Cuando frecuentaba la parroquia de Nuestra Señora del Buen Suceso, según nos contaba un sacerdote, los no bautizados no son hijos de Dios sino criaturas de Dios. En aquel momento estallé en una de mis habituales rebeldías y dije que si eso lo decía la Iglesia Católica yo no estaba dispuesto a aceptarlo.
Existe un temor enorme a que renegando del pecado original (se sabe que Adan y Eva no existieron y ese pasaje del génesis es inexacto) y catalogando a toda la humanidad como hijos de Dios el bautismo pierda su sentido. También hay temores entre los cavernícolas, como el líder de la Caverna, a aceptar que puedan salvarse los no cristianos.
Lo cierto es que les guste o no, la realidad es que toda la humanidad es familia de Dios, todos somos hijos de Dios, y que el famoso pecado original es una teoría retorcida y basada en un error histórico dentro del mundo religioso. Más vale aceptar esto, y que caiga lo que tenga que caer, porque tengo tanta confianza y tanta Fe en Dios, que me parece malo atribuirle una distinción tan absurda a un ser superior que ama desmedidamente a la humanidad. Lo que Dios hizo, hace y está haciendo por nosotros no es normal en un ser desinteresado, solo es atribuible a un padre o a un ser que ama como Padre.