La Iglesia se queda cada vez más sola.
Para desgracia de la Iglesia, son cada vez menos los católicos, pero a ciertos católicos de mentalidad retrasada les da igual, más bien piensan que cuanto menos católicos haya, mejor. Todavía creen que en medio de su cada vez mayor soledad son sal para el mundo cuando es todo lo contrario, el mundo les rechaza a ellos por lo cáusticos y estériles que son. Por más que griten insultos contra el mundo, este les responde unas veces con indiferencia y otras con la misma moneda.
La Iglesia va camino de su desaparición, y por más que se rece a Dios para que haga un milagro, todo parece indicar que este no está por la labor. Incluso en encuestas propias y ajenas la Iglesia Católica decae en Italia, en Francia, en España, en Irlanda, en América Latina y hasta en la Polonia Wojtyliana. Apenas avanza en EEUU y ya es un mérito. En Asia y África tienen avances, pero eso no va a ser siempre así, pues los protstantes pronto cogerán la delantera.
Cabe preguntarse por las razones. Hay quien dice que es el materialismo, otros que es el hedonismo, otros que la cultura actual hostil a lo religioso. Pero todo esto lo hubo antes, incluso dentro de la Iglesia Católica y se superó. No hablemos de Papas con amantes, con fortunas inmensas logradas tras el expolio, o de las guerras de religión, o de estados hostiles a la Iglesia como los hubo a en el medioevo y en la edad antigua, durante el medioevo o en la edad moderna. Todo eso se superó y la Iglesia sobrevivió.
¿Pero por qué ahora eso mismo no se supera? Antes la Iglesia podía dar, y daba, respuesta a muchas de las preguntas e inquietudes humanas. De hecho en algunos países aun es capaz de tal cosa. Pero los tiempos cambian, las situaciones son muy diferentes y la Iglesia no puede y no logra responder a los problemas actuales. Lo peor es no solo no saber dar una respuesta, sino que es incapaz hoy de dar respuesta a temas de antaño y se enfrasca en respuestas antiguas ya superadas.
Tenemos en nuestra Iglesia un enemigo interno muy peligroso, un cáncer que matará al catolicismo como es la intolerancia y el irracionalismo de cierto sector. Estos, a golpe de tradición están dispuestos a matar a la Iglesia antes que cambiar ellos de parecer. No se trata de discutir dogmas fundamentales, como la resurrección, se trata de revisar planteamientos morales y teológicos, incluso hay dogmas sin importancia fundamental alguna como el famoso himen de la Virgen Maria, que a mi me parece esperpéntico llegar a hacer teología con eso.
Si se quiere buscar unos culpables, ellos tienen hoy muchísima culpa. Veinticinco años de Wojtylianismo han sido inútiles, e incluso con Ratzinguer tampoco hay mejora. Se hace muy necesario un cambio de rumbo o de lo contrario los sacramentos terminarán recibiéndolos cuatro orgullosos pelagatos, orgullosos de haber arrasado con todo.
La Iglesia va camino de su desaparición, y por más que se rece a Dios para que haga un milagro, todo parece indicar que este no está por la labor. Incluso en encuestas propias y ajenas la Iglesia Católica decae en Italia, en Francia, en España, en Irlanda, en América Latina y hasta en la Polonia Wojtyliana. Apenas avanza en EEUU y ya es un mérito. En Asia y África tienen avances, pero eso no va a ser siempre así, pues los protstantes pronto cogerán la delantera.
Cabe preguntarse por las razones. Hay quien dice que es el materialismo, otros que es el hedonismo, otros que la cultura actual hostil a lo religioso. Pero todo esto lo hubo antes, incluso dentro de la Iglesia Católica y se superó. No hablemos de Papas con amantes, con fortunas inmensas logradas tras el expolio, o de las guerras de religión, o de estados hostiles a la Iglesia como los hubo a en el medioevo y en la edad antigua, durante el medioevo o en la edad moderna. Todo eso se superó y la Iglesia sobrevivió.
¿Pero por qué ahora eso mismo no se supera? Antes la Iglesia podía dar, y daba, respuesta a muchas de las preguntas e inquietudes humanas. De hecho en algunos países aun es capaz de tal cosa. Pero los tiempos cambian, las situaciones son muy diferentes y la Iglesia no puede y no logra responder a los problemas actuales. Lo peor es no solo no saber dar una respuesta, sino que es incapaz hoy de dar respuesta a temas de antaño y se enfrasca en respuestas antiguas ya superadas.
Tenemos en nuestra Iglesia un enemigo interno muy peligroso, un cáncer que matará al catolicismo como es la intolerancia y el irracionalismo de cierto sector. Estos, a golpe de tradición están dispuestos a matar a la Iglesia antes que cambiar ellos de parecer. No se trata de discutir dogmas fundamentales, como la resurrección, se trata de revisar planteamientos morales y teológicos, incluso hay dogmas sin importancia fundamental alguna como el famoso himen de la Virgen Maria, que a mi me parece esperpéntico llegar a hacer teología con eso.
Si se quiere buscar unos culpables, ellos tienen hoy muchísima culpa. Veinticinco años de Wojtylianismo han sido inútiles, e incluso con Ratzinguer tampoco hay mejora. Se hace muy necesario un cambio de rumbo o de lo contrario los sacramentos terminarán recibiéndolos cuatro orgullosos pelagatos, orgullosos de haber arrasado con todo.