A los que me acusan de intransigente.

No soy un intransigente, aunque algunos os empeñéis en pensar que me he vuelto así. Soy una persona bastante tolerante, y quien me conoce lo sabe. Ahora bien, me molesta mucho que en el nombre de la tolerancia deba joderme yo u otros por la intolerancia ajena.

Una cruz es el símbolo de una religión o conjunto de religiones, religión o religiones que transmiten fuertes valores en los que se ha inspirado la sociedad europea actual. La cruz es el símbolo de un hombre al que mataron personas intransigentes, de un hombre que predicó por los desfavorecidos, por las mujeres, de un hombre que se negó a apedrear a una prostituta o a una mujer infiel a su marido y en cambio la exculpó. Para los católicos la cruz simboliza mucho más, pero para cualquier persona esa cruz debe ser el resultado de la peor de las intransigencias del hombre.

Hablar de Jesús de Nazaret (o como a mi me gusta llamarle; Cristo) es hablar de uno de los más grandes personajes históricos. En la historia reciente se admira mucho a Gandhi, incluso al desconocidísimo Buda, pero a mi estos personajes me parecen grandes y admirables.

Pero cuando hay gente que se empeña en borrar las cruces, no lo hacen por una cuestión de ofensa religiosa a sus personas, lo hacen simplemente movidos por el rencor. Su rencor les fuerza a odiar todo lo que huela a religión, y como nos odian a todos por nuestras creencias, se empeñan en retirar nuestros símbolos, en atacar nuestras procesiones, en insultar nuestras creencias, e incluso en borrar inocuas tradiciones. Por ser rencorosos, odian que recemos por todos o que existan tantas iglesias, fieles y organización.

Los tribunales no son infalibles, y en mi opinión, en este asunto se equivocan bastante. La pregunta que debe hacerse un juez es por la finalidad del demandante de retirar o no los crucifijos. Las leyes cierto que están para cumplirlas e interpretarlas, pero a la hora de interpretarlas, hay que preguntarse por los intereses del demandante.

Hay gente a la que le puede molestar el ruido y a otros no, hay quien le molesta vivir en lugares donde hay al lado un fétido estercolero, a alguno puede que no le moleste. Pero es que hay cosas que podemos comprender que nos moleste porque nos hacen daño, y no porque le hagan daño a la mayoría. En ocasiones a una minoría le molesta o le hace daño ciertas palabras usadas por la mayoría de los habitantes, y es entonces cuando para evitar ofender acostumbramos a usarlas menos o no usarlas. Hasta ahí nos esforzamos todos.

Pero la tolerancia tiene sus límites, y no podemos transigirlo a todo, porque entonces pasamos de ser tolerantes a ser unos gilipollas. Hay gente en este país que odian o les molesta la bandera constitucional y exhiben una tricolor, ¿tenemos que retirar nuestra bandera para poner la suya? Hay gente en este país que les molesta que exista una ley del divorcio, ¿tenemos que eliminarla para darles gusto a ellos? Hay gente que les molesta los condones o las píldoras anticonceptivas ¿debemos retirarlas para darles gusto a ellos? Hay gente que odia las religiones, ¿debemos eliminarlas por solifdaridad con ellos? Hay gente que le molesta que le priven de su libertad por un delito, ¿debemos darles la libertad y que delinquen? Hay gente, como yo, a los que nos molesta el presidente del gobierno, ¿debe todo el mundo ser solidario conmigo y dejar de votar a este señor? Pues si por darme gusto a mí están dispuestos a hacerlo, entonces son unos gilipollas.

Y hago estas preguntas: ¿Qué daño hace una mísera cruz? ¿Qué daño hacen dos hombres besándose? ¿Qué daño hace una mujer con su velo en la cabeza? ¿Qué daño hace nuestra bandera o nuestra constitución? Pues en mi opinión ninguno. Y si a alguien le molesta, es que ciertamente es sospechoso de tener un problema grave.
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