sino lo hizo él eso no lo podemos saber ni lo puede confirmar la física. Por tanto, la opinión de Hawking sobre teología tiene tanta validez como la mía sobre filatelia, o sea, ninguna.
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