Las desconcertantes palabras de Kiko Argüello.

Las palabras de Kiko Argüello me han desconcertado un montón. Sino fuera por el pasado ultraconservador de Kiko, juraría que ha hablado algún progresista de la Asociación de Teólogos Juan XXIII. Frases como:

"Porque antes del Concilio Vaticano II, la Iglesia se comprendía como si fuera una pirámide, donde arriba estaba el Papa, los cardenales, los obispos, los párrocos, los religiosos, las religiosas… Y en la base estaba el Pueblo de Dios. Y Juan XXIII dijo que había que darle la vuelta. Y dio la vuelta a la pirámide y puso arriba el Pueblo de Dios."


O la frase:

“hasta que no apliquemos el autentico concilio y no el virtual no veremos sus frutos”.


O incluso:

Nos acusaban por las catequesis, de que en la cuarta catequesis… Un follón, lo hemos pasado fatal. En aquella época había muchos obispos muy integristas, muy unidos a los políticos de la dictadura; hemos sufrido mucho. Pero ahora, gracias a Dios, es distinto. Esta mañana, ¿qué ha pasado?


No comprendo a que dictadura (tal vez la de Franco), ni entiendo que obispos estaban unidos a cuales políticos. ¿Se refiere a Guerra Campos y a Don Marcelo? Pero luego está esta otra escandalosa frase de Kiko que pareciera venir de alguno de los que creemos que a Juan Pablo I se lo cargaron:

“vamos a pedir por el, para que no se lo carguen, para que no muera pronto, y pueda hacer todas las reformas que quiere”.

o el repentino disgusto con el pontífice Benedicto XVI:

Yo quisiera, después de los milagros que va a hacer este Papa con nosotros, mandarle a Benedicto XVI una carta dándole las gracias. Porque gracias a que ha dimitido, la Iglesia se va a reformar, gracias a su sacrificio va a ser una explosión.


Y luego después:

Ha habido Papas que tenían noventa y siete años y ni siquiera leían porque ya no tenían ni fuerza para leer. León XIII leía la primera frase y después decía: ¡Mañana lo leéis en L’Osservatore Romano; leía las dos primeras frases y el resto había que leerlo en L’Osservatore Romano. Y nadie se escandalizaba. Nunca ha habido un Papa que dimita en ese sentido. O sea, que ha sido verdaderamente un acto que viene del cielo, realmente ha sido algo maravilloso el bien que ha hecho, el bien que nos ha hecho a nosotros y que va a hacer a toda la Iglesia si se pone a seguir las huellas de san Francisco de Asís: pobreza y Anuncio del evangelio. Y somos nosotros una obra que Dios ha inspirado para ayudar a la Iglesia en esta misión de anunciar el evangelio por las plazas, por las cárceles.


Esto me ha parecido también increíble, capaz de de apoyar la renuncia de un Papa por no poder leer y en cambio haber respaldado y homenajeado a Juan Pablo II por morir en el cargo a pesar de estar incapacitadísimo. Pero sobre todo que se alegra y piensa que Benedicto XVI dimitiera porque les viene bien a ellos. Si cambiásemos Camino Neocatecumenal por Asociación de Teólogos Juan XXIII y el nombre de Kiko Argüello por Juan José Tamayo no podrían desconcertarme nada estas palabras.

No sé si todo esto que dice Kiko Argüello es un acto de desesperación o de prepotencia, si fuera un teólogo de la Asociación de Teólogos Juan XXIII pensaría que desde allí están esperanzadísimos con el cambio de pontíficado. Pero la verdad es que me desconcierta que el fundador de un movimiento neoconservador pensase que un Papa como Benedicto XVI que los ha recibido muchas veces, que también los ha mimado y privilegiado, que no los ha condenado sino pedido pequeñas rectificaciones en la misa, y que por solo no aprobar unas celebraciones, haya recibido como gratitud esta alegría por su dimisión y se lo compare con un incapaz para el cargo, cuando más incapacitado estaba su sucesor por el que Kiko manifestó muchos elogios por morir en el cargo.
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