La escoria evangélica carga de nuevo contra los crucifijos.

Eso es lo que opino de la Alianza Evangélica, que son escoria. Y es que es incomprensible como se puede ser laicista y criatiano. Estos evangélicos, que digo yo no serán la gran mayoría de ellos, quieren sorprendernos a todos uniéndose al coro de las extravagancias. Y mientras rezan a Dios, al diablo ponen velas apoyando la retirada de la cruz de los espacios públicos.

Pues si la moda de creerse la laicidad del estado consiste en apoyar el estado laicista, los evangélicos pagarán las consecuencias. Pero cuando se trata de pedir dinero al estado, casilla de la declaración de la renta, asignatura escolar, o lo que se les ocurra, lo hacen al tiempo que intentar quitarle su estatus a otras confesiones religiosas.

Lo siento, pero no tengo una buena opinión de esos evangélicos. Es más, creo que individuos como esos son lo que hay que combatir, pues quieren conquistar su privilegios retirándoselos a los de los demás.

¿Y desde cuando no es la cruz un símbolo de los evangélicos? De la Alianza Evangélica todo apunta a que acabaran renegando de la misma y hasta combatiéndola como una de sus hermanas sectas, los Testigos de Jehová. En su logo, han apostado por un conjunto de manchas de colores que les queda muy gay. Y es que es tal su odio y rencor hacia todo lo católico, que hasta acaban combatiendo a Cristo eliminando la presencia de la cruz, que es el mayor símbolo del amor de Dios a los hombres.
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