La comunión a los asesinos.

De los muchos malos precedentes creados por Juan Pablo II, uno de ellos fue el irle a dar la comunión a Augusto Pinochet. Curioso caso de criminal, de sinvergüenza y cerdo sin escrúpulos, que asesinó a montones de personas sin ni siquiera arrepentirse públicamente de sus crímenes o pedir perdón por los mismos. Desde luego su acción no dejó indiferente, y ese error papal ha costado y costará más de un anacronismo a la Iglesia cuando se quiera excomulgar a un político por lo del aborto.

Y es que para Juan Pablo II parecía tener menos valor un político comunista o uno socialista que un feto de dos o tres semanas. Sin duda en aquellos días del golpe, Chile pasaba por un periodo convulso por culpa de un presidente imbécil (al más puro estilo Zapateril), como era Allende. Un golpe de estado podría ser justificable, si tiene unos pocos muertos, me parece bastante injustificable, si estos son por millares y más con desapariciones y muertes posteriores al golpe, no hay justificación alguna. Y Juan Pablo II que conoció la dureza de una dictadura, fué un incoherente apoyando y respaldando al que propició otra dictadura.

Hoy tenemos un caso en Latinoamérica de intervención militar, Honduras, con un expresidente impresentable (Manuel Zelaya) que quería perpetuarse en el poder aliándose con Hugo Chávez. Aquello dista mucho del golpe de estado en el Chile de los 70, y las tensiones no eran las mismas. Pero está claro que muertos no ha habido casi ninguno, salvo algún exaltado manifestante. Y el nuevo gobierno, ha tratado de imponer el orden sin causar bajas entre sus detractores. Algún intento de amordazar a la prensa ha habido y han tenido hasta que dar marcha atrás. Pero la democracia siguió tras la expulsión del presidente, pues hay unas elecciones democráticas.

Pero el caso que tenemos es que se plantea la excomunión de José Bono y otros católicos socialistas por respaldar una ley que no va a reducir el número de abortos, (yo creo y pienso que los aumentará). Bono no ha matado a nadie, y las criaturas que morirán sin lugar a dudas en las clínicas abortistas van a morir igual con esta ley o con la anterior. Lo que José Bono ha votado no es peor que nuestra indiferencia diaria con la muerte de montones de criaturas, tal vez si hubiese habido ese clamor antiabortista hace 8 años y se hubieran propuesto medidas, otro gallo cantaría. Pero, ¿Cómo aplicarle una excomunión si Juan Pablo II no se la aplicó a Pinochet? Es más, si el propio Francisco Franco antes de morir oficialmente no fue excomulgado por aplicar unas penas de muerte en contra de la voluntad del Papa Pablo VI. De hecho hasta recibió cristiana sepultura con exequias celebradas por parte del Cardenal Don Marcelo González Martin.

Con semejantes precedentes, y con otros que podríamos buscar, ¿Cómo demonios se nos ocurre aplicar entonces una excomunión a José Bono y a otros católicos que votaron por la nueva legislación? Es más, excomulgado debió de quedar hasta el Papa Pio IX el día en que firmó las sentencias de muerte contra unos anarquistas, y eso que hasta hubo ruegos para que no hiciera tal cosa y los condenara solo a cadena perpetua.
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