El descrédito de los meapilas y de los obispos.

Cierto sacerdote, Tomas de la Torre”, critica a nuestro director de Religión Digital, José Manuel Vidal, por una de sus muchas críticas a la Conferencia Episcopal, en especial al portavoz de la conferencia episcopal: Juan Antonio Martínez Camino.

Tomas de la Torre es el prototipo de sacerdote bobo que se hizo y se hace bobo así mismo, igualito que Martínez Camino, o tal vez quieren hacerse pasar por unos bobos listos. Y es que es ridículo que para defender a los obispos o al propio Reig Pla, sea necesario desacreditar a todos los periodistas que recogieron de una forma crítica o favorable las opiniones ofensivas de un obispo que alberga rencores y prejuicios en lo más profundo de su ser.

No se puede culpar de esta forma a la prensa, el culpable es Reig, y en lugar de ser tan cobarde y orgulloso el señor obispo de Alcalá, como meapilas son algunos de sus defensores, debiera tener el gesto valiente de pedir disculpas y rectificar sus comentarios. Y los otros dejar de caer en el relativismo que tanto les conviene, porque cuando se trata de insultar a homosexuales, a aborteras, a teólogos discrepantes, etc, son los primeros en justificar palabras y hechos que en boca de cualquier otro y empleadas contra sus amiguetes constituyen una ofensa o un insulto.

Si Reig dice mañana que los homosexuales son tontos, los meapilas terminan justificándolo o incluso afirman que se sacaron sus frases de contexto. Si Reig dice que las mujeres que abortan son fulanas, los meapilas erre que erre, vuelven a apoyar o incluso a reafirmar que se sacaron las frases de contexto.

Siempre es todo el mismo discurso, siempre es la misma historia, siempre es la misma cobardia y la misma y rastrera forma de ser de justificarlo todo. Son incapaces de pedir perdón, son incapaces de autocorregirse, son incapaces de autocriticarse, y tras esta incapacidad grave y manifiesta, quieren esta panda de hombres de negras prendas y negros corazones, que se revisten de blanco para zampar hostias, decirnos que vayamos al confesionario, hagamos el examen de conciencia respectivo, recemos un par de plegarias, y comulguemos de rodillas en gesto de obediencia.

Me es imposible comulgar con esta gente, me es imposible hacer caso a gente tan mala, tan hipócrita, tan incapaz de darse cuenta que hacen daño a montones de personas con sus comentarios, gente que vive en la opulencia, comiendo a cuerpo de rey o de Reig (porque bien obseso está el propio obispo con su pecado de la gula a flor de piel).
¿Cómo puedo confiar en una Conferencia Episcopal incapaz de pronunciarse ante ciertas injusticias de la reforma laboral? ¿Cómo confiar en una conferencia Episcopal que guarda silencio cuando a ciertas personas les van a retirar derechos en sanidad y que no están en España por turismo sanitario?

Me es imposible confiar en ellos, me es imposible tomarles en serio, son hipócritas incluso cuando mienten asegurando que el dinero de la casilla de la declaración de la renta va a Cáritas y obras sociales con sus anuncios, pues basta con ver los presupuestos de la Conferencia Episcopal para darse uno cuenta que nada de los ingresos de la asignación tributaria es destinada Caritas o a cualquier institución de fines sociales de la Iglesia Católica.
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