Munilla, un obispo problemático.
Sin embargo, nombrar a Munilla (hecho sacerdote por Setién y formado por Don Marcelo) sería un grave desacierto. Munilla es un obispo incapacitado para conectar no solo con las diócesis vascas, sino que incluso no conecta del todo bien con Palencia, donde más bien se le consiente todo y a regañadientes. Lo que hizo con el seminario no gustó en la diócesis.
Por otra parte, es Munilla un obispo prejuicioso y de muy duras palabras, pues le importa tres pepinos las consecuencias de lo que dice y las repercusiones de las mismas en y para la Iglesia. Es propenso a no caer bien salvo a quien le puede promocionar, y le da igual tener un enemigo o un millón, le encanta como a nadie la adulación, y si le encandilan una diócesis vasca sin duda acabarán quemados tanto él como el clero.
Munilla no vale como pastor, y creo que como obispo debieran ponerle en un cargo secundario de un dicasterio vaticano, tal vez como funcionario sirva mucho mejor. Aunque, creo que este individuo luchará por su autopromoción, y por darle misa a su séquito de meapilas y retirarsela a quienes no le caen bien.
¿Que obispo es ideal para San Sebastián? Pues a mi juicio se requiere buscar a un sacerdote que despierte la admiración de todos, con muchísimas virtudes, que fomente vocaciones, que haga que el clero donostiarra abandone por propia voluntad la deriva nacionalista para ser un clero de todos, de españolistas y nacionalistas. Un obispo pobre, fiel a la Iglesia y moderadamente progresista o conservador sería ideal, y que por supuesto sepa condenar a ETA con dureza y acercar a todos, sin excepción, a la Iglesia.
Si la pretensión del nuncio es matar episcopalmente a Munilla con su traslado a San Sebastián, me parece una estrategia acertada. La pena es que la esterilidad de Munilla solo servirá para destrozar aun más la diócesis donostiarra.